A través de la campaña “+Fonos, +Salud”, un grupo de asociaciones y universidades lanzaron un llamado a conciencia sobre la importancia de la fonoaudiología y de sumar estudiantes a esta carrera que se dicta en trece universidades de todo el país. Sostienen que mientras la cantidad de egresados de la carrera cae en la Argentina, cada vez son más las niñas, niños y adultos que necesitan acceder a terapias, sobre todo luego del aislamiento por la pandemia de Covid-19. Se estima que un 7 por ciento de la población infantil tiene dificultades de lenguaje.
“Hace 30 años en la Universidad de Buenos Aires (UBA) egresaban unos 300 alumnos de fonoaudiología, hoy la cifra es de alrededor de 50. La misma situación se repite en universidades privadas”, advierten desde la campaña lanzada por el Servicio de Fonoaudiología del Hospital Universitario Austral, la Asociación Argentina de Logopedia, Foniatría y Audiología (Asalfa), la Federación Argentina de Colegios y Asociaciones de Fonoaudiólogos (Facaf), la Asociación de Fonoaudiólogos de la Ciudad de Buenos Aires (Afocaba), la Regional de San Isidro del Colegio de Fonoaudiólogos de Buenos Aires (Cofoba) y la Asociación de Foniatría, Audiología y Logopedia Platense (Afalp).
Pero paradójicamente, mientras la cantidad de profesionales en esta carrera relacionada con la salud cae, en los últimos años se observa una mayor demanda de atención en todas las áreas, especialmente en las vinculadas a la comunicación y el lenguaje infantil. “Esta tendencia se agravó durante la pandemia y la cifra de consultas se potenció debido al aislamiento social. La situación genera que en muchas regiones del país se demore meses acceder a la atención adecuada”, sostienen.
En una reciente nota para La Capital, la doctora en fonoaudiología Verónica Maggio advirtió que en provincias como Misiones hay solo cien fonoaudiólogos matriculados, lo que implica un fonoaudiólogo cada 13 mil personas. Y que lo mismo ocurre en Corrientes, Formosa, Chaco, Catamarca, La Rioja o La Pampa, donde la cantidad de profesionales es muy baja. “Hoy la falta de fonoaudiólogos en Ciudad de Buenos Aires y en provincia de Buenos Aires es alarmante, hay niños con dificultades del desarrollo que esperan meses y a veces años, aún contando con cobertura social como para ser atendidos en sitios privados”, señaló Maggio.
En la UNR
“La necesidad de profesionales fonoaudiólogos y fonoaudiólogas en el sector público es una deuda sobre el derecho a la salud de hace muchísimos años”, cuenta a La Capital Carolina Campra, directora de la carrera de la UNR. Frente a esta realidad, han realizado presentaciones colectivas ante distintos organismos estatales. Pero ahora la confluencia de espacios profesionales y las escuelas de fonoaudiología del país intensificó las acciones para poder mostrar que realmente faltan profesionales. “En todos los lugares donde vas la demanda desborda la atención que se pueda brindar y hay mucha demanda oculta, que es la que no llega a estar en las estadísticas, porque al no haber posibilidad de atención el paciente se queda boyando”, explica Campra. Al no haber ingreso en un sistema, no queda registro que revele que una demanda no fue atendida.
“Eso es lo más grave de este momento, sobre todo en la primera infancia, porque hay maestras desesperadas preguntando a dónde derivar a chiquitos con problemas”, cuenta la directora de la carrera de la UNR. Entre esos problemas que detectan las docentes, menciona dificultades que se presentan en el área del lenguaje, en la esfera del habla (pronunciación y articulación) y en la audición.
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A diferencia de la UBA, el ingreso a la carrera de la UNR se mantiene estable.
A diferencia de lo que sucede en la UBA, el ingreso a la carrera de la UNR se mantuvo estable en los últimos años. De acuerdo al último Boletín Estadístico publicado por la universidad, hay unas mil personas cursando la carrera de fonoaudiología en la Facultad de Medicina. Más del 95 por ciento son mujeres. Este año hubo 234 inscriptos. Un rápido repaso por los boletines del último lustro permiten observar que la cantidad de ingresantes y egresados se sostuvo. “Estamos en un promedio de ingreso de entre 200 y 250 personas”, dice Campra. Y apunta: “Al no haber oferta para que ingresen fonoaudiólogas a espacios públicos de atención primaria, esa demanda recae en los hospitales, entonces se recarga el segundo nivel de atención con demandas que deberían ser del primer nivel”.
Según consta en su sitio web, la licenciatura de la UNR tiene una duración de cinco años, con un plan curricular diseñado en un ciclo básico y otro superior, ambos estructurados en cuatro áreas: comunicación, lenguaje y aprendizaje; área metodológica y social; área audiológica; y área clínica-fonoaudiológica. “Ahora estamos ingresando una serie de cambios curriculares para darle mayor fuerza a la formación de los fonoaudiólogos en salud pública, porque creemos que el cambio radical tiene que venir por ahí”, agrega la directora de la carrera de la UNR.
“El profesional fonoaudiólogo posee una sólida formación en las áreas de fonación, audición, habla, lenguaje y aprendizaje que lo habilitan para realizar diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las mismas. Con una visión integral del paciente se desempeña en situaciones asistenciales comunes y complejas, llevando a cabo acciones de promoción y prevención en salud, integrado la labor inter y multidisciplinaria en el campo de la salud y la educación y desarrollando una actitud positiva hacia la investigación científica”, agregan desde la carrera de la UNR.
Desde la campaña nacional, apuntan que la carrera tiene numerosos terrenos de intervención, ya que se puede trabajar tanto en el área preventiva como en la de rehabilitación: “La población sobre la que se puede ejercer la actividad abarca desde los recién nacidos hasta los adultos mayores. Es una profesión con enorme salida laboral, donde confluyen aspectos técnicos y humanos, y se vinculan el arte, la salud y la educación. Algunos profesionales también se dedican a la investigación”.