Las fuerzas ucranianas han roto decisivamente la primera línea defensiva rusa en el sur, tras semanas de desminado, y esperan avanzar rápidamente a medida que presionan sobre la segunda línea rusa, mucho más débil, según el diario británico The Guardian. El medio entrevistó al general que dirige la ofensiva. El objetivo de las fuerzas ucranianas es la costa del Mar de Azov, con lo que cortarían las líneas rusas en el sur de Ucrania.
El general de brigada Oleksandr Tarnavskiy, a cargo de la operación, estimó que Rusia dedicó el 60% de sus recursos a construir la primera línea defensiva y sólo el 20% a la segunda y la tercera, porque Moscú no esperaba que las fuerzas ucranianas la pudieran atravesar. “Ahora estamos entre la primera y la segunda línea defensiva”, declaró al Observer, el dominical de The Guardian. Las fuerzas ucranianas están avanzando a ambos lados de la brecha y consolidando su dominio sobre el territorio conquistado en los últimos combates, agregó.
“En el centro de la ofensiva estamos completando ahora la destrucción de las unidades enemigas que dan cobertura a la retirada de las tropas rusas tras su segunda línea defensiva”.
Un vasto campo de minas atrapó a las tropas ucranianas durante semanas mientras los zapadores despejaban lentamente una ruta. Las tropas rusas situadas detrás “se limitaron a esperar al ejército ucraniano”, eliminando vehículos con proyectiles y drones.
Pero ahora se ha cruzado esa barrera, y los rusos se han visto obligados a iniciar maniobras y los ucranianos han retomado sus tanques y otros vehículos blindados, recuperando la movilidad en el campo de batalla. En una señal de que Moscú está sintiendo la presión, ha redesplegado tropas en la zona desde otros frentes dentro de la Ucrania ocupada, como Kherson al oeste y Lyman al noreste, y también desde el interior de Rusia. “El enemigo está sacando reservas, no sólo de Ucrania, sino también de Rusia. Pero tarde o temprano, los rusos se quedarán sin sus mejores soldados. Esto nos dará un impulso para atacar más y más rápido”, dijo Tarnavskiy.
“Dedicamos mucho tiempo al desminado. La evacuación de heridos fue difícil”, admitió el comandante ucraniano “Dedicamos mucho tiempo al desminado. La evacuación de heridos fue difícil”, admitió el comandante ucraniano
Especialista en tanques, Tarnavskiy ha acumulado un impresionante historial de combates contra las tropas rusas desde que éstas cruzaron la frontera en febrero de 2022. El pasado septiembre fue nombrado comandante de las tropas que luchaban por liberar Kherson; dos meses después, la ciudad fue liberada. Había esperanzas de que la contraofensiva ucraniana de este verano avanzara con la misma rapidez, con el objetivo de avanzar hacia el Mar de Azov, aislando a las tropas rusas en Kherson y Crimea, cortando sus líneas de suministro.
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Artillería autopropulsada ucraniana en acción contra la primera línea rusa en el sur del país.
En lugar de ello, la ofensiva ucraniana se estancó durante meses, con un gran aumento de las bajas pero con unos frentes estáticos, lo que alimentó el descontento y las críticas en las capitales occidentales que habían proporcionado armas y entrenamiento. Aunque Ucrania y sus aliados más estrechos señalan que la cantidad de armamento ofensivo, como tanques Leopard 2, fueron entregados en cifras ínfimas, en el orden de algunas docenas. En cuanto a cazas, aún se espera su llegada. La falta de cobertura aérea hace muy difícil una operación ofensiva.
Ante The Guardian, Tarnavskiy se encoge de hombros ante esas críticas, afirmando que prefería juzgar un trabajo cuando está terminado y agradeciendo al Reino Unido y a otros aliados su apoyo en entrenamiento y armamento, incluidos los tanques Challenger (se entregaron solo 14), que ya están sobre el terreno.
“Cuando iniciamos la contraofensiva dedicamos más tiempo del previsto al desminado de los territorios”, admitió. “Por desgracia, la evacuación de los heridos nos resultó difícil. Y esto también complicó nuestro avance”. Como Rusia, Ucrania no da cifras oficiales de bajas propias, pero se sabe que los avances fueron escasos y con gran costo de vidas. Las líneas del frente apenas se movieron durante el verano, aunque es evidente el desgaste de la primera línea de defensa rusa (llamada de “dientes de dragón” por unos bloques de hormigón antitanque que la distinguen) que sufrió más de lo calculado por el mando ruso. “En mi opinión, los rusos creían que los ucranianos no atravesarían esta línea defensiva. Llevaban más de un año preparándose. Hicieron todo lo posible para que esta zona estuviera bien preparada”, sostiene el general Tarnavskiy.
Las tropas rusas estaban protegidas en trincheras de hormigón detrás de zanjas y estos bloques antitanque y más allá de un campo de minas repleto de explosivos. Cualquier vehículo de desminado o de asalto que se acercara era bombardeado intensamente desde posiciones fijas y reforzadas. Pero los ucranianos siguieron adelante, presionando allí donde la línea rusa se mostraba más débil. Las fuerzas de infantería salían por la noche para despejar minuciosamente un corredor a través de las minas, avanzando metro a metro en la oscuridad.
“En cuanto aparecía algún equipo mecánico, los rusos empezaban inmediatamente a disparar. Por eso el desminado sólo lo realizaba la infantería y sólo de noche”, explica el comandante ucraniano.
Pero ahora que se ha abierto una brecha en el campo minado, los rusos han perdido gran parte de su ventaja. “Hay una diferencia muy grande entre la primera y la segunda línea de defensa”, remarca Tarnavskiy. La segunda línea no está tan bien construida, por lo que los ucranianos pueden utilizar sus vehículos blindados, aunque sigue habiendo campos de minas. Como las fuerzas rusas operan en esta zona, las minas se encuentran dispuestas en parches en lugar de en un único cordón defensivo.
Cuando se le preguntó por la lentitud de los avances en otra ofensiva más al este, dijo que tenía otros objetivos y añadió que Ucrania estaba preparando otras ofensivas sorpresa para mermar las fuerzas de Moscú. “Para tener éxito en una dirección, siempre hay que despistar al enemigo. El objetivo principal de la ofensiva cerca del pueblo de Velyka Novosilka tenía otro objetivo”, dijo Tarnavskiy. Se negó a dar plazos para alcanzar grandes objetivos, como la ciudad costera de Melitopol y la costa del Mar de Azov.
La lentitud de los avances animó a varias capitales occidentales a pedir negociaciones con Rusia para poner fin a la guerra. Esta postura es rechazada de plano por Ucrania, donde consideran que sólo la derrota total de Rusia evitará otra invasión en el futuro; cualquier acuerdo que recompensara a Moscú por el uso de la fuerza le daría motivos para volver a hacerlo. Es lo que piensan los países europeos del Este, que sufrieron el sometimiento a Rusia en tiempos de la URSS. Las tres naciones bálticas, Polonia, Chequia, entre otras, comparten el criterio de Kiev.