El líder del partido liberal egipcio Al Gahd, Moussa Mostafa Moussa, registró su candidatura sobre el cierre del plazo legal, poniendo fin a especulaciones que aseguraban que el presidente de Egipto, mariscas Abdel Fattah Al Sisi, sería el único candidato a las elecciones de marzo próximo. El plazo para el registro de candidatos terminó ayer con solo dos contrincantes en liza. Por ello, las elecciones de marzo son vistas por el público como una farsa para ratificar al dictador militar Al Sisi en su poder casi absoluto.
La semana pasada, el mariscal Abdel Fattah Al Sisi presentó los documentos para su candidatura a la comisión electoral. Se prevé que el ex jefe del Ejército sea elegido para un segundo mandato en las elecciones que se llevarán a cabo del 26 al 28 de marzo.
Mousa presentó ayer su candidatura después de que varios diputados y políticos se esforzaran los últimos días por persuadir a algunos líderes de partidos de que se presentaran. Pero el partido Al Ghad, de Moussa, apoya la política del gobierno y su candidatura es vista como una estrategia para que Al Sisi tenga al menos un contrincante en los comicios.
El sábado, el partido liberal más antiguo de Egipto, Al Wafd, se negó a permitir que su líder compitiera en las elecciones, después de que diputados de Al Sisi trataran de persuadirlo de que se presentara. Otras informaciones sugerían que el ex candidato presidencial Hamdeen Sabahi, que perdió ante Al Sisi en 2014, estaba siendo presionado para presentar una candidatura, pese a que ya se había negado en varias ocasiones.
Al Sisi llegó al poder mediante elecciones en 2014, un año después de derrocar mediante un golpe militar al primer presidente elegido democráticamente en Egipto, Mohamed Morsi, de la organización Hermanos Musulmanes. En 2013, con todo el apoyo del ejército y sectores laicos minoritarios de la sociedad egipcia, Al Sisi desencadenó una ola represiva que barrió la resistencia callejera de los Hermanos Musulmanes.
Durante las últimas semanas, Al Sisi parecía empeñado en quitar del medio a todos sus potenciales rivales en la contienda electoral. La semana pasada, Sami Anan, ex jefe del Estado Mayor, fue vetado como candidato después de que el ejército lo arrestara para ser interrogado sobre la posible violación de las normas militares, que prohíben que oficiales en activo concurran a elecciones. Un día después, el abogado de la oposición Jaled Ali se retiró de la carrera acusando a las autoridades de cometer abusos y a las autoridades electorales de estar en su contra.
Aunque no se esperaba que ni Anan ni Ali ganasen, su candidatura habría permitido medir la real popularidad de Al Sisi, después de que ganase el 97 por ciento de los votos hace cuatro años. Estos escrutinios se consideran sencillamente falaces en Egipto y fuera del país se toman en broma. Dos importantes políticos retiraron sus candidaturas, entre ellos el ex primer ministro Ahmed Shafiq, al que se le consideraba como un contrincante serio para Al Sisi.
El otro era el ex diputado Mohammed Anwar Sadat, que se retiró por miedo a que arrestaran o intimidaran a sus seguidores. Sadat es sobrino del presidente egipcio Anwar Sadat, asesinado en 1981, lo que permitió a Hosni Mubarak ascender al poder. Mubarak gobernó hasta su derrocamiento en 2011. La oposición publicó un comunicado pidiendo a los egipcios que boicoteen los comicios y acusando al gobierno de planear cambiar la Constitución para cancelar el límite de dos mandatos y permitir a Al Sisi permanecer sin límites en el cargo.