Llegó el día más pensado. Santa Fe decide hoy quiénes serán los candidatos que se posicionarán mejor en la grilla que, al fin el 14 de junio, definirá quiénes quedan ubicados en la punta del vértice del poder provincial, municipal y legislativo en todas sus variantes. La continuidad y el cambio son los dos factores, que como un péndulo, buscan mayorías, avales, adhesiones y plebiscitos para saber a qué aferrarse a la hora de la recta final.
Quienes hoy no tienen competencia en sus frentes asumirán una prueba de tanques llenos, intentando lograr la pole position, asomar la cabeza y consolidar la idea de voto útil, categoría no institucionalizada en los manuales pero prioridad máxima cuando se trata de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso).
Además de la importancia táctica y estratégica que tienen para Santa Fe las elecciones de mandato completo, la puja entre frenteprogresistas, macristas, peronistas y massistas ha adquirido un interés sobredimensionado en los campus nacionales de la política. Todos quieren tener su Perico, su batacazo electoral federal para adobar las chances del engorroso escenario nacional, que tendrá sus propias Paso el 8 de agosto próximo.
El candidato y el contexto. Columpiándose entre la continuidad que significa ser el candidato oficialista pero mostrando destellos de propia impronta, Miguel Lifschitz tendrá la responsabilidad de mantener en alto la seguidilla de triunfos socialistas en la puja contra un aspirante radical pero, además, deberá ir por la bandera a cuadros en la pelea individual por candidato. Se ha nutrido el dos veces intendente de Rosario de una buena estructura de poder: el gobernador, la mayoría del gabinete, intendentes y presidentes comunales del Frente Progresista aúpan su postulación.
Frente suyo tendrá al radical Mario Barletta, quien, como en el 2011, sale a defender la camiseta radical en una alianza con dirigentes refractarios al oficialismo socialista y con ucerreístas que decidieron bancar la parada. Barletta ha tenido una campaña intensa en lo discursivo planteando diferencias de mínima y máxima con la gestión de Antonio Bonfatti, al punto de haber denunciado una "campaña sucia" al inicio de la actividad proselitista, mixturada con otras sobre violación a la ley de ética pública.
El oficialismo frentista prefirió no subirse a la polémica o ensayar respuestas ardorosas porque sabe que, en caso de ganar Lifschitz, necesitará de todos y cada uno de los votos que hoy se incline por el ex intendente de la ciudad de Santa Fe.
Las internas del Frente Progresista provincial tendrán su réplica en Rosario, ámbito geográfico en el que la intendenta Mónica Fein deberá superar el escollo que le presenta Pablo Javkin para poder ir por la reelección. Fein se alejó de la campaña tradicional y prefirió mostrar obras de su gestión, criticada por el amplio arco opositor.
La jefa del Palacio de los Leones recibió el aval de toda la nomenclatura socialista en el último tramo de una campaña en la que prefirió no contestar las objeciones del coalicionista cívico.
Javkin, para tener chances de victoria, deberá atraer a su redil a los adherentes del Frente Progresista que no están contenidos por el oficialismo pero además a sufragantes no habituales de la coalición.
En el campamento del PRO la estrategia fue bien distinta. No habrá competencia interna en ninguna de las 5 categorías. Pero lejos de intentar desobligar a los votantes de marcar el tilde en la boleta única a favor de ese espacio, Miguel Del Sel necesita convertirse en el precandidato más votado para poder neutralizar el peso territorial, institucional y de aparato que tiene el Frente Progresista.
El ex Midachi incurrió promediando su campaña en una de sus típicas delseleadas al salirse del protocolo habitual del político en campaña y recibió una tunda de críticas desde casi todos los sectores de la política santafesina. Se verá si ese clímax (denunciado por el PRO como una "campaña" en su contra) devalúa las chances del postulante o si se convierte en efecto neutro. Salvo para algunas encuestas que siempre lo subestiman ya no podría hablarse de "factor sorpresa" en el caso de Del Sel.
Una situación similar impera en el macrismo rosarino. Allí, prefirieron que Anita Martínez no tenga rival interno, convencidos de que la ex periodista y modelo tiene un voto cautivo que no se disparará hacia otros precandidatos.
Obvio que el lote tentativo de la primera tanda en la grilla nunca debe dejar sin nombrar al peronismo santafesino, esta vez encarnado en el Frente Justicialista para la Victoria y representado por Omar Perotti. Curiosamente, el justicialismo (como Frente para la Victoria) triunfó en las primarias de 2007 y 2011 pero luego en las generales quedó en tercer lugar.
A partir de esa experiencia (para los peronistas la desunión en las primarias no se unió en las generales) se decidió que esta vez no haya competencia interna y que Perotti sea la única referencia. La precandidatura del rafaelino alumbró luego de la de Lifschitz y Del Sel, por lo que buena parte de la tarea de campaña fue dedicada a instalar al postulante.
Se sabrá hoy cómo fue el resultado de esa tarea y cómo queda Perotti de cara a la general para no ser luego víctima del voto útil, algo que ocurrió con Agustín Rossi en 2011.
Duelo K. En Rosario, los peronistas tendrán una interna atractiva entre el referente del Movimiento Evita Fernando Rosúa y el concejal Roberto Sukerman, apoyado por La Corriente, espacio liderado por el ministro de Defensa. No es menor la responsabilidad de quien resulte electo candidato a intendente: el peronismo no gana en Rosario una elección ejecutiva desde 1973. Esta vez, en el vector justicialista no hay mixtura: ambos candidatos se referencian en las políticas del gobierno nacional y quedaron fuera del Frente Justicialista para la Victoria dirigentes que tenían su ancla en el PJ disidente.
El massismo también tiene sus referencias en la compulsa de hoy. El ex titular de Federación Agraria Eduardo Buzzi y el diputado nacional Oscar Cachi Martínez chocarán espadas para encauzar la propuesta del Frente Renovador hacia las generales del 14 de junio. En Rosario, el colectivo del ex intendente de Tigre se referencia en el periodista Alejandro Grandinetti, quien hace su debut en la política electoral.
La izquierda santafesina estará referenciada en la boleta única por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (Octavio Crivaro) y por el Frente Social y Popular (Alejandro Parlante). El ex futbolista Omar Palma va como postulante del Frente de la Cultura, la Educación y el Trabajo, al tiempo que Raúl Castells hace lo propio con el Movimiento Dignidad.
Luego de una intensa campaña repleta de afiches, spots y banners y sin debates con formato clásico, llegó la hora de que los santafesinos definan su orden de prioridades de cara a la general. Al fin, hoy será el día de la verdadera encuesta. La única que no dejará lugar a dudas.