Las personas mayores que involuntariamente "cabecean" durante el día corren un
riesgo cuatro veces mayor de sufrir ataques cerebrovasculares, señala un nuevo estudio hecho por
científicos estadounidenses. "Quienes acostumbran dormitar en el día tienen entre dos y cuatro
veces más posibilidades de sufrir ataques o derrames cerebrovasculares que quienes no
cabecean".
Durante una conferencia internacional sobre ataques
cerebrovasculares, el equipo de investigadores recomendó a los médicos supervisar a las personas
mayores que cabecean hasta quedarse dormidas frente al televisor.
En el estudio se le preguntó a unas dos mil personas cuán a
menudo se quedaban dormidas ante diferentes situaciones. La lista incluía pequeñas siestas frente
al televisor, sentados y hablando con alguien, sentados tranquilamente después de un almuerzo
familiar sin haber consumido bebidas alcohólicas y, brevemente, al conducir un auto en medio del
tráfico.
El riesgo de ataque en los dos siguientes años fue 2,6
mayor en la gente que se dejaba vencer ocasionalmente por el sueño, en comparación con quienes no
lo hacían. Entre quienes señalaron que se quedaban dormidos frecuentemente el riesgo fue 4,5 mayor
de lo esperado.
Los investigadores también encontraron que aumentó
notoriamente el riesgo de ataque cardíaco o muerte por enfermedad vascular.
"Son cifras significativas", dijo la doctora Bernadette
Boden-Albala, profesora asistente de neurología en la Universidad de Columbia, Nueva York, y
encargada del estudio. "Nos sorprendió que el impacto fuese tan grande para un período tan corto",
aseveró.
Mal sueño. Investigaciones previas mostraron que quienes sufren de apnea del
sueño —cese de la respiración mientras se duerme— tienen una posibilidad mayor de
ataque cerebrovascular.
"Con lo que sabemos ahora, vale la pena evaluar a los
pacientes que tienen problemas para dormir", dijo Bodem-Albala.
El doctor Heinrich Audebert, especialista en ataques
cardiovasculares del Hospital St. Thomas, de Londres, encontró lógicos los resultados. "La apnea
del sueño es un factor de riesgo para ataques cardiovasculares y en los países mediterráneos está
asociada con un leve aumento del riesgo de ataques", dijo, y agregó que los pacientes que tenían
apnea del sueño mostraban subidas de presión.
Las conclusiones del estudio podrían ser leves ataques cardiovasculares no
diagnosticados que provocan daños en el cerebro y le dan más sueño a la persona durante el día.