Rodolfo Ambrosio es un hombre que está acostumbrado a los desafíos, de hecho ya su historia como jugador es un claro ejemplo: debutó en la primera de Tala a los 17 años y fue el primer argentino en jugar para la selección de Italia, poniéndose la azzurra nada menos que en el primer Mundial de Rugby, en 1987. El head coach de los seleccionados juveniles argentinos estuvo en Rosario, en la primera concentración nacional que realizaron los M20 con vistas a su participación en el Mundial de la categoría que se disputará del 2 al 20 de junio en Nueva Zelanda. La idea es realizar tres o cuatro concentraciones más hasta el comienzo del torneo y después hacer una gira por Sudáfrica en la cual se jugarán una serie de partidos para llegar al certamen ecuménico de la mejor manera posible.
—¿Qué balance hacés de la concentración en Rosario?
—La aprovechamos al máximo. Estuvimos con los chicos trabajando en doble turno y sinceramente fue una semana muy dura, de mucho rigor en la preparación física. Al final de la concentración, jugar con el calor que hizo fue muy difícil, pero para nosotros tener la oportunidad de enfrentar a Los Pampas es un honor. Yo estoy muy contento, muy conforme con lo que hicieron los chicos. Mientras estuvieron bien físicamente hicieron un partido bastante bueno, pero después empezamos a perder el control de la pelota y ellos encontraron los espacios. Son cosas a trabajar, pero también hay que tener en cuenta que en este equipo de Pumitas hubo varios jugadores que no estuvieron en la concentración, como Ramírez, Petti, Portillo o Fernández, por ejemplo, porque estuvieron afectados al Seven o con los Pampas. En ese sentido estamos muy tranquilos porque jugadores hay. No obstante, nunca buscamos un resultado: el objetivo concreto es tratar de capacitar la mayor cantidad de jugadores para que puedan ser Pumas.
—En el plantel hay muchos con experiencia mundialista.
—Sí, hay once jugadores en total que ya saben lo que es jugar una Copa del Mundo. Acá la meta es llegar de la mejor manera al Mundial para poder competir. No vamos a ver qué pasa. La idea es que los chicos puedan adquirir la mayor experiencia posible para que los mejores lleguen a Los Pumas.
—Hace rato que estás en el proceso y ya viste como algunos Pumitas ya son Pumas.
—El sistema está dando sus frutos. Si hacés números, de los chicos que hoy están en Pampas casi el 95 por ciento pasaron por seleccionados juveniles. Vamos por buen camino.
El Mundial Juvenil de Nueva Zelanda asoma en un horizonte que por ahora parece lejano. En ese certamen Argentina formará parte del Grupo A, que a priori es bastante complicado. No le será fácil al conjunto nacional ya que el rugby en el hemisferio norte creció mucho con respecto a Inglaterra, el último campeón. Australia juega con varios puntos a favor por estar cerca del país anfitrión, mientras que Italia se presenta como un cotejo duro en cuanto a lo físico.
Para poder estar entre los mejores del mundo se está llevando a cabo una tarea que no es fácil. Hay saltos muy grandes de juveniles a Pampas y otro de Pampas a Pumas. De hecho, en los últimos diez años hubo muchos Pumitas que se destacaron pero después no llegaron a ser Pumas, algo que ahora parece comienza a revertirse con mucho trabajo. El rugby argentino tiene un potencial enorme, algo que queda de manifiesto con los jugadores que van surgiendo. El talón de Aquiles del rugby argentino es la falta de competencia. En ese sentido la Argentina va quince años atrás con respecto a las potencias, esto sin tener en cuenta los presupuestos que se manejan. Aún así, la calidad del jugador argentino es cada vez mejor, lo que habla muy bien del proceso que la UAR está llevando adelante.