El lunes pasado, en los jardines de la residencia del Papa Francisco tuvo lugar un acontecimiento insólito: unos doscientos desamparados italianos fueron reunidos en torno a meses bien servidas por invitación del pontífice.
El lunes pasado, en los jardines de la residencia del Papa Francisco tuvo lugar un acontecimiento insólito: unos doscientos desamparados italianos fueron reunidos en torno a meses bien servidas por invitación del pontífice.
En nombre del Papa, los invitados fueron atendidos por el presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Giuseppe Bertello.
"Les doy la bienvenida en nombre del Papa. Como saben, ésta es su casa y se alegra de que nos acompañen aquí", dijo el cardenal Bertello a los azorados y agradecidos comensales antes de servir la cena.
El lugar elegido fue una plaza ubicada dentro de los jardines frente a la réplica de la gruta de la Virgen de Lourdes. En mesas protegidas por sombrillas blancas, el sol se pone muy tarde en el verano europeo, se ubicaron personas que habitualmente asisten a los comedores del Círculo de San Pedro, la asociación que organizó el evento.
El Círculo fue creado en 1869, por iniciativa de un grupo de jóvenes de alta burguesía y de familias nobles romanas que querían mostrar al mundo su fidelidad al Papa.
Para llevar adelante su actividad, el Círculo recibe parte de las ofrendas que recogen las parroquias de Roma. "Todos los días, en nuestras tres cocinas económicas, damos de comer a quienes se presentan. No preguntamos ni nacionalidad, ni religión ni nada. Se presentan con un bono que nosotros distribuimos a las parroquias" dijo uno de los organizadores.
La misma fuente explicó que las personas que asistieron a la cena "fueron elegidas en cuanto huéspedes" de los comedores del círculo y de su centro de acogida. "Con cuatro micros los recogimos en cuatro puntos de la ciudad y hacia las 10 de la noche los llevamos de regreso".
La cena, que culminó con postres y una copa de champagne para cada comensal, y preparada por un equipo de chefs llegados de Nápoles, fue servida por socios voluntarios del Círculo, entre ellos su presidente, el duque Leopoldo Torlonia.
La velada fue animada por la banda del Cuerpo de Gendarmería que tocó un largo repertorio.
Al concluir la velada, los voluntarios entregaron a cada invitado un paquete con productos de pastelería, fruta fresca y un Rosario.
Entre los asistentes, había mendigos y "nuevos" pobres. Como lo explicó monseñor Franco Camaldo, "hoy hay una nueva identidad entre los pobres, antes había muchos extracomunitarios (no europeos), hoy en cambio hay muchos italianos, que por la crisis actual no logran solventar sus gastos, no llegan a fin de mes. Necesitan de todo: ayuda inmediata, es decir, alimento, pero también afecto y solidaridad", agregó.
Pedido a jóvenes religiosos
El Papa pidió a jóvenes sacerdotes, religiosas y seminaristas de todo el mundo que vivan en la austeridad. “Me duele cuando veo a un sacerdote o a una religiosa con un auto de último modelo, ustedes no pueden hacer eso”, sostuvo. “Un auto es necesario para ahorrarnos mucho trabajo, pero por favor, escojan uno más humilde. Si les gusta uno que es elegante, sólo piensen en los numerosos niños que mueren de hambre en el mundo”, aseveró.