El 13 de noviembre de 2025, Argentina y Estados Unidos anunciaron un Marco para un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíprocos, un entendimiento que abre camino a negociaciones más profundas hacia un futuro tratado comercial bilateral. Este marco no es en sí mismo un tratado definitivo, sino una hoja de ruta para avanzar en aranceles, acceso a mercados y cooperación económica más amplia.
Más allá de su carácter principalmente comercial, el marco contiene algunas referencias concretas vinculadas a la gestión de recursos naturales. Uno de los elementos ambientales específicos que sí aparece en el texto del marco es el compromiso de Argentina de tomar medidas para combatir la tala ilegal. El acuerdo señala la importancia de enfrentar esta práctica y de promover una economía más eficiente en el uso de recursos.
Además, se incorpora la intención de promover la eficiencia en el uso de recursos y una gestión responsable de sectores clave, incluyendo el de minerales críticos —insumos esenciales para tecnologías de transición energética como baterías, energías renovables y componentes electrónicos—, así como el cumplimiento de obligaciones internacionales, como las referidas a subsidios en pesca, conforme al Acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Es importante destacar que el marco no incorpora compromisos explícitos sobre cambio climático, reducción de emisiones o biodiversidad, ni establece mecanismos específicos de monitoreo o sanciones ambientales, como sí sucede en acuerdos más desarrollados sobre comercio y ambiente. Su enfoque sigue siendo primordialmente comercial y económico, con algunos elementos que tocan temas ambientales de manera indirecta o transversal.
Más allá de los aspectos ambientales señalados, el marco incorpora ejes centrales de política comercial y cooperación económica que inciden indirectamente en la gestión sostenible de los recursos. Entre ellos se incluyen la reducción de barreras arancelarias y no arancelarias, el acceso preferencial para productos clave —como medicamentos, maquinaria, bienes tecnológicos y agrícolas—, y la facilitación del comercio mediante la aceptación de estándares internacionales y la simplificación de formalidades.
Asimismo, el fortalecimiento de la cooperación en materia de inversión apunta a atraer capitales destinados a la modernización productiva de sectores estratégicos. Aunque estos instrumentos responden principalmente a objetivos económicos, su impacto sobre la sustentabilidad de las cadenas de valor dependerá de su articulación con políticas públicas y acuerdos bilaterales que integren de manera más explícita criterios ambientales.
El desafío para Argentina radica en aprovechar este marco para incorporar gradualmente consideraciones ambientales más explícitas en las negociaciones futuras, alineándose con estándares internacionales cada vez más exigentes en materia de clima, biodiversidad y uso sostenible de recursos.
El acuerdo refleja además una tendencia global donde las políticas comerciales ya no se diseñan únicamente alrededor de aranceles y acceso a mercados, sino que empiezan a incorporar variables ambientales y de sostenibilidad, impulsadas por regulaciones, estándares internacionales y nuevas exigencias de los mercados.
En síntesis, el Marco para un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíprocos entre Argentina y Estados Unidos representa un avance relevante en relaciones económicas bilaterales y abre una ventana de oportunidad para que cuestiones ambientales y climáticas se integren con más fuerza en etapas posteriores de la negociación.