A todo esto, el presidente Daniel Noboa advirtió que los jueces y fiscales que ayuden a los líderes de grupos terroristas identificados también serán considerados parte de la red de terrorismo.
“Esto no lo podemos combatir de un solo lado, y no es solo bala, es también en la Función Judicial. Nosotros consideraremos a los jueces y fiscales que apoyen a líderes identificados de estos grupos terroristas también como parte del grupo terrorista”, afirmó en entrevista con radio Canela TV.
Noboa había decretado su primer estado de excepción y toque de queda nocturno el lunes pasado. Era su respuesta a la presunta fuga de la cárcel de Adolfo Macías, alias “Fito, el líder de una banda criminal local a la que las autoridades atribuyen nexos con el cartel mexicano de Sinaloa que cumplía una condena de 36 años de cárcel por asesinato, narcotráfico y otros delitos.
¿Cómo llegó Ecuador a esta situación? ¿Cuándo se convirtió en un país tan violento?
Respuestas:
La violencia empezó a tener repercusión pública en febrero de 2021 con una masacre en el interior de la prisión más violenta del país, la denominada Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, considerada la ciudad más peligrosa del territorio.
El sangriento enfrentamiento en esa cárcel dejó al menos 79 reclusos asesinados y fue el primero de una secuela de violentos choques entre reclusos de bandas rivales.
Según las autoridades, las disputas dentro de las cárceles se originaron con la muerte en diciembre de 2020 de un capo del narcotráfico líder de la banda Los Choneros, Jorge Luis Zambrano, alias “Rasquiña”, vinculada al narcotráfico internacional. Creció así la división interna entre grupos locales que buscaban captar su poder.
En septiembre del mismo año se produjo la peor masacre carcelaria en la que 119 reos fueron asesinados en distintos centros penitenciarios, algunos de ellos, decapitados. En total, unos 18 choques violentos dentro de las cárceles han dejando más de 450 prisioneros muertos en los últimos tres años.
La violencia en las cárceles, que las autoridades aseguran que se han convertido en centros de control del crimen organizado, permeó hacia las calles y en Ecuador se desbordaron otros delitos contra ciudadanos como secuestros, asesinatos, robos, extorsiones y más, que han llevado al país a ser uno de los más violentos de la región.
El año 2023 culminó como el más violento de la historia de Ecuador, con más de 7.600 asesinatos, muy por encima de los 4.600 con los que terminó el 2022, que a su vez duplicaban los 2.100 homicidios de 2021.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, que asumió el cargo hace un mes y medio, tras ganar las elecciones en octubre luego de una campaña marcada manchada de sangre, prometió erradicar la violencia con su plan Fénix, una estrategia de seguridad de la que no se han revelado detalles y que, hasta el momento, no ha frenado los actos de violencia en el país.
A raíz de la desaparición de la cárcel de alias Fito, decretó un estado de excepción y toque de queda nocturno para movilizar a policías y militares a las calles. Con esa disposición, se restringen derechos como el de libre movilidad, reunión, inviolabilidad de domicilio o de la correspondencia.
Con el ataque al canal TC Televisión, Noboa dio un paso más y declaró el martes a Ecuador en “conflicto armado interno” e identificó a los grupos del crimen organizado como “terroristas y actores estatales no beligerantes”.
Entre las organizaciones delictivas mencionadas en el decreto están Los Choneros y Los Lobos, a las que pertenecen los dos cabecillas presuntamente fugados de la cárcel entre el domingo y el martes, así como los Tiguerones, los Lagartos o los Aguilas Killer, citados recurrentemente en episodios de violencia anteriores en el país.
¿Cómo avanzó tanto el poder del narcotráfico en el país?
Las autoridades ecuatorianas del actual gobierno y de los dos anteriores -de Guillermo Lasso (2021-2023) y de Lenín Moreno (2017-2021)- han sostenido que la violencia empezó inicialmente en las cárceles por disputas entre bandas criminales por el control de esos centros, así como de rutas nacionales e internacionales para la distribución de drogas.
También por el dominio de territorios para la venta de los estupefacientes a nivel local.
De ahí, saltó a las calles hasta alcanzar a la ciudadanía y sus negocios. Los gobiernos que precedieron al de Noboa, especialmente en de Lasso, también decretaron varios estados de excepción y toques de queda.
El ex ministro de Defensa, Luis Hernández, aseguró a The Associated Press que el asalto al canal de televisión devela que el crimen organizado “percibió la debilidad del Estado”, por lo cual creyeron que fácilmente podían impartir acciones para “atemorizar” al país “y ponerlo en situación de pánico”.
Ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína, Ecuador fue durante muchos años un país a salvo del narco, pero en los últimos tiempos se ha transformado en un nuevo bastión del tráfico de droga con una veintena de bandas enfrentadas por el control del territorio, pero unidas en su guerra contra el Estado.
El 2023 cerró con 220 toneladas de droga incautadas, nuevos récords en la nación de 17 millones de habitantes.
Noboa, de 36 años, llegó al poder en noviembre como el presidente más joven en la historia de la nación con la promesa de enfrentar con mano dura al narco. Fue elegido por 18 meses para completar el mandato de cuatro años de su predecesor Guillermo Lasso.
Su decreto de “conflicto armado interno” otorgó estatus beligerante a las bandas y le permite al Gobierno tomar medidas para enfrentarlas.
Pero las balaceras, secuestros, extorsiones, fugas de presos y motines carcelarios no ceden.
Desde 2021 los choques entre presos han dejado más de 460 muertos. Además, los homicidios en las calles entre 2018 y 2023 crecieron en casi 800%, al pasar de seis a 46 por cada 100.000 habitantes.