El candidato republicano Donald Trump se dirigió ayer a los afroamericanos desde una iglesia de Detroit, prometiendo empleos y esperanza a una comunidad negra que lo ve con desconfianza, y que apoya abrumadoramente a su rival demócrata Hillary Clinton. "Estoy aquí para escuchar su mensaje", dijo Trump, en un discurso apaciguador ("somos todos hermanos y hermanas"), que contrastó singularmente con los de sus mitines de campaña.
Con dificultades en las encuestas, el multimillonario inmobiliario de Nueva York ha tendido desde hace semanas la mano a las minorías, que mayoritariamente favorecen a su rival demócrata Hillary Clinton. Según un sondeo del diario USA Today y de la Universidad de Suffolk publicado esta semana, solo el 4 por ciento de los electores negros lo apoyan. Insistiendo sobre el derecho a vivir seguros "con un empleo bien pagado", el multimillonario prometió otra política para reconstruir Detroit, con "fábricas por todas partes, escuelas". "Voy a hacer que las cosas se muevan para ustedes", prometió, evocando "las tiendas cerradas, la gente sentada en las veredas sin empleo, sin nada que hacer".
El candidato republicano se unió luego a la audiencia, tratando de seguir el ritmo de la música. Un centenar de manifestantes se había nucleado para esperar al multimillonario hacia el mediodía frente a la iglesia. "Trump no tendrá mi voto", decía uno de los carteles que se agitaba en la muchedumbre.
En Detroit, muchos negros reconocen que sus condiciones de vida no mejoraron mucho durante los dos períodos de gobierno de Barack Obama, el primer presidente de color en la historia de su país, pero consideran que Trump, no es ni de lejos, el hombre providencial.
No hay olvido. El cierre de las grandes fábricas de automóviles desde la década de 1970 tuvo efectos devastadores en la ciudad, en la que barrios enteros quedaron en un avanzado estado de abandono. "Es la clase negra la que más sufrió", señaló Reynolds Faerley, profesor de la Universidad de Michigan que estudia la evolución étnica de la población en la ciudad. Más allá del programa de campaña, la personalidad y las posiciones expresadas en el pasado por Trump despiertan fuertes resistencias.
Desde que lanzó su campaña a la presidencia, el magnate inmobiliario se puso a la cabeza de las preferencias de los republicanos con resabios nacionalistas que pretendían poner en duda la validez del acta de nacimiento estadounidense del presidente Barack Obama. "Nosotros no hemos olvidado eso", dice Eric Williams. "Eso dice mucho sobre este hombre". Para David Bullock, militante de los derechos cíviles y candidato a consejero municipal de la ciudad, los republicanos como los demócratas decepcionado en los barrios más desfavorecidos "desde hace varios años".
Pero Clinton tiene una ventaja decisiva sobre Trump: "ella construyó una relación duradera de confianza con los representantes de la comunidad negra".
Más que volcar los votos a su favor, una tarea que se ve difícil, la estrategia del multimillonario podría consistir en convencer a una parte de este electorado de quedarse en su casa el próximo 8 de noviembre. Según David Bullock, esta táctica podría ayudarlo en estados como Carolina del Norte, donde la carrera presidencial se ve reñida y el voto negro podría ser determinante. "Desde el punto de vista de Trump, (esta visita) tiene su lógica. Pero sabemos que no se trata de ayudar a Detroit", concluyó.