El presidente Jair Bolsonaro abandonó Brasil y viajó a Estados Unidos, dos días antes de que asuma Lula da Silva, en una decisión inédita en la historia del país, y poco después de dar un discurso de despedida en el que defendió protestas golpistas y alentó a sus seguidores a no desistir para ser oposición “inteligente” a su sucesor.
“Ya estoy en vuelo, vuelvo a la brevedad”, dijo Bolsonaro al canal de noticias CNN Brasil a bordo de un avión de la Fuerza Aérea que lo trasladaba a Estados Unidos, con lo cual se confirmó que no participará de las ceremonias de transmisión de mando de Lula de este domingo.
El vicepresidente Hamilton Mourao confirmó el viaje. Mourao asumió como presidente y gobernará hasta la medianoche del sábado 31, aunque dijo que no tiene previsto participar de las ceremonias de traspaso de mando en el Palacio del Planalto.
Seguidores del presidente, que pedían un golpe de Estado para impedir la llegada de Lula al poder, comenzaron a abandonar los acampes frente a cuarteles en San Pablo y Brasilia.
Según el Diario Oficial de la Unión, ocho funcionarios elegidos por Bolsonaro como parte de la comitiva permanente de seguridad de expresidentes viajaron en el avión con el mandatario.
También la primera dama, Michelle Bolsonaro, viajaba hacia Orlando, donde el mandatario tiene amigos que le han ofrecido hospedaje en esa ciudad de Florida, donde se concentra gran parte de la comunidad brasileña en Estados Unidos.
¿Año Nuevo con Donald Trump?
Medios locales aseguran que Bolsonaro podría pasar el Año Nuevo en Palm Beach con el expresidente Donald Trump, su gran aliado.
Para analistas locales, la partida tiene que ver con la pérdida de fueros, ya que a partir del 1º de enero podría enfrentar investigaciones judiciales.
De todas formas, un vocero del Partido de los Trabajadores dijo que el entorno de Lula cree que es el corolario de un “colapso” de Bolsonaro provocado por la derrota electoral. “Lula se estuvo comportando como presidente del país mientras Bolsonaro se recluyó en el Palacio de la Alvorada por dos meses. Bolsonaro se vio sin salida tras provocar cuatro años de tensiones cuando no tenía nada más con qué amenazar”.
El vacío institucional dejado por Bolsonaro en su anteúltimo día como presidente se produce en medio de la conmoción y el luto de tres días decretado por la muerte de Pelé, cuyos funerales se realizarán el lunes en la cancha del Santos.
Más temprano, en un discurso transmitido por sus redes sociales, el jefe de Estado dijo a sus seguidores que “el mundo no se termina el 1º de enero. El mundo no termina el 1º de enero, no hay un todo o nada, hay que tener inteligencia y mostrar que somos diferentes a ellos, que respetamos la ley y la Constitución”, aseguró Bolsonaro.
En una transmisión por Facebook de 52 minutos, en la que lloró y expresó tristeza por la derrota, el mandatario mostró datos de su gestión e intentó justificarse ante sus seguidores, que le reclaman un autogolpe desde que perdió la elección en octubre. En ningún momento avisó que iba a abandonar el país. Dijo que no participó ni lideró estos movimientos, a los que sin embargo defendió. “Yo me he guardado este tiempo sin participar de estos movimientos, son personas que se movilizan por su cuenta”, aseguró.
En la segunda alocución desde que perdió las elecciones hace dos meses ante Lula, Bolsonaro lanzó un mensaje a sus seguidores y avisó que formará parte de la oposición a partir del domingo: “Se pierden batallas, pero no la guerra”.
Auguró el fracaso del gobierno de Lula y dijo que este será el responsable del aumento de los combustibles a partir de enero, en caso de retirar la reducción tributaria que él impuso.
Bolsonaro dijo que no le fue ofrecida “ninguna aventura” y que “siempre” ha jugado “dentro de las cuatro líneas de la Constitución”, para desvincularse de los movimientos golpistas que protestan para pedir una intervención de las FFAA, anular los comicios e impedir la asunción de Lula. “La protesta es pacífica, tiene que ser respetada. Siempre estaré actuando dentro de la Constitución”, aseguró Bolsonaro, que volvió a acusar de “parcial” a la justicia electoral por su rol durante la campaña que culminó con la victoria de Lula en el balotaje del 30 de octubre por 50,9% a 49,1%.
El presidente felicitó a sus seguidores por la “garra” y el patriotismo” y en el plano institucional aseguró que en febrero el nuevo Congreso asumirá ”más a la derecha”, con mayor capacidad de hacer oposición a Lula. El conglomerado que apoya a Bolsonaro logró la primera minoría con amplitud en ambas cámaras del Congreso. Pero no queda nada claro que esos partidos no sean cooptados por el gobierno de Lula a cambio de favores, una mala praxis habitual en Brasil.
Bolsonaro se refirió al acto terrorista que preparó el empresario George Washington Souza, al colocar dinamita en un camión cisterna en el aeropuerto de Brasilia. El responsable del fallido atentado confesó que quería generar caos para evitar la asunción de Lula y obligar a Bolsonaro a decretar el estado de sitio. “Si alguien comete un error, enseguida le dicen bolsonarista. Nada justifica este intento de hacer terrorismo en el aeropuerto. Gracias a Dios fue detenido, pero lo califican como ‘bolsonarista’, así lo trata la prensa”, dijo el mandatario.
Bolsonaro sostuvo que en Brasil “corre riesgo la libertad de expresión” y que se abren investigaciones por comentarios en WhatsApp, en alusión a las causas abiertas contra él y sus aliados por diseminar “fake news”.