Una pareja decide separarse tras 25 años de matrimonio. A partir de allí, nada será como hasta entonces. Juan y Juana tienen tanta similitud en sus nombres como en el amor que se profesan pese a que el deseo decidió dar un paso al costado. Y ese amor hizo que se disparen zonas difusas y ambiguas, y hasta dudas mutuas de un vínculo más que amistoso con un tercero en discordia. Por ese andén transita "La vida después", la película de Pablo Bardauil y Franco Verdoia, que se estrena hoy en Rosario con los protagónicos de María Onetto y Carlos Belloso, la pareja en cuestión, y el aporte de Rafael Ferro. "Si una propuesta no tiene riqueza, así como es nutritiva cuando el material es interesante, es nociva cuando no lo es", dijo Onetto en diálogo con Escenario.
—¿La película plantea que el amor verdadero no tiene fecha de vencimiento?
—Sí, o podría ser también que los personajes no es que se han dejado de querer, tal vez se han dejado de desear, o no encuentran en ese vínculo en común una manera de seguir avanzando en sus vidas y por eso se separan. Pero saben que se quieren y se van a querer siempre. Ellos han vivido juntos mucho tiempo y es una parte importante de la vida en la formación de una persona, son buenas personas, tienen un vínculo hermanado, y hay algo de querer apoyarse o acompañarse. Ella queda un poco mejor parada en la separación, y se muestra generosa con él, pero en sus cabezas aparecen las sospechas de uno hacia el otro.
—Más allá de querer mostrar una pareja sin prejuicios, queda la duda si el encuentro entre los tres ocurrió en realidad o es parte de la fantasía.
—Si, en esa zona hay algo del recuerdo de ellos, cada uno ha recortado ese momento de un episodio que vivieron con un amigo en común y nunca vamos a saber qué es lo que pasó exactamente. Pero hay algo vivido que está marcado por la subjetividad de quien lo recuerda. Además está eso que a veces pasa que es cuando uno se lamenta de algo, y trata de percibir si en el pasado había algún signo de lo que negó o no vio en su momento.
—¿Es cierto que vos elegiste a Carlos Belloso para esta película?
—No es que yo lo elegí, pero es que ellos (los directores) buscaban a la pareja protagónica, ya habían llamado algunos actores, me habían citado a mí, y no habían tenido en cuenta que Carlos es alguien de mi misma generación, quizá encasillado en algún tipo de papeles, que tenía pocas propuestas más naturalistas y de menos composición. Con él nos conocemos desde que somos más chicos, trabajamos en la primera obra que dirigió Javier Daulte, y le tengo un gran respeto porque es muy inteligente, es un artista además de un actor, y sentía que él iba a tener una cabeza que le iba a venir bien a la película para actuar esa zona mas ambigua del personaje.
—Por la estética y la intensidad dramática la película es casi teatral. Esa idea fue una búsqueda de los actores o una propuesta de los directores?
—De entrada la película tenía una propuesta de interiores de seguir el campo emocional desarrollado por una pareja. Y de alguna manera es un contraste con una película anterior de ellos, que es "Chile 672", que era más abierta, con muchos personajes y más caos. Creo que tanto Carlos como yo tenemos un perfil teatral intenso, somos actores que opinamos sobre nuestros trabajos, sobre cómo encarar las escenas que tenemos y hacemos un ida y vuelta con los directores. Muchas cosas las conversamos entre los cuatro antes de que quedaran plasmadas en la película.
—¿Qué factor te determina aceptar o rechazar una propuesta artística?
—En principio, al leer el material, sea una obra de teatro, un guión de cine o una serie de televisión, es que la propuesta sea entretenida, que tenga inteligencia, sensibilidad en su trama, sobre todo pasa en el cine o en las obras de teatro. Una tiene que sentir que el director o ese autor está jugado en algo en los temas que quiere plantear, que muestre complejidades. También considero quién lleva a cabo las propuestas. A veces son varios meses, o años en los que estás en contacto con un material, y si no tiene estas características que te cité pueden resultar trabajos un poco ingratos. Si los trabajos no tienen cierta riqueza, así como son nutritivos cuando el material es interesante pueden ser nocivos cuando no lo son.