Fue en 1870 cuando Domingo Sarmiento, siendo presidente de la república, impulsó la creación de una ley que creó una Comisión Protectora de Bibliotecas Populares. La idea de promoverlas la había sacado de su viaje a los Estados Unidos donde quedó admirado por la existencia de las bibliotecas locales y el rol que cumplían en la comunidad. La ley Nº 419 dio sus frutos en el territorio nacional y en 1872 se creó la primera biblioteca popular de Rosario. Una institución que celebra 150 años de historia al servicio de la cultura y la educación de la ciudad.
Se trata de la Biblioteca de la Asociación Mujeres de Rosario, que nació el 22 de mayo de 1872 y que por estos días está de festejo. El pasado 22 de mayo sus miembros participaron del izamiento a la bandera, el jueves 26 se inauguró una muestra bibliográfica que expone algunos de sus recursos mas valiosos, y el viernes 27 realizó un acto en la sede de la institución de 3 de febrero 726, con la concurrencia de autoridades municipales, miembros de las bibliotecas populares de la ciudad, lectores y visitantes. Un acto que no pasó por alto el debido homenaje a quienes fueron sus trabajadores mas destacados a lo largo de un siglo y medio de historia.
78410996.jpg
Chicas y chicos de la Escuela Bicecci son asiduos visitantes a la centenaria biblioteca de 3 de febrero al 700.
Marcelo Bustamante
Mujeres rosarinas
Graciela Cotonat es presidenta de la comisión directiva de la Biblioteca Asociación Mujeres de Rosario y en diálogo con La Capital cuenta sobre el nacimiento de la institución. “Esta fue la primera biblioteca popular de Rosario, porque se creó en base a la ley de bibliotecas populares de Sarmiento de 1870. Se creó en 1872 con el nombre Mariano Moreno y tuvo su primera sede en lo que hoy es la plaza Montenegro, para ser luego gestionada por el Consejo Nacional de Mujeres, que en 1925 creó su propia filial en la ciudad”.
El historiador Miguel Angel de Marco (h) detalla en sus investigaciones la importancia del rol de este grupo de mujeres en el sostenimiento y desarrollo de la biblioteca. El Consejo de Mujeres de la República Argentina fue fundado en 1900 con una finalidad social y educativa por la doctora Cecilia Grierson, quien fue la primera mujer médica del país y de Latinoamérica. Una de las finalidades fundacionales de la organización fue fomentar el arte de leer. Esta obra se replicó en Rosario donde se creó una filial en 1925, cuando unas cincuenta mujeres rosarinas dieron el paso inicial y la nueva asociación se fijó como meta “elevar el nivel intelectual, moral y social de la comunidad”.
En aquella época María Hortensia Echesortu de Rouillón fue electa presidenta de la comisión directiva y en 1926 firmó un boleto de compra-venta de una finca situada en la calle Buenos Aires y 3 de febrero. Allí quedó inaugurada la biblioteca y sala de lectura.
“Ellas ven la necesidad de que las mujeres se formen, por eso comenzaron a brindar cursos de idiomas y un secretariado comercial. Luego vieron que eso no era suficiente, por eso en 1948 se creó una escuela secundaria de mujeres que dependía de la biblioteca”, cuenta Cotonat, en referencia a la actual Escuela N 8.038 María Bicecci, que lleva el nombre de su primera directora.
78411006.jpg
Marcelo Bustamante
Servicio a la comunidad
Como todas las biblioteca populares, la de la Asociación Mujeres de Rosario presta libros a domicilio a todos sus usuarios. Cuenta con una hemeroteca que es un reservorio de material histórico que hace la diferencia, por el que suele alojar a muchos investigadores en su sala de lectura.
La institución también ofrece espacios de formación y recreación abiertos a la comunidad y para todo público, como obras de teatro, conciertos, talleres de la memoria y arte. Los estudiantes de la escuela también tienen su lugar en ella. Los chicos y chicas de la Escuela Bicecci recurren a la biblioteca para acceder a los materiales que necesitan y estudiar en el espacio de lectura escolar, que se encuentra apartado de la sala que acoge a los investigadores que la frecuentan.
Cuando se le pregunta a Cotonat por las joyas de la biblioteca, la presidenta cuenta con orgullo que posee ejemplares históricos: “Hay libros del siglo XVIII, como un ejemplar de la historia de las Filipinas de 1775 que se pondrá en exposición”, cuenta. Se le suman títulos en otros idiomas, como una colección de Julio Verne en francés.
78411005.jpg
Marcelo Bustamante
Por su parte, la hemeroteca cuenta con material de gran valor histórico. Entre ellos se destacan ejemplares del diario La Capital del siglo XIX en adelante, ejemplares de periódicos nacionales como “La confederación”, “Don Quijote”, la revista “Caras y Caretas” y “El monitor de la Educación” desde 1884. También pueden encontrarse los censos nacionales, desde el primero realizado en todo el territorio nacional en 1869, el primer censo municipal y un censo escolar nacional de 1883, y los diarios de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación de inicios del siglo XX.
Para ser parte de la biblioteca simplemente hay que asociarse como en cualquier biblioteca popular, aportando datos personales, una foto y abonando una cuota mínima que es accesible a toda la comunidad.