El actor rosarino Juan Bautista Herrera, junto a Mercedes Lambré y Facundo Gambandé como compañeros de elenco, y bajo la dirección de Esteban Prol, decidieron estrenar en Rosario “La culpa es de Ginebra”, una comedia que según adelantó Herrera, “habla sobre la inclusión, sobre la sexualidad, los diferentes conceptos de amor y de amarse y también muestra situaciones que uno socialmente las excluye o las ve en la calle, pero no las desarrolla”, temas a los que el director refirió con el concepto de “discapacidad emocional” (ver aparte). La pieza se presenta hoy, a las 21, y el domingo 4 de diciembre próximo en la Sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza).
Según se adelanta, el texto escrito por Juan Paya tiene como protagonistas a Lourdes, “una mujer enamoradiza, que viaja indecisa sobre su silla de ruedas entre los corazones de dos hombres que la aman perdidamente. Tobías, un joven universitario que la enamora con su inteligencia, y Matías, un artista rústico que aún no la olvida”. Se trata, añaden, de “una batalla de amor cuyas reglas no están establecidas: no hay parámetros para el amor y mucho menos cuando todo se sale de control”.
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Esteban Prol, actor y director de la obra, junto a Juan Bautista Herrera, Facundo Gambandé y Mercedes Lambré.
Herrera es egresado del Estudio de Comedias Musicales que dirige Nora González Pozzi. Allí cursó durante once años, hasta que, en 2016, luego de terminar la secundaria, partió a Buenos Aires decidido a continuar su formación artística. Sólo un año después, tendría su primera gran oportunidad cuando fue seleccionado para participar en la serie “O11CE”, una producción de Disney que tuvo tres temporadas se vio en toda Latinoamérica hasta 2019. Actualmente están a la espera de estreno las series “Teta y Metralleta” para la señal KZO y “Revelados”, con dirección de Federico Palazzo, para la TV Pública y participó en la serie “La 1-5/18”, entre otros trabajos.
Los últimos trabajos del actor en Rosario fueron en “Romeo y Julieta” y “Peter Pan”, invitado por el Estudio de Comedias Musicales por los 25 años de la escuela y esta es la primera vez que estrena en la ciudad una comedia para adultos. “Desde el principio la idea fue estrenar esta obra en Rosario porque el público acá es muy generoso y no somos la primera producción que estrena en la ciudad, sino que muchos lo hacen porque saben que Rosario es un punto clave”, aseguró.
De chico me hubiese encantando ir a ver una obra como «La culpa es de Ginebra». Creo que hubiese entendido y naturalizado un montón de situaciones y conceptos que lamentablemente los incorporo hoy con 25 años De chico me hubiese encantando ir a ver una obra como «La culpa es de Ginebra». Creo que hubiese entendido y naturalizado un montón de situaciones y conceptos que lamentablemente los incorporo hoy con 25 años
Sobre el proyecto que lo trae nuevamente a su ciudad, indicó: “Siempre me gusta que los proyectos en los que estoy realmente me hagan crecer no sólo como actor sino como persona. De chico me hubiese encantando ir a ver una obra como «La culpa es de Ginebra». Creo que hubiese entendido y naturalizado un montón de situaciones y conceptos que lamentablemente los incorporo hoy con 25 años. Me encantaría que los adolescentes y jóvenes vayan a ver esta propuesta porque estoy seguro que habrá algo que va a moverlos internamente y que los va a hacer evolucionar. Esta obra me hizo darme cuenta que el concepto de amor puede ser distinto para todos y que lo que está establecido no tiene que ser lo lógico, que es cuestión respetar y aceptar”.
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Juan Bautista Herrera es egresado del Estudio de Comedias Musicales de Rosario.
En ese sentido, apuntó: “Es una comedia dramática que tiene mucho para contar. Creo que lo más apasionante que tiene el texto es que trata conceptos sociales que demuestran que nada tiene que estar preestablecido, que un concepto se puede interpretar de diferentes formas. Es una obra con la que te vas a reír, la vas a pasar bien, a emocionar y lo mejor es que va a dejar un tema del cual hablar. Eso es algo que nos propusimos como objetivo desde el principio: que no sea simplemente una comedia sino que habilite ciertos puntos de debate posfunción”.
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Al mencionar que la obra “muestra situaciones que uno socialmente excluye o las ve en la calle y no las desarrolla”, Herrera hizo referencia a Lourdes, el personaje que interpreta Mercedes Lambré y que debe trasladarse en silla de ruedas. “Es la historia de Lourdes, cómo se relaciona con un nuevo amor y cómo intenta dejar atrás a un ex. Ambos hombres están perdidamente enamorados de ella y esa es una situación que casi no se ve y sin embargo sucede y por qué no puede suceder. Es muy interesante el punto de vista desde el que abordamos el tema. No lo hacemos con golpes bajos ni mucho menos. Lo tratamos siempre desde la comedia, pero con mucha profundidad y empatía”.
Es una obra que te va a incomodar, pero es una incomodidad positiva, porque lo que nos hace evolucionar en esta vida es la incomodidad. En todos los aspectos, si estás instalado en lo cómodo, no evolucionás Es una obra que te va a incomodar, pero es una incomodidad positiva, porque lo que nos hace evolucionar en esta vida es la incomodidad. En todos los aspectos, si estás instalado en lo cómodo, no evolucionás
“Es una obra que patea el tablero de lo socialmente normal, entre comillas, o común. Es una obra que te va a incomodar, pero es una incomodidad positiva, porque lo que nos hace evolucionar en esta vida es la incomodidad. En todos los aspectos, si estás instalado en lo cómodo, no evolucionás”, explicó Herrera y añadió en referencia a la necesidad de enfrentar los prejuicios y los patrones culturales: “En este texto no es el prejuicio de una chica con discapacidad, sino que se abre todo un abanico de prejuicios que diría que el de la discapacidad es lo de menos. Son otros prejuicios hacia conceptos socialmente establecidos y que uno se pregunta por qué se tiene que hacer cargo de un concepto impuesto socialmente”.
ESTEBAN PROL: EL HUMOR Y LA "DISCAPACIDAD EMOCIONAL"
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"Obviamente habla de la inclusión, de una discapacidad, pero por sobre todas las cosas de una discapacidad emocional, de poder ver más allá de lo evidente, de poder entender y, sobre todo, saber perdonar", dijo Esteban Prol, director de "La culpa es de Ginebra".
Gentileza La Nación
El actor Esteban Prol fue el elegido para dirigir “La culpa es de Ginebra”, una propuesta sobre la que, según contó, no dudó y se decidió inmediatamente. “Ya los conocía y cuando Facundo me propuso dirigir la obra, no pensé en nada, y dije que sí sólo por la presencia de ellos. No sólo que son actores muy dúctiles, muy versátiles, sino que son hermosas personas y me parece que eso es fundamental para un buen equipo de trabajo. Después conocí a Mercedes y ellos me dijeron que la iba amar, y así fue. Son tres actores hermosos, con mucha experiencia y con un libro delicioso para poder trabajar, además de todo el equipo y lo apasionados que son, tanto como yo a la hora de trabajar”, dijo el artista que a lo largo de su carrera estuvo presente en exitosos ciclos como “El agujerito sin fin”, junto a Julián Weich, además de “Son amores”, “Floricienta”, “Por amor a vos”, “Enseñame a vivir” y “Dulce amor”, entre muchos otros.
“Es una obra que tiene muchas lecturas”, adelantó Prol. “Lo más interesante -explicó- es cómo está escrita, cómo la abordamos, las herramientas que pudimos usar para narrar esta historia. Por ejemplo, una escena era una pelea, tipo box, así que la hicimos musical. En otra hay un encuentro erótico, por lo tanto hicimos una coreografía. Obviamente habla de la inclusión, de una discapacidad, pero por sobre todas las cosas de una discapacidad emocional, de poder ver más allá de lo evidente, de poder entender y, sobre todo, saber perdonar”.
Sobre la situación del personaje femenino protagónico, indicó: “Es una chica que está en silla de ruedas, pero el tema no es la silla de ruedas. Lo es, pero quizás hablamos más de esa discapacidad emocional que todos tenemos. Creo que la gente va a encontrar una propuesta que la va a divertir y a interpelar. Creo que son los tiempos que estamos viviendo, cuando se da un cambio de paradigma. Desde afuera, uno suele juzgar y no darse tiempo para entender. La obra habla del amor y del amor propio y por eso también es muy emocionante y tienen un mensaje muy esperanzador.