El ejército brasileño enseña cómo torturar
Manaos, Brasil.— El Centro de Instrucción de Guerra en la Selva de Brasil
(CIGS), localizado en la capital amazónica de Manaos, instruye desde su creación, en 1966, a
oficiales brasileños y extranjeros en técnicas de tortura, según reveló el diario Folha de Sao
Paulo. Durante las dictaduras militares sudamericanas de las décadas del 60, 70 y 80...
17 de junio 2008 · 01:00hs
Manaos, Brasil.— El Centro de Instrucción de Guerra en la Selva de Brasil
(CIGS), localizado en la capital amazónica de Manaos, instruye desde su creación, en 1966, a
oficiales brasileños y extranjeros en técnicas de tortura, según reveló el diario Folha de Sao
Paulo.
Durante las dictaduras militares sudamericanas de las décadas del 60, 70 y 80,
el CIGS instruyó a los oficiales en el combate a las guerrillas, pero asimismo en técnicas de
tortura. Actualmente el centro entrena a los agentes para actuar contra las Farc colombianas
(Brasil posee una extensa frontera con Colombia), el narcotráfico, la extracción ilegal de
minerales y la deforestación de la selva amazónica.
Entre los 381 oficiales extranjeros que se graduaron en el CIGS entre 1966 y
1985, período que coincide con la dictadura militar brasileña, existen algunos que fueron
condenados por asesinato y complicidad con genocidios, y acusados de tortura.
En 1985 se graduó el capitán chileno Rodrigo Pérez Martinez, quien dos años
después llevó a cabo la operación Albania, en la que fueron ejecutados 12 miembros del grupo
guerrillero Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Otro ex alumno del CIGS fue el general peruano retirado Leonel Cabrera Pino,
quien comandaba el Batallón Antisubversivo 313 durante el rescate de los rehenes de la embajada de
Japón en Lima, en 1992, que terminó con la muerte de 14 secuestradores, todos ellos del Movimiento
Revolucionario Tupac Amaru.
El teniente de reserva brasileño José Vargas Jimenez relató al rotativo cómo
utilizó las técnicas de tortura que aprendió en el CIGS en 1972.
Como ejemplo de "interrogatorio psicológico" puso el caso del robo de ocho
pistolas en el Departamento de Operaciones y de Información. El acusado era un civil que tenía dos
hijas adolescentes que no quería confesar. "Llamé a tres agentes de la Policía Federal y delante
del hombre les pregunté: «¿Ustedes vieron a las dos hijitas de éste, una de 12 y una de 14 años?
Pueden ir y violarlas». Para proteger a las hijas, él entregó todo", contó.
Los "métodos". Sobre la tortura física, Vargas, quien dijo que en el
entrenamiento ellos mismos eran sometidos a tormentos físicos, puso el ejemplo de un campesino que
se negaba a revelar dónde estaban los guerrilleros.
"Lo pusimos en el «pau de arara»", dijo, en referencia a la tortura que consiste
en atravesar una barra de fierro entre los puños atados y el doblez de la rodilla del prisionero y
en esa posición semi fetal colgarlo entre dos soportes que lo dejan a centímetros del suelo. "Sólo
que el «pau de arara» era sobre un hormiguero. Lo embadurnamos con azúcar y lo dejamos ahí. En diez
minutos contó todo", concluyó.
Vargas es autor del libro "Bacaba, memorias de un guerrero de la selva", en el
cual explica las técnicas de tortura aprendidas en el CIGS. La obra fue muy bien recibida por los
militares, que aseguraron que la misma será usada durante las clases que se imparten a los actuales
alumnos.