"Tenemos una mezcla de emociones. Lloramos, nos desahogamos. Es una noticia linda, a pesar de todo. El dolor va a estar siempre, pero por lo menos sabemos dónde está". En estos términos se expresó Elsa Beatriz Cremona, esposa del cabo primero -post mortem- de Gendarmería Carlos Misael Pereyra, uno de los excombatientes de Malvinas identificado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Pereyra era de Rosario del Tala, Entre Ríos, y fue uno de los gendarmes convocados para la contienda. Murió en combate. La familia expresó su "alegría" y "mezcla de emociones" tras conocer la información que les fue notificada ese mismo día.
"Está ahí, lo encontramos, ahora va a poder descansar en paz", dijeron Elsa, su viuda, y Marcos, uno de sus tres hijos, desde la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, donde viven.
Según contó Elsa, la información de la identificación de los restos les fue comunicada el martes al mediodía a través de una videoconferencia, a poco más de 39 años del conflicto bélico.
La viuda del gendarme identificado destacó el "respeto y el cariño" con el que las autoridades de Cancillería y del CICR trataron a los familiares durante todo el proceso.
"Nos gustaría poder ir una vez más a las islas para ver la tumba con su nombre", añadió Marcos, de 43 años, oficial de la Policía de Entre Ríos, que tenía apenas cuatro años cuando su padre se fue a la guerra.
Misión de riesgo
El 30 de mayo de 1982, los gendarmes tenían la misión de infiltrarse detrás de las líneas enemigas. Debían ocupar puestos en cinco alturas e informar con antelación las maniobras de los ingleses desde cercanías al Monte Kent, custodiado por las fuerzas británicas.
El Grupo Alacrán no llegó nunca a destino. Un misil lo hizo caer. La nave no se estrelló pero en tierra comenzó a incendiarse. Estaba repleto de material explosivo. La evacuación debía ser rápida. El gendarme Gumersindo Acosta logró sacar a tres compañeros que habían quedado atrapados entre las llamas, antes de que la nave explotara.
Murieron el 1er alférez Ricardo Julio Sánchez, el subalférez Guillermo Nasif, el cabo primero Marciano Verón, el cabo primero Víctor Samuel Guerrero, el cabo Carlos Misael Pereyra y el gendarme Juan Carlos Treppo.
Tres meses después de la finalización de la guerra, el coronel británico Cardoso recogió los restos humanos alrededor del helicóptero caído que, según creyó en ese momento, correspondían a cuatro soldados, entre los cuales sólo pudo identificar por su placa al 1er Alférez Ricardo Sánchez, y los enterró en una tumba común en Darwin, la denominada actualmente C.1.10.
Nació sin conocerlo
En 1982, Carlos Pereyra, oriundo de Rosario del Tala, tenía 25 años y se convirtió en uno de los 42 efectivos de Gendarmería que fueron convocados a la guerra de Malvinas. Para entonces, luego de haber estado destinado en Corrientes y Córdoba, se encontraba en el escuadrón 36 de Esquel, Chubut, viviendo en esa ciudad junto a su esposa Elsa y sus hijos Verónica, de 5 años, y Marcos, de 4.
Cuando se fue a la guerra, en el vientre de Elsa ya llevaba dos meses de gestación Carlos, quien nació en diciembre de 1982 sin conocer a su papá. Justamente fue él quien aportó su muestra de sangre al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para que ahora los restos de su padre puedan ser identificados y su familia pueda concluir el duelo en paz.
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Los hijos del gendarme caído, en una visita a Darwin.
Además de Pereyra, fueron identificados los restos del subalférez Guillermo Nasif, del cabo primero Marciano Verón, y el gendarme Juan Carlos Treppo.
Además de las cuatro identificaciones, se confirmó la identidad del primer alférez Ricardo Julio Sánchez y se reasociaron restos del cabo primero Víctor Samuel Guerrero.
Así lo informó el EAAF, en cuyo laboratorio de Córdoba fueron identificados los restos de los excombatientes.