En días pasados, fui a comprar una tarjeta magnética de transporte colectivo, y veo con estupefacción que tenía estampada la cara de Ernesto Guevara. Le pedí a la empleada otra con diferente estampa, y me dijo que no existía. Ignoro el criterio con que se maneja la Municipalidad para estos homenajes. Puedo ofrecer voluntariamente una lista sustanciosa de rosarinos queridos y admirados en el mundo cuyas manos no están manchadas de sangre. Desde Gato Barbieri, hasta Fito Páez. Menotti o Bielsa. Gente cuya obra y rosarinidad son motivo de orgullo y regocijo en el universo. Puedo ofrecer también una lista de seres humanos inocentes quienes fueron muertos, ejecutados sin juicios o arbitrariamente encarcelados estrictamente por el Che Guevara. Bastan dos teclazos en Google para comprobarlo. De hecho, un primo mío, fue subalterno suyo en Argelia y en el Congo en los 60. No comprendo la inmoralidad del gobierno municipal con estos símbolos; a fin de cuentas, Guevara tiene de rosarino, lo mismo que de guerrillero, de cubano o de buena persona, es decir nada. Recordemos, que nació aquí, porque fue donde se puso de parto su madre, camino a Buenos Aires viniendo de Misiones donde vivía la familia y tenía negocios. Luego se marchó a Buenos Aires y a Alta Gracia, donde sí residió. Tengo entendido, que el monumento de la calle 27 de Febrero lo han querido decapitar con una sierra, lo cual demuestra que como dice el refrán "un hambriento sabe más que cien abogados". Parece mentira, que por paradojas de la vida, un humilde, necesitado de cobre, entiende mejor que nuestros funcionarios, lo que el gran filósofo francés Jean François Revel denunció como la hemiplejia moral del mundo: alabar los dictadores de izquierda y condenar los de derecha. A falta de mejores ideas, ya pudieran estampar el rostro de cualquier rosarina anónima de las que abundan por nuestra ciudad. Empezando por el de la propia empleada que me vendió la desdichada tarjeta!