El presidente Barack Obama consideró a Venezuela una "amenaza inusual y extraordinaria" para la seguridad nacional de los EEUU. En consecuencia, ordenó el congelamiento de cuentas y la suspensión de visas de siete altos funcionarios de seguridad e inteligencia del régimen de Nicolás Maduro involucrados en violaciones a los derechos humanos. La medida no afecta al sector petrolero, y más allá de la fuerte retórica usada por la administración Obama, las sanciones son limitadas a esas siete personas. El régimen chavista lanza continuas denuncias, con fuertes calificativos, contra EEUU. La reacción de Obama responde a esa descalificación permanente de Caracas, que ayer respondió llamando "a consultas" a su principal representante en Washington, el encargado de negocios. Fue una primera reacción de Caracas. La decisión de Obama puede, sin querelo, ayudar a los evidentes esfuerzos de Maduro para crear una distracción externa a la grave crisis económica que agobia a Venezuela. Ayer, elnúmero dos del régimen, Diosdado Cabello, alertó sobre un inminente "ataque militar" de los "yankis".