“Los desechos humanos y la basura exacerban el problema de la contaminación en las
montañas”, explicó el guía Dawa Steven. El sherpa añadió que está en contacto con montañeros
de todo el mundo “para desarrollar un código de conducta para las futuras
expediciones”.
La “ecoexpedición” al Everest se propone limpiar la montaña
de bombonas de oxígeno, latas de comida y contenedores de gas que han dejado expediciones
anteriores.
El escalador calculó que en el Everest hay entre cinco y diez toneladas
de basura, aunque admitió que es difícil precisar la cantidad exacta de residuos en el pico más
alto del mundo.
“Recaudo dinero para recoger toda esta basura”, explicó el
montañero.
También anunció otras iniciativas para proteger las montañas, como
ofrecer un dólar por cada kilo de basura que los expedicionarios no dejen en los montes.
Desde que hace 50 años sir Edmund Hillary y su sherpa Tenzing Norgay
lograran conquistar el Everest, el turismo pone en peligro ese frágil ecosistema montañoso.
Más de dos mil personas llegaron a la mítica cima y muchos miles más lo
intentaron. Pero todos, al bajar, además de banderitas gloriosas, dejaron el peor recuerdo posible
de su presencia, toneladas de basura.
Por otra parte, ante el auge del turismo, las aldeas cercanas crecen
desmesuradamente. En los senderos hacia la cumbre se explotan restaurantes, bares y cibercafés.
Mientras, la basura crece e impacta al ambiente.