El presidente del sindicato de trabajadores automotrices de Estados Unidos (United Auto Workers-UAW), Shawn Fain, convocó a 7.000 trabajadores más a sumarse a la huelga del sector, que desde hace dos semanas reclama mejoras salariales y un recorte de la semana laboral, de 40 horas a 32.
El llamado atañe a dos plantas, una de Ford en Chicago, Illinois, y otra de General Motors en Lansing, Michigan, cuyos empleados se sumarán a los 18.600 ya en cese de actividades desde hace dos semanas.
Los trabajadores en huelga recibieron el apoyo esta semana del presidente Joe Biden, quien se desplazó el martes a un piquete en un centro de distribución de autopartes de General Motors en Belleville, en los suburbios de Detroit. El Partido Demócrata tiene en los sindicatos un aliado histórico y no es raro que un candidato en carrera, como es Biden, haga este tipo de actos. El mandatario consideró legítimo que el sindicato reivindique un aumento de salarios de 40% para el nuevo acuerdo colectivo a cuatro años.
En tanto, el expresidente Donald Trump estuvo en Michigan el miércoles y visitó una fábrica de piezas independiente de los grandes fabricantes y fuera de la órbita del sindicato UAW.
Trump señaló a Biden como el causante del conflicto por su política de transición energética hacia vehículos eléctricos. Este tema si bien en segundo plano, es el verdadero trasfondo del conflicto: las tres empresas de autos en conflicto dicen que deben destinar sus enormes ganancias a amortizar la reconversión tecnológica que exige el futuro auto eléctrico. A su vez, las plantas de autos eléctricos, como las de Tesla, usan muchos menos obreros que las tradicionales. Esto es así porque un auto convencional es mucho más complejo que uno eléctrico.
El gremio UAW representa a casi 150.000 trabajadores de la industria automotriz estadounidense.
Los tres centros afectados son las instalaciones de montaje de Wentzville, en Misuri, para General Motors; Toledo, en Ohio, para Stellantis (Chrysler-Fiat), y Wayne, en Michigan, para Ford.
Hasta ahora, las tres empresas con sede en Detroit presentaron propuestas que ofrecían un aumento salarial del 20% durante la vigencia del convenio, pero mantenían la semana laboral de 40 horas.
Esta es la primera vez en la historia que se convoca una huelga a la vez en las fábricas las tres principales empresas automovilísticas de Estados Unidos.
Bajo el liderazgo de Fain, UAW ha adoptado una postura agresiva en las conversaciones, acusando a las empresas de “codicia corporativa” y criticando los salarios de los directores generales de los “Tres Grandes”, de más de 20 millones de dólares cada uno.
El sindicato busca aumentos salariales del 40%, que igualarán los aumentos promedio de los directores generales durante los últimos cuatro años.