Dos nenes que caminan por un pasillo del barrio arrastrando unas ramitas contra las baldosas de cemento. Un zapatero que abre de par en par las ventanas de su negocio. Una mujer que manipula el tambor del lavarropas sujetando una camiseta de fútbol con el nombre estampado de su hijo ausente. “Las tristezas lavadas a mano”, dice la señora. Éstas imágenes son algunas de las que integran la muestra “Emaús / Micromundos”, una exposición que se exhibirá dentro del Espacio Fototeca —de la Biblioteca Argentina— con retratos realizados por un grupo de adolescentes que participan de un taller de fotografía en el Centro de Convivencia Barrial (CCB) Emaús, en el noroeste rosarino. Con entrada libre y gratuita, la actividad será el próximo miércoles 20 de diciembre a las 17 en la Biblioteca Argentina, pasaje Álvarez 1550.
“Emaús / Micromundos” es una producción del colectivo fotográfico Sin Filtro, del que participan Morena Mansilla, Lara Abigail Pérez, Delfina Cruz, Loreley Barrios, Lucrecia Báez, Guadalupe González, Tatiana Costilla, Ana Fernández y Nahiara Majias. Chicas de entre 15 y 17 años de los barrios Emaús, La Bombacha y Nuevo Alberdi. “Son un colectivo de jóvenes mujeres que supo hacer reversible una realidad. Un barrio que tiene su playita bajo el asfalto y ellas la supieron ver”, señalan las organizadoras de la propuesta, que funciona los miércoles al mediodía en el Centro de Convivencia Barrial Emaús, de Génova al 7900. La muestra también es posible gracias a una apuesta interinstitucional entre el CBB, el programa Nueva Oportunidad y la Biblioteca Argentina. Las fotos son anónimas y en los créditos figura el colectivo Sin Filtro.
Accesible
La Fototeca de “Emaús / Micromundos” será la primera accesible de la Biblioteca Argentina, con sistema de audiodescripción disponible en la pagina web institucional y código QR para personas ciegas o de baja visión. También participará el Movimiento de Unidad de Ciegos y Amblíopes de Rosario (Mucar) y habrá un momento para el disfrute de la música local a cargo de “RIP Sepia” (Julián), un referente del rap y trap de Emaús.
El barrio debe su nombre a la urbanización realizada por la iglesia rosarina en esta zona del distrito noroeste, y hace referencia a una ciudad al norte de Jerusalén, donde según la Biblia se apareció Jesús la tarde de su resurrección. Durante los años 70 el barrio empezó a recibir un gran número de familias provenientes del norte del país y más tarde un grupo de vecinos comenzó a preocuparse por tener a disposición un efector de salud. Así, iniciaron gestiones ante la Municipalidad para plasmar esta necesidad que, años más tarde, lograron concretar con la instalación de un centro en Génova al 7900, hoy transformado en Centro de Convivencia Barrial (CCB). En 1997 se construyó un centro de salud en pasaje Urdinarrain al 7900.
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Foto: gentileza colectivo Sin Filtro
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Foto: gentileza colectivo Sin Filtro
Sin filtro
El colectivo Sin Filtro comenzó a dar sus primero pasos en septiembre de 2021, en una tregua que se abrió con la pandemia, aunque se consolidó como espacio propio entre fines de 2022 y principios de este año. Empezó a gestarse dentro de propuestas deportivas mixtas que se desarrollan en el CCB, como el espacio de básquet Tercer Cuarto y el de vóley Siempre en Alto. Propuestas pensadas desde lo lúdico para reconstruir vínculos con perspectiva de género para adolescentes de las franjas más afectadas por el aislamiento.
Así, Sin Filtro se inició gracias al trabajo de educadores del Centro de Convivencia Barrial Emaús, en coordinación con el centro de salud de la zona y con el médico Gerardo Payer, un histórico referente del barrio quien durante doce años fue director de ese efector de salud. “En cada encuentro deportivo tomábamos fotos para subir a las redes, un grupo de chicas empezó a hacerlas y cuando Gerardo vio que les gustaba les ofreció hacer un taller de fotografía”, cuenta Carolina Leiva, una de las educadoras del lugar.
Apasionado por la fotografía, el médico comenzó a llevar su cámara de fotos y la propuesta enganchó de entrada a las chicas. “Un poco la idea era alojar a este grupo de adolescentes dentro de un espacio de construcción de vínculos y cercanía”, dice Payer a La Capital, para quien la foto “es una excusa valiosísima para poner la mirada en el otro”.
El médico entiende que a pesar de ser un sitio dedicado a la fotografía, se pueden trabajar cuestiones y problemáticas que las chicas traen de su vida cotidiana. La imagen como espacio de encuentro pero también como lugar donde acercarse a una herramienta que les puede abrir un futuro laboral. Los jueves las chicas asisten a un taller de edición a cargo de Sur Productora, una cooperativa de producción gráfica y audiovisual integrada por jóvenes de barrio Las Flores.
“Empezamos haciendo un registro de las cosas que hacíamos con esas cámaras profesionales y el espacio fue de a poco tomando forma, hasta tener un nombre y una identidad que no solo es de fotografía, sino que también son las estéticas, las imposiciones en relación a nuestros cuerpos y a nuestro estar”, dice Leiva, y agrega: “Sin Filtro habla mucho más que de la foto en sí, es también poder mostrarnos incluso con la tristeza y poder valorarnos en cada tiempo cómo somos, donde todo sea respetado y puesto en valor”.
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Foto: gentileza colectivo Sin Filtro
Otros ojos
“Para mí el espacio significa un nuevo emprendimiento y un lugar donde compartimos lindos momentos”, “La fotografía es una manera linda de expresar lo que sentís”, “Las fotos son como otros ojos”, escribieron con ternura las adolescentes de Sin Filtro en pequeños papeles de colores dejados de forma anónima en un buzón de cartón.
“Algo que a mí me conmueve —dice Payer— es que las pibas puedan salir del barrio porque ellas hacen todo ahí. La mayoría no conoce lo que pasa detrás de Circunvalación, tienen escuelas ahí, médico, clubes, centro comercial. Por eso no es casual que como parte de las actividades organicemos paseos. Y que sea en la Biblioteca Argentina donde puedan mostrar su trabajo, un lugar con tantos años de historia, es muy importante para ellas y sus familias”. Por eso las chicas este año participaron de coberturas del 25º aniversario del CCB Ludueña, del festival de cine “Una mirada mayor” y de la muestra “Mujeres en Lucha”, además de salidas al rosedal, bibliotecas y museos. También fueron a muestras de fotografía en las facultades de Humanidades y Ciencia Política (UNR).
A principios de año el médico fue trasladado a un centro de salud de barrio Toba, en la zona oeste de la ciudad, aunque sigue en contacto con la propuesta de barrio Emaús. Con su partida el espacio necesitaba seguir. Por eso desde el Centro de Convivencia Barrial trasladaron esta necesidad a Federico Tinivella (subdirector de la Biblioteca Argentina) y a su equipo de Gestión Cultural. Fue así como la fotógrafa y docente Mariana Terrile tomó en abril la posta en la coordinación del taller de barrio Emaús.
“Las chicas, que son adolescentes de un barrio vulnerado y vulnerable, hicieron una apropiación muy importante de este tipo de espacios, que son como pequeñas trincheras de resistencia, porque cuando parece que todo se acaba las pibas ponen todo el empeño para seguir”, dice Terrile, al tiempo que destaca el trabajo comprometido del equipo de educadoras y educadores del CCB. “Las compañeras del CCB son las que generan que las pibas tengan cierta continuidad, las que organizan el espacio y las salidas”, agrega Payer.
“Que sea para adolescentes no es menor —dice Terrile— porque es el grupo etario al que desde la pandemia se le dio menos pelota y hoy en día casi no hay nada para adolescentes en los barrios, pero después piden mano dura cuando a los pibes los dejaron abandonados desde los 10 años en adelante”.