La CNN señala en un análisis que el silencio estricto de los funcionarios ucranianos puede ser un indicador de que la ofensiva estaría por iniciarse. El mismo silencio mantuvo Kiev poco antes de sus exitosos avances en las regiones de Jarkov e Izium, en el este del país ocupado por Rusia. "Al igual que con su avance rápido e inteligente en Izium y Jarkov, en el este, y Jersón, en el sur, a fines del verano del año pasado, es posible que solo sepamos del éxito una vez que se haya logrado de manera concluyente", señala CNN.
El jefe de la ciudad portuaria de Sevastopol en Crimea, Mikhail Razvozhayev, dijo que el ejército "destruyó un drone marítimo" ucraniano que intentó atacar el puerto en las primeras horas y que otro explotó. Dijo que las poderosas explosiones rompieron ventanas en varios edificios de departamentos, pero no infligieron ningún daño a las naves de la flota rusa del Mar Negro, que tiene su principal base en la ciudad.
El ataque fue el último de una serie de intentos contra Sevastopol, la principal base naval en Crimea, provincia ucraniana que Rusia anexó ilegalmente en 2014. En agosto de 2022, nueve aviones militares rusos fueron destruidos en un ataque con drones contra la base militar rusa de Saky, en la costa occidental de Crimea. Imágenes en redes sociales mostraron entonces a multitudes de turistas rusos contemplando azorados el gran hongo que causó la explosión principal.
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El ataque con drones contra la base aérea de Saky en agosto pasado, visto desde un balneario lleno de turistas rusos.
Las autoridades ucranianas no comentaron sobre las operaciones. Después de ataques anteriores en Sevastopol y otras áreas bajo control ruso, que Moscú considera territorio propio, los funcionarios ucranianos nunca llegan a reclamar abiertamente la autoría. Pero enfatizan el derecho del país a atacar cualquier objetivo en respuesta a la agresión rusa iniciada con la invasión.
A sólo 30 km de Moscú
Los informes rusos también afirmaron el lunes que se encontró un drone ucraniano en un bosque a sólo unos 30 kilómetros al este de la capital rusa.
Si bien no explotó sobre un objetivo, el incidente subraya la capacidad de Ucrania para llegar a lo más profundo de Rusia. El ejército ucraniano se está preparando para una contraofensiva para recuperar las áreas ocupadas, y según los analistas de Defensa independientes, Kiev buscará cortar la franja sur de Ucrania ocupada por Rusia y aislar así a Crimea.
Los observadores creen que el objetivo más probable y directo de la ofensiva serían las regiones del sur de las provincias de Jersón y Zaporiziya. Si el impulso tiene éxito, permitiría a Ucrania cortar el corredor terrestre entre Rusia y Crimea.
En lo que podrían ser los preparativos para tal movimiento, las fuerzas ucranianas establecieron un punto de apoyo cerca de la ciudad de Oleshky en la orilla oriental del río Dniéper, según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés), un grupo de expertos en análisis militar con sede en Washington.
La aviación rusa está tratando de atacar objetivos ucranianos. La ciudad de Orikhiv, a unos 60 km al sureste de Zaporiziyia, es testigo del bombardeo repetido de cualquier cosa que pueda parecerse a un centro militar: una escuela de deportes, un almacén agrícola, edificios vacíos que ahora muestran un gran cráter. El pequeño asentamiento de Vuhledar, en el extremo este de donde Ucrania podría lanzar una contraofensiva en el sur, ha sido objetivo de varios ataques aéreos en las últimas 48 horas.
La potencia de fuego rusa, intensa e indiscriminada, sugiere lo mucho que está en juego en las próximas semanas. Esta es una pelea que Moscú sabe que viene desde hace seis meses, según el análisis de CNN.
Los rusos han tenido mucho tiempo para prepararse. El presidente ruso Vladimir Putin incluso visitó el teatro de guerra la semana pasada y se reunió con el jefe de las fuerzas aerotransportadas, Mikhail Teplinsky, cuyos paracaidistas estarán al frente de la defensa. Han cavado redes de trincheras sinuosas y construido defensas, con las que las tropas ucranianas probablemente tropezarán o simplemente las rodearán.
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Un soldado ucraniano atraviesa las ruinas de Bakhmut, bajo fuego de la artillería rusa desde hace casi nueve meses.
Bakhmut, una batalla sangrienta y sin fin
Es un momento decisivo en la guerra para el Kremlin. Los líderes de Rusia han invertido los pocos recursos que les quedan en un impulso sangriento e infructuoso para conquistar la ciudad minera de Bakhmut, estratégicamente sin importancia. Hace casi 9 meses que los rusos atacan y los ucranianos se defienden. Si bien ambos han registrado enormes pérdidas durante un invierno en el que la pequeña ciudad quedó irreconocible, Rusia pone la mayor parte de las bajas, dado que es la que debe atacar. Rusia ha perdido entre 6 y 7 mil hombres en Bakhmut, según estimaciones occidentales. Y todavía no ha logrado tomar la plaza, que igualmente tiene un mínimo valor militar. Sería el vencedor de unos escombros inhabitables en lo que antes de la invasión rusa era una pujante ciudad de 70 mil habitantes.
Tanto Ucrania como Rusia describen la lucha por Bakhmut, la batalla más larga de la guerra, como clave para agotar a las fuerzas enemigas y evitar que ataquen en otros lugares a lo largo de la línea del frente de 1.000 kilómetros. Hasta ahora, esta fórmula le ha dado mucho más resultado a Ucrania, dado que se limita a defender con ahínco una línea estática que atraviesa la ciudad. Bakhmut fue dada por capturada o en inminencia de caer en manos rusas muchas veces, pero por ahora los ucranianos mantienen gran parte del casco urbano.
Yevgeny Prigozhin, el millonario dueño de la empresa de mercenarios Wagner Group que encabeza la ofensiva rusa en Bakhmut, afirmó que las fuerzas ucranianas habían sido empujadas fuera de una sección occidental de la ciudad. Su afirmación no pudo ser verificada de forma independiente.
Pero más interesante fue lo que predijo Prigozhin: que Ucrania probablemente lanzará una contraofensiva durante las próximas dos semanas, una vez que el suelo se seque lo suficiente como para permitir que los tanques y otros vehículos pesados se muevan libremente fuera de las carreteras. El barro especialmente espeso que se forma en Ucrania durante el deshielo de primavera es un factor que condiciona las operaciones de ambos bandos.
El jefe de inteligencia militar de Ucrania, general Kyrylo Budanov, describió la contraofensiva planeada como una "batalla histórica en la historia moderna de Ucrania" que verá al país "recuperar áreas significativas. Todos entienden que nos estamos acercando”.
Los drones como señal premonitoria
Los bloggers militares rusos especulan que una contraofensiva ucraniana podría ir acompañada de una serie de ataques con aviones no tripulados, que es lo que comenzó a verse la madrugada de este lunes. Los medios rusos identificaron el drone que cayó cerca de Moscú como un UJ-22 Airborne de fabricación ucraniana. Dijeron que fue encontrado el domingo por un residente local. El drone se estrelló después de quedarse sin combustible o chocar contra un árbol. Dijeron que llevaba 17 kilos de explosivos. El UJ-22 es un pequeño drone de reconocimiento que puede transportar unos 20 kilos de explosivos y tiene un alcance de vuelo autónomo de hasta 800 kilómetros. Aunque no haya destruido ningún objetivo puede haber transmitido información de alto valor militar antes de quedarse sin combustible.
El mes pasado, otro drone que las autoridades sospechan que también provenía de Ucrania fue encontrado en Shchelkovo, a unos 15 kilómetros al noreste de Moscú, aunque no llevaba explosivos.
También en marzo, un pesado avión no tripulado ucraniano Tu-141 Strizh a reacción explotó en la ciudad de Kireyevsk, en la región de Tula, a unos 200 kilómetros al este de Moscú, hiriendo a tres civiles, dejando un gran cráter y dañando varios edificios. El Ministerio de Defensa ruso dijo que el drone fue derribado por la defensa antiaérea.
Las autoridades rusas han dicho que Ucrania ha utilizado drones Tu-141 de fabricación soviética que tienen un alcance de unos 1.000 kilómetros para atacar instalaciones en Rusia. En diciembre, estos drones atacaron dos bases aéreas rusas de bombarderos de largo alcance con capacidad nuclear. El Ministerio de Defensa ruso aseguró que los drones fueron derribados, pero reconoció que los escombros dañaron algunos aviones y mataron a tres militares. Según fotos tomadas en la base e imágenes satelitales de la empresa Maxar, al menos dos bombarderos pesados rusos quedaron inutilizados.
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Daños en la cola de un bombardero ruso Tupolev 160 y un camión cisterna calcinado en la pista de la base Engels.
En febrero, las autoridades también informaron que se encontró un dron ucraniano en un bosque a unos 80 kilómetros al sureste de Moscú. El dron cayó cerca de una importante instalación de bombeo de gas natural, su objetivo aparente. Otro dron explotó en febrero en un bosque cerca de Kaluga, a unos 150 kilómetros al sureste de Moscú, sin herir a nadie.
Ucrania informó que al menos cuatro civiles murieron y 13 resultaron heridos por los bombardeos rusos en las últimas 24 horas. Dos personas murieron en Bakhmut y otras dos en la ciudad sureña de Jersón.
Hablando después de un encuentro con el primer ministro estonio Kaja Kallas, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky elogió a la nación báltica por su decisión de entregar todos sus obuses de 122 mm y 155 mm a Ucrania. “Si cada uno de los líderes y cada uno de los estados fueran tan conscientes de la protección de nuestra libertad común en el continente, la agresión de Rusia ya habría conocido derrotas obvias”, dijo Zelensky. Fue un tácito pero claro reproche a las grandes naciones europeas, en especial a Francia y Alemania, que si bien proveen de armas a Kiev lo hacen con cuentagotas.