Los crecientes precios internacionales de los alimentos y la baja producción nacional están presionando aún más a la población de Cuba, que depende de las importaciones para alimentarse. La producción doméstica de alimentos ha caído sistemáticamente en los 60 años del gobierno de la denominada "revolución".
El alza significativa en los precios mundiales de los alimentos ha dejado ver dos caras de una misma moneda en América Latina: por un lado, se ha convertido en una garrafa de oxígeno para el sur del continente, pero por el otro ha empeorado una ya crítica situación alimentaria en Cuba.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura informó que su índice internacional de precios de los alimentos subió un 30,8% en el último año hasta abril con respecto al mismo mes del año pasado y es el más alto desde mayo de 2014.
Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay, Perú, Bolivia y Colombia son grandes productores de alimentos o minerales como soja, carne, cobre, hierro o petróleo, una lista de 'commodities' cuyos precios se han multiplicado en pandemia, unos más que otros.
Cuba no puede contar la misma historia. El otrora líder mundial en producción de azúcar es hoy un importador neto de alimentos. Se estima que un 70% de lo que consumen sus ciudadanos proviene del exterior. En los años 40 y 50, Cuba abastecía de frutas preciadas, pescados y frutos de mar a los exigentes mercados de EEUU.
Por eso, durante más de un año de pandemia, los cubanos han formado largas filas y desafiado los precios vertiginosos en busca de todo, desde leche, mantequilla, pollo y frijoles hasta arroz, pasta y aceite de cocina. Por cierto, un escenario que sólo se agudizó ya que existe desde hace muchos años.
Recientemente, el Gobierno anunció que la disponibilidad de harina se reduciría en un 30% hasta julio y dijo que la cosecha de azúcar se redujo en más del 30% con menos de un millón de toneladas por primera vez en más de un siglo, lo que amenaza el consumo interno.
Cuba no cultiva trigo debido al clima subtropical, cuyo precio fue de 280 dólares por tonelada en abril, en comparación con 220 dólares de abril de 2020.
El costo del envío internacional de contenedores aumentó hasta un 50% durante el último año y el flete a granel lo hizo todavía más.
John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, explicó que “particularmente en lo que va de año, los precios de las materias primas en algunos casos se han duplicado, y en otros casos más que eso. A eso se suma al aumento en el costo de envío, por lo tanto, Cuba está gastando más y obteniendo menos productos y es poco probable que eso cambie durante los próximos meses”.
La economía cubana disminuyó un 11% el año pasado, ya que un aumento de casos de coronavirus mantuvo el turismo cerrado y gran parte del país parcialmente bloqueado. Con los precios por las nubes y una producción cada vez más escasa, la economía pudo haberse contraído aún más durante el primer trimestre de 2021, según los economistas locales. El presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba lo resumió en pocas palabras: “Todo está en contra de Cuba en 2021”.