En el excelente suplemento que el diario publicó el 19 de abril sobre García Márquez, el editor Francisco Porrúa, de Sudamericana, cuenta que su editorial fue la primera que recibió los originales de “Cien años de soledad” (página 5). En realidad poco antes, bien que el hecho fue siempre ocultado, habían sido ofrecidos a Losada. Pasó que Guillermo de Torre, asesor de Losada, rechazó la novela por “exceso de imaginación”. Borges la cotizó con ironía: “Bueno, podrían haber sido cincuenta…”. En cuanto a Luis Harss, y pese a la versión de Porrúa, no es “nicaragüense-chileno”. De madre nicaragüense, nació en Valparaíso en 1936 y nunca tuvo documentos chilenos. Vivió buena parte de su vida en Buenos Aires y ahora está, me dicen, en Mercersburg, un pueblito al sudoeste de Harrisburg, Pennsylvania. Muy buen crítico literario. De modo que sucumbe a la consabida paradoja: “Pobres que indican a los ricos dónde están los tesoros”. En cuanto al Premio Nobel, se ve que no lo merecía a Borges. Para García Márquez fue prematuro; y para Vargas Llosa, mucho mejor ensayista que literato, tardío. En literatura y como el matrimonio, es una lotería. Mientras, todo sugiere que el papa Francisco recibirá este año el Nobel de la Paz.