Otra vez el silbido infernal de la balas en las calles de barrio Las Flores.
Otra vez un hombre herido de gravedad con un tiro en el pecho. Otra vez las palabras "ellos" y
"nosotros" aparecieron en boca de familiares y vecinos. Otra vez dos visiones opuestas para el
mismo incidente. "A mi papá lo balearon unos pibes que se juntan en la plaza. Acá no hay un
enfrentamiento de bandas ni nada de eso. Acá no hay venta de drogas ni nada. Lo que pasa es que la
policía cuenta cualquiera", dijo embroncado uno de los hijos de la víctima. "Esto es un ajuste de
cuentas. Un vuelto dentro de una pelea de mayor escala", explicó uno de los investigadores.
El herido se llama Pablo Rivero, tiene 64 años y el lunes por la noche recibió
en la esquina de su casa de Pasaje Peatonal 2133 al 6900 un balazo en el hemitórax izquierdo. Para
varios de los pesquisas que siguieron el entramado de ataques entre Monos y Garompas, entre fines
de los 90 y el nuevo milenio, Pablo Rivero fue quien lideró junto a su pareja —Margarita
Lago— la segunda de las bandas. Algo que Carlos Fabián Rivero, de 35 años y con una condena
purgada en prisión por homicidio, se encargó de desmentir. "Esto no tiene nada que ver con bandas
ni nada de eso. Lo que pasa es que ustedes (por La Capital) escriben cualquier cosa. De mis padres
dijeron que vendían droga, que lideraban una banda. ¿Y a vos te parece que esta es la casa de un
narco?", le preguntó Rivero hijo al cronista señalando la humilde vivienda del Pasaje Peatonal 2133
al 6900. "Ellos son jubilados", dijo.
"Lo que pasa es que ustedes (los periodistas) vienen y después escriben
cualquiera. Ponen lo que les dice la policía y ellos son los que arreglan todo", dijo Rivero. Quien
habla conoce la dinámica del barrio. No tiene problemas en decir que estuvo preso 6 años aunque
asegura que le armaron la causa para condenarlo por el homicidio de Víctor Martín Pino, ocurrido el
8 de abril de 2001. También dice que le "mataron un hermano". Se refiere a Pablo Sergio Rivero,
asesinado el 26 de mayo de 2001 a manos de Mario Alberto Fernández, más conocido como Marito Pino y
medio hermano del asesinado en abril de 2001.
De pasajes y cortadas. El Pasaje Peatonal 2133 es uno de los últimos que tiene
Las Flores Oeste antes del límite de la Circunvalación. Lugar de casitas de materiales y de
estructura similar entre las que media un callejón angosto y pavimentado por el que circula justo
un auto. Corre paralelo a Clavel y a Flor de Nácar. A la altura del 6900, el pasaje está atravesado
por un pasillo de unos 150 metros de largo que conecta la cortada 2169 con Flor de Nácar. Ese fue
el escenario donde el lunes a las 21.30, "un rato después de que empezó Vélez con Racing por la
tele", según graficó un vecino, se produjo la balacera donde cayó herido Pablo Rivero.
"Mi papá estaba adentro, en su casa. Escuchó que venían disparando y entonces
salió a decirle a mi cuñada que entrara la nena. Se asomó al pasillo y les dijo, como espantándolos
con una toalla: «Por qué no se van a disparar a otro lado que hay criaturas». Y ahí le tiraron a
él", explicó el hijo de la víctima.
Sobre la pared que hace esquina entre la casa y el pasillo, con una columna de
madera en el medio, quedaron grabados cuatro disparos de grueso calibre. "Mi viejo está mal. El
balazo le lesionó una arteria y le perforó el pulmón. Está muy grave", relató el muchacho. Y
agregó: "Los que hicieron esto son unos quince pibes que se juntan en la placita, enfrente de la
escuela (Nuestra Señora De Itatí, de Flor de Nácar al 7000). Tienen entre 15 y 20 años y se quieren
hacer los dueños del barrio. Andan caminando por la calle con buenos fierros: 9 milímetros, 11.25,
escopetas y hasta una ametralladora".
Continuando con el argumento del ataque sin sentido, Carlos Rivero comentó que
"hace un mes que los tiroteos son cosas de todos los días. El otro día fui a la placita y les dije:
«Ojo que están mis viejos. No los quiero ver tirando por la casa de mis viejos» y mirá lo que
pasó", explicó el ex convicto antes de advertir: "Nosotros a la policía le dimos los nombres y
apodos de los 15 pibes y todavía no agarraron a nadie". Tras ser herido, Pablo Rivero fue llevado
al Pami I, donde anoche permanecía internado en grave estado.
Cruce histórico. Para los investigadores el panorama es más claro. Si bien nadie
se aventura a hablar de manera abierta, ven el ataque enmarcado en la vieja pelea de Monos y
Garompas. "Aunque no está claro que fueran a buscar a Pablo Rivero", comentó un vocero. "Hay
identificado cuatro agresores, pero seguro que hubo más. Se secuestraron vainas calibre 9
milímetros y 11.25", precisó. "Estamos investigando una serie de incidentes previos a tiros en los
que están mencionados varios de los participantes de este hecho. Hay que trabajar para determinar
el por qué, aunque todo hace pensar que lo que está en juego acá es una zona", analizó la fuente.
El caso es investigado por la subcomisaría 19ª, la Sección Homicidios y el juez de Instrucción
Javier Beltramone.