Barcelona sufrió la tercera noche de disturbios violentos, con lanzamiento de bombas molotov, quema de autos y mobiliario urbano y más de 50 lesionados por los choques entre la policía y los manifestantes independentistas. También hubo protestas violentas en otras ciudades catalanas. El impacto negativo de las imágenes fue tan alto que el propio presidente separatista de Cataluña, Quim Torra, llamó a la "calma" y denunció que los violentos serían "infiltrados". Torra respondió tardíamente al reclamo del gobierno nacional de Pedro Sánchez para que condenara el accionar de los radicales violentos. Apenas días antes instaba a la protesta callejera. Todo se inició el lunes, cuando se conocieron las sentencias del Tribunal Supremo contra la dirigencia catalana que en 2017 intentó un fallido referendo separatista. Las condenas, de hasta 13 años de prisión por el delito de "sedición", dispararon de inmediato protestas masivas. Estas fueron en general pacíficas, pero montados en esa esa masividad actuaron los sectores más radicalizados, conocidos como CDR (Comités de Defensa de la República), que forzaron la deriva violenta, la que anoche continuaba por tercer día en Barcelona y otras ciudades catalanas. La de estos días es "la guerrilla urbana más violenta desde hace décadas", calculaba en Twitter un periodista del diario El País desde las calles de Barcelona.
Ayer, al caer la noche, grupos organizados de encapuchados se han enfrentado a los "Mossos d'Esquadra", la policía de Cataluña, en Barcelona, en una batalla campal con barricadas de fuego, quema de coches y mobiliario urbano y el lanzamiento contra los uniformados de piedras, ácido y bombas molotov. Al menos 52 personas resultaran heridas. Los incidentes, incendios y cargas se han sucedido también en Girona, Lleida y Tarragona. Ante este cuadro dantesco, el presidente de Cataluña, el separatista radical Quim Torra, ha hecho, ya pasada la medianoche, una declaración para pedir "serenidad, determinación, civismo y no violencia (...) No hay justificación para quemar coches ni para ningún acto vandálico. Esto tiene que parar". Además, ha culpado de la violencia a "infiltrados y provocadores". Pasada la medianoche, otra cronista reportaba: "El olor a humo es intenso en el centro de Barcelona. En la resaca del tercer día de protestas, hay grupos de jóvenes encapuchados que no se cansan y siguen enciendo contenedores". La "guerrilla urbana" continuaba, y parecía difícil de detener. Muchos ven a Torra como corresponsable, dado que desde su alto cargo encendió los ánimos cuando se veía venir la sentencia del Tribunal Constitucional y el mismo lunes hizo llamados a la acción callejera.
El jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, descartó por el momento intervenir en Cataluña. Los jefes de los partidos opositores PP y Ciudadanos le pidieron ayer que inicie una intervención en Cataluña, aplicando la Ley de Seguridad Nacional para tomar el control del orden público e iniciar el proceso de aplicación del artículo 155 de la Constitución, el mismo que se invocó en 2017 contra el intento separatista del gobierno catalán de entonces. Sánchez ha desoído las peticiones y por el momento no actuará para poner fin a las protestas violentas. "El gobierno de España responderá con tres reglas: firmeza democrática, unidad de los partidos y proporcionalidad en la respuesta", ha asegurado Sánchez ante los periodistas en el palacio de La Moncloa. "El Estado será siempre garante de quienes ejercen su derecho a manifestarse pacíficamente. Los grupos violentos no van a conseguir su propósito. La única esperanza de los violentos es que cometamos errores. Nos quieren exaltados y divididos para que caigamos en sus provocaciones. Nos deben encontrar firmes, serenos y unidos", ha añadido Sánchez. La tormenta de violencia y protestas en Cataluña se da en medio de la campaña para las elecciones generales del 10 de noviembre próximo. Esto obliga a Sánchez a mostrar firmeza ante el impulso separatista de Torra y los radicales violentos y a la vez no quedar "pegado" al planteo de mano dura del PP y Ciudadanos,sus competidores electorales.
El presidente del gobierno también se ha referido a Quim Torra: "Tanto él como los miembros de su gobierno tienen el deber político y moral de condenar con máxima claridad el uso de la violencia en Cataluña. Ningún gobernante puede ocultar su fracaso tras cortinas de humo y fuego. La moderación en la respuesta a los violentos es otra forma de fortaleza". Fue antes de que, luego de la medianoche, Torra hiciera sus declaraciones algo ambiguas contra la violencia callejera. En Twitter, Marta Madrenas, alcaldesa de Girona y también separatista, comentó: "Este vandalismo es inaceptable, y a la vez un grave error estratégico en el camino hacia la independencia. La incesante represión del Estado no nos puede hacer perder la inteligencia, detengamos lo que está pasando, investiguemos de dónde sale, y caminemos a nuestra manera: pacíficamente".