Un millón 400 mil estudiantes de todo el país serán evaluados el 18 de octubre próximo en lengua y matemática. Se trata de "Aprender", la prueba que impulsa el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación y a la que suscribieron las distintas provincias. Participarán alumnos de 3º y 6º grados de la primaria y de 2º y 5º años de la secundaria. Los del último año del secundario deberán realizar además un examen de ciencias naturales y sociales el 19 de octubre. Los docentes reunidos en la Ctera ya expresaron su rechazo y piden que se suspenda su aplicación por tratarse de una evaluación que desconoce aspectos pedagógicos relevantes tanto de la enseñanza como de los aprendizajes.
Un manual disponible en www.aprender.educ.ar ofrece los detalles de este operativo nacional de evaluación de los aprendizajes y de sistematización de información sobre algunas condiciones en las que se desarrollan. El operativo fue preparado por equipos de la Secretaría de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, acordado con el Consejo Federal de Educación y —según se anuncia en ese documento— contó con la participación y aportes de docentes, especialistas, expertos nacionales e internacionales. En el documento se manifiesta que el objetivo es "conocer mejor los logros alcanzados y algunos de los desafíos pendientes del sistema educativo".
Serán un millón 400 mil los estudiantes de 39 mil escuelas públicas y privadas de todo el país quienes participen de esta prueba obligatoria. Es anual y tiene carácter censal (participan todos) para los de 6º grado de la primaria y los de 5º año de la secundaria. Y carácter de muestra para quienes están en el 3º grado del nivel primario y en el 2º año de la secundaria. Respecto de los datos correspondientes a la provincia de Santa Fe serán unos 100 mil los estudiantes involucrados y unas 2.400 las escuelas. Los números son estimados ya que no coinciden las cifras aportadas por un lado desde el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación con las suministradas, por otro, por Educación provincial, ante una misma consulta realizada por La Capital. Y no hubo disposición de los funcionarios para hacer valoraciones públicas sobre la implementación de "Aprender" y el rechazo anticipado de los docentes representados por la Ctera.
En octubre
La fecha de la prueba está acordada por los ministros para el 18 de octubre, cuando los alumnos deberán responder sobre contenidos de lengua y matemática. Y el 19 de octubre será sólo para los alumnos del último año del secundario que deberán realizar una evaluación sobre ciencias naturales y sociales. "Aprender" también involucra a los docentes y equipos directivos quienes participarán como aplicadores y veedores; los supervisores y los ministerios provinciales tendrán a cargo aspectos logísticos y de control de calidad del operativo.
¿Qué pasará el día de la prueba con las clases? Está programado que sólo asistan, en el horario habitual, los alumnos que rinden; en tanto que todos los docentes de las escuelas que no fueron designados como aplicadores, participarán de una "jornada de sensibilización sobre autoevaluación institucional". La suspensión de clases será sólo para quienes no están alcanzados por esta prueba. Y el 19 de octubre solo los estudiantes de 5º año rendirán las pruebas adicionales de ciencias, y el resto de los estudiantes y docentes tendrán clases con normalidad.
Rechazo de la Ctera
Hace una semana la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) expresó públicamente su rechazo a la realización de este operativo de evaluación y pidió que se suspenda. La intención de los docentes es que se habiliten mesas de diálogo, debates y reflexión en todo el país, de manera de construir un sistema de evaluación nacional con parámetros democráticos. Además cuestionan que "Aprender" considere "a la evaluación como un fin en sí mismo y como un mecanismo punitivo, que reduce la participación de la docencia a meros aplicadores y de los estudiantes a simples objetos de estudio".
Aseguran que este operativo vulnera derechos y obligaciones de los educadores: "Precariza las condiciones y sobrepasa las obligaciones del trabajo docente al establecer que los rectores/directores serán veedores de las escuelas donde se aplicará la prueba y los docentes aplicadores designados por la autoridad competente de la jurisdicción, que evaluarán a los estudiantes de una escuela distinta a aquella en la que dan clase. Incluso, según la ley 1.125, esto podría considerarse como un «hostigamiento laboral», ya que no puede otorgársele al empleado un trato distinto, ni cambio de funciones, ni de lugar del trabajo. Es importante remarcar que entre las funciones docentes y directivas no está la obligación de acción y formación relacionada con tareas de aplicación de evaluaciones estandarizadas externas. Se trata de un nuevo rol, distinto al trabajo que el docente tiene de forma cotidiana y, además, con el carácter de designación de manera inconsulta".
La Ctera pone el acento en los riesgos pedagógicos propios de pretender aplicar una evaluación que no tiene en cuenta el proceso de enseñanza y aprendizaje en toda su dimensión y complejidad. Denuncia que se trata de una prueba construida sin la participación de los docentes, que son quienes están día a día junto a sus alumnos. "Sabemos que las evaluaciones estandarizadas de aprendizaje nunca evalúan todo lo que se aprende en cada una de las áreas evaluadas, porque siempre se realiza un recorte intencionado del currículo. Lo deseable, entonces, sería ampliar los contenidos que se evalúan atendiendo a la relevancia social de los saberes y no prestando atención solamente a las disciplinas tradicionales", argumenta. Además exigen que se respete lo acordado en la paritaria nacional docente respecto del programa de formación permanente donde la evaluación es entendida "como dimensión de este proceso de formación y no como un mero instrumento externo de control y medición".
Para los docentes es cuestionable que esta prueba se proyecte aplicar en forma anual, ya que entienden que "la educación no mejora sólo por el hecho de evaluar todos los años o de imponer una «cultura de la evaluación». El hecho de evaluar no produce por sí solo cambios en la educación, los procesos de enseñanza y de aprendizaje tienen otros tiempos y dependen de diversos factores que van más allá de la evaluación instrumental". Alertan además sobre el "sesgo tecnocrático" con el que se analiza el oficio de enseñar, ya que "Aprender" los invita a participar de una manera instrumental sin considerar ni tener en cuenta "la dimensión político y pedagógica tan necesaria en todo proceso de evaluación" y que pueden aportar los educadores.