Tiembla Robert Plant. Es lo primero que se piensa cuando Ike Parodi canta "Tiempo". La comparación no es descabellada. El cantante de Vudú no sólo tiene el look del cantante de Led Zeppelin sino que su gola, cuando va arriba, no tiene demasiado que envidiarle a la del ya veterano vocalista británico. Ike recibe a Escenario en su departamento de Jujuy y Balcarce. El patio y los mates son bienvenidos para disfrutar "Tocamos Igual Blues Band", el nuevo disco de Vudú, cuyo nombre es una suerte de alter ego de la banda rosarina, que con 15 años de historia presenta su flamante quinto disco hoy, a las 22, en Vorterix (Salta y Cafferatta). "Si perdemos la rebeldía estamos listos", dijo Ike. De fondo, ahora suena "Acto de conquista", el tema que abre el disco blusero, que se corre de lo que hacía habitualmente la banda. Mario la rompe con la bata, Willy clava un riff mortal, el bajo de Nahuel te parte el pecho e Ike se vuelve a lucir con la voz. Sí, tiembla Plant.
"Ninguno de nosotros escuchó mucho el blues original yanqui original de Mississippi, escuchamos más lo que se llamó la British Invation, con Zeppelin, John Mayall, por eso en el disco está Cream. Acá en la Argentina hay una fuerte influencia de todo eso, acá hay un blues argentino, con Manal, Pappo, Aeroblues, más el aporte de Lebón y Spinetta", dijo Willy.
El disco de Vudú transpira blues y hasta coquetea con el soul, especialmente en el tema de apertura. Tiene seis canciones propias e iné-ditas, la primera mitad del disco; y otras siete, en la que conviven clásicos de Pappo, Spinetta y Lebón con Eric Clapton, Little Walter y Muddy Waters. Sin menospreciar las buenas versiones de los temas conocidos, lo mejor del disco son los de puño y letra de Vudú, muchos de los cuales tienen la impronta de Nahuel Antuña.
El bajista, que se sumó a la nota vía mensaje privado de Facebook, explicó cómo surgió "El siglo de Satanás", en el que aflora un guiño histórico a la ciudad y una correspondencia inmediata con lo que se vive a diario. "La idea del tema «El siglo de Satanás» tiene una relación directa en cuestiones de buscar homologar tiempos diferentes en forma sincrónica con respecto al «Rosario de Satanás» de principios del siglo pasado. Apunta a revisar el concepto de «progreso». Es que lejos de observar un adelanto o un avance en materia político-cultural seguimos viendo la repetición de la historia, casi igual a cómo se vivía en los en los primeros años del siglo XX", dijo Antuña, sin esquivarle peso específico a sus palabras.
"El siglo de Satanás", cuya letra luce en el atril de la sala de ensayo en la casa de Ike, no escatima dureza en el segundo párrafo: "Pero algo quedó/del siglo de Satanás/la moral y la decencia/no van a morir jamás./No quedó ni un burdel/en la ciudad./El progreso trajo trata y el atraso cultural".
"Las mafias y el narcotráfico siguen en constante funcionamiento y con total impunidad bajo la mirada connivente del Estado y la pasividad que proyecta preceptos morales arraigados a los valores más reaccionarios de la sociedad", prosiguió con lengua filosa el autor en alusión al tema. "No tengo una mirada positiva con respecto al progreso, ya que si bien la técnica y los adelantos tecnológicos son altamente superiores a los de aquellos años, no van de la mano, ni actúan como una herramienta beneficiosa para el ser social contemporáneo o para que éste lleve una vida que permita saciar sus necesidades básicas. Desde este punto, el concepto de progreso como una idea loable me parece totalmente obsoleto", lanzó sin titubear, tan contundente como un solo de bajo suyo en medio de un rock furioso.
Más allá de este estandarte ideológico del material, el concepto que atraviesa el disco está asociado a esa resistencia eterna del músico de rock. La que al menos en estas pampas se conoce desde los tiempos de Los Gatos Salvajes hasta nuestros días, pasando por la efervescencia setentista, la bohemia de los 80, los frívolos 90 y la modernidad del nuevo siglo, que impuso hasta otra manera de escuchar y consumir música.
En ese contexto, que un tema se llame "Tocamos igual" y que la banda asuma como nombre alternativo, como un juego, "Tocamos Igual Blues Band" es un canto a seguir tocando lo que a uno se le cante, cueste lo que cueste.
"Pateamos muchos años con los autos por las rutas/tocamos en quilombos, ya no hay nada que nos pueda asustar/tocamos en covachas y en las viejas ratoneras/ tocamos en los antros, ya no hay nada que nos pueda frenar/Viajamos igual!!!", reza el estribillo, casi un espejo en el que podrá mirarse cualquier músico que sufrió, sufre y sufrirá este derrotero tan típico del oficio.
"Las ganas de tocar no se negocia con nada, yo a veces flaqueo un poco, pero siempre está el otro que te levanta y arrancás", dice Ike, mientras se acomoda la cabellera, con un perfil bajo que está en las antípodas de la imagen potente que muestra en el escenario. "Vos podés tener dos opciones", completa Willy, "si el sistema no está hecho para que el músico toque con comodidad y que sea bien pago, entonces podés decir «no voy a tocar». Pero la otra opción, es que yo toco porque a mí me gusta, y el sistema no me puede privar de ser feliz. Los momentos de mayor felicidad para uno es salir a tocar en vivo, no sé si será por ego o qué, pero si el sistema te invita a que vos te guardes perdés gran parte de felicidad. Otra es, bueno, yo le voy a decir «andá a la concha de tu madre al sistema», y yo voy a tocar igual. Uno no le puede permitir que el sistema le diga al músico si tiene que tocar o no, la letra de ese tema habla de eso", bramó el violero.
Y al sugerirle si esto no era un signo de rebeldía de la banda, de mostrarle los dientes al status quo de estos tiempos, Ike no dudó: "Si perdemos la rebeldía estamos listos". Y lanzó una carcajada cuando se le advirtió que la frase era candidata a titular la nota.
En esa carrera de 15 años, con shows en Buenos Aires donde la banda marcó presencia y sacó chapa de «otra banda rosarina que suena bien», Parodi remarcó que con el paso del tiempo aprendieron a pisar sobre suelo firme, pero sin perder la costumbre de seguir buscando el mejor acorde, la mejor letra, la mejor canción, el ADN del hecho creativo.
"Hay bastante inconsciencia al componer, no pergeñamos hasta el último detalle. En el momento de crear una canción hay bastante vuelo", dice Ike. "Pero se perdió la inocencia", retruca Willy. Y el cantante explica la frase del guitarrista: "La pérdida de inocencia es que ya no está más esa ilusión que uno tenía de decir «qué bueno, vamos a firmar el contrato con una discográfica y llenar un Luna Park, bueno, esa inocencia ya no la tenemos más. Sabemos que por el momento esto no va a ser así. Entonces te empezás a hacer cargo y te ponés a trabajar, simplemente eso".
Y si hay una letra que va en paralelo con esta idea es "Vil metal". Así sostiene Antuña, su autor: "«Vil metal» está claramente dedicada a las compañías discográficas monopólicas. Hoy en día el rock esta monopolizado y cerrado. Sólo en los medios de comunicación entran las bandas de las compañías, eso hace que a las bandas independientes como nosotros nos cueste el doble de trabajo, ya que quien maneja los medios no da espacios. Es imposible competir a nivel de pautas contra las compañías. Es más, los grandes medios no dejan que pautes, está cerrada la difusión masiva para los músicos independientes", denunció.
"Indigestión de radio/colesterol de TV/Acostumbrado al estiércol/el moscardón va a comer/El estribillo emisario/meca de la boludez/Es tiempo del bailen giles/ la nueva ola, sí, otra vez", vomita la letra, inequívoca, sin medias tintas.
Tiempo de filosofar. Con un viraje hacia lo filosófico, Antuña trazó las coordenadas de "Tiempo", aquel tema en que Ike le moja la oreja a Plant. "Ese tema tiene una mirada existencialista, es una letra con la que me siento muy identificado. La idea de que no sólo somos parte del universo, sino que somos el universo mismo, estamos hechos de él, hay una forma de entender la vida y es a través del ser. La pregunta por el ser ya se perdió y es por eso que quizás hoy se piense y se viva de la manera en que hoy se vive", analizó el bajista, reflexivo.
"Me pregunto: ¿desde qué filosofía hoy se sostiene este sistema tan caduco y nefasto? Es muy importante cómo se piensa la cosmovisión del universo, ya que el pensamiento regula las acciones del mundo. A mí me gustó mucho una frase de Martin Heidegger (filósofo alemán, uno de los más importantes del siglo XX) que dice «el hombre olvidó la pregunta por el ser y se lanzó a la conquista de los entes». Yo creo que el capitalismo está arrasando con nuestro tiempo y la nada puede catarse en la angustia", filosofó con sólidas argumentaciones.
Las coordenadas de Vudú siguen chorreando rock y ahora también blues. Con la base potente de los tambores de Mario Laurino, los solos punzantes de Willy Echarte, ese bajo crepuscular de Nahuel Antuña y la voz catártica de Ike Parodi, Vudú va. Con la mente puesta en su show de hoy en Vorterix, preparando la presentación en el Uniclub porteño del 25 de julio, con la meta de distribuir su disco desde Tierra del Fuego a Misiones, con una combi que se agranda cuando le toca salir a la ruta, y con las ganas de ganar, gustar y golear, como en el partido de su vida. Vudú va. Y tocan igual.