Tres personas fueron condenadas por el crimen de un hombre de 60 años ocurrido en 2010 en barrio Emaus. La esposa de la víctima recibió una pena de 19 años de prisión, al igual que un sobrino suyo sentenciado como ejecutor. El tercero es el amante de la primera, a quien le dieron 17 años.
Para el juez de Sentencia Julio Kesuani el homicidio de Basilio Vargas fue orquestado por su esposa Elizabeth Torrano, hoy de 37 años, con la participación de su entonces amante Fernando Lazetera, de 34, y de un sobrino de ella, Gabriel Jesús Van Tuyne, de 25. A tal conclusión llegó tras analizar pruebas y testimonios, entre ellos el de una sobrina de la acusada que vio lo sucedido. Al parecer, los malos tratos que le dispensaba Vargas a la mujer constituyeron el móvil del crimen.
Visita. Vargas vivía con Torrano y los cinco hijos de ambos en la ciudad bonaerense de Temperley. Era empleado de una firma de recubrimientos industriales de Dock Sud y por esos días de 2010 tenía trabajo en Arroyo Seco. En ese contexto, el 10 de enero la pareja llegó a Rosario para visitar a la familia de ella.
Cerca de la 1 llegaron a Acevedo al 1200 bis donde vivía una hermana de Torrano. Ella bajó con uno de sus hijos (otros tres ya estaban en esa casa) mientras Basilio estacionaba su camioneta Chevrolet S10. Apenas bajó de la chata, apareció un joven que lo hizo entrar de nuevo y lo mató de un tiro en la cabeza.
La acción fue vista por varias personas, entre ellos una sobrina de Torrano, que apuntaron contra Van Tuyne y Lazetera. La búsqueda de los sospechosos hizo caer horas más tarde a éste, un remisero oriundo de Lanús, en una estación de servicios sobre la autopista Aramburu. Iba en una moto similar a la descripta por los testigos y los pesquisas ya habían establecido su relación con Elizabeth. Por su parte, Van Tuyne se presentó en Tribunales.
El crimen pudo tener otro saldo aún más trágico. Es que al día siguiente Torrano quiso suicidarse aspirando vapor de cianuro en su casa, abrumada por la culpa, según se desprendía de un par de cartas que había dejado. Fue internada en grave estado, pero se recuperó y fue imputada de homicidio. “Ella es la que transmite a Lazetera y Van Tuyne su problema de malos tratos y recibe las confidencias de ambos de querer solucionarlo a través de la eliminación de su esposo”, sostuvo el juez Luis Caterina al procesar a los tres en octubre de 2010.
Clave. El juez Kesuani consideró clave el testimonio de una sobrina de Torrano, menor de edad, que vio lo sucedido. La chica contó que ese día había llegado su tía Elizabeth. Luego, en la vereda, vio a Basilio bajando de la camioneta cuando llegó un hombre armado y lo hizo volver a subir.
La chica describió cómo Vargas fue ultimado dentro de la camioneta mientras un hombre en moto le decía al ejecutor que se apurara. La testigo sindicó entonces a su primo Van Tuyne como el tirador y dijo que el otro se llamaba Fernando.
Sin embargo, posteriormente dijo que esos hombres eran “parecidos a Fernando y Gaby, pero ignoraba si eran ellos”. No obstante, y teniendo en cuenta el contexto en el que la menor debía referirse a gente de su entorno familiar, Kesuani advirtió en sus palabras “otros elementos objetivos que apoyan la veracidad de lo declarado inicialmente”.
En este sentido, el juez resaltó que todos los involucrados en el hecho habían estado en Rosario, aunque algunos vivieran en Buenos Aires. Además, Torrano se comunicaba asiduamente con Lazetera, que fue apresado en una moto similar a la descripta por testigos. Cruzando esas coincidencias con datos surgidos en las indagatorias concluyó que todos estaban al tanto de la turbulenta relación entre ella y su marido. Así apareció la idea de matar a Vargas, a lo que Van Tuyne se mostró dispuesto, al parecer indignado con los malos tratos hacia su tía.
“En ese contexto adquiere veracidad la declaración de la menor y el motivo razonable para atenuar la contundencia de su declaración sobre las identidades de quienes vio cuando mataron a Vargas. Y se deriva ciertamente que Van Tuyne resultó el autor material con la participación de Lazetera, y no se puede llegar a otra conclusión lógica. Una conclusión contraria no tiene asidero ya que la pregunta es quién pudo haber atacado a Vargas que no fueran los procesados, que tenían un motivo para cometer ese homicidio”, sostuvo el juez.
Motivos. “Surge claramente que las personas procesadas tenían un motivo específico para agredir a Vargas, vinculaciones que surgen de las indagatorias donde cada uno de los interrogados hace referencia a la idea de dañar físicamente a la víctima, modificando sus dichos en aspectos que pudieran mejorar sus situaciones procesales”, señaló el juez, al tiempo que estimó acreditadas las responsabilidades de los procesados. Respecto de las sanciones, Kesuani valoró la actuación de cada uno, el vínculo marital de Torrano con la víctima y otras pautas como la edad de los acusados, la peligrosidad demostrada para concretar el crimen con la víctima incapacitada para defenderse. En tal sentido, aplicó la pena de 19 años a Van Tuyne como ejecutor material del homicidio y 17 a Lazetera como coautor.
En cuanto a Torrano, recibió una pena de 19 años que contempla como atenuantes los malos tratos recibidos por parte de quien fuera su marido. Así, la mujer fue condenada como “partícipe primaria” del homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por el vínculo.
No obstante, el fallo dictado por Kesuani deberá ser ratificado por la Cámara Penal, ya que ha sido apelado por los acusados.