Una misteriosa banda de falsos payasos armados con hierros y hachas ataca a la gente por las noches en varias ciudades francesas desde hace dos semanas, según informó la prensa local y de otros países.
Una misteriosa banda de falsos payasos armados con hierros y hachas ataca a la gente por las noches en varias ciudades francesas desde hace dos semanas, según informó la prensa local y de otros países.
Una verdadera psicosis se extiende en Francia como una mancha de aceite. Desde hace dos semanas, la gente no se atreve a salir de noche en algunas ciudades por temor a ser atacada por falsos payasos que se convirtieron en símbolos del terror.
El domingo a la noche Patrick S., un universitario de Besançon, fue atacado por tres payasos de pelo verde y rojo, que bajaron de un auto blanco a los alaridos, armados con hachas y barras de hierro. Herido en una mano, por milagro consiguió escapar de los agresores y llegar hasta un hospital parisino.
Fue el último episodio de una serie de ataques perpetrados en varias ciudades francesas por falsos payasos. Alimentado por las redes sociales, el inexplicable fenómeno se propaga a la velocidad de la luz.
El 10 de octubre, un adolescente disfrazado perseguía a la gente en el centro de Périgueux (sur) con un cuchillo de plástico "para hacer una broma". Una semana más tarde en Pas-de-Calais (norte), payasos armados amenazaron a varios paseantes. Casi simultáneamente, en la misma región, un hombre -también disfrazado de bufón- blandió una sierra eléctrica frente a una escuela primaria. "Cada vez hay más. Con maquillajes estridentes, que simulan expresiones de odio o ferocidad, se abalanzan sobre los chicos para aterrorizarlos o sobre los adultos para agredirlos", reconoce un comandante de la gendarmería. Hasta ahora, dos de esos individuos lograron ser detenidos: un joven de 18 años que asestó 30 golpes con una barra de hierro a un hombre que regresaba a su casa en Montpellier, y un adolescente de 14 años, en las afueras de París, que se abalanzó sobre una mujer enarbolando un hacha ficticia. El "gran pánico del clown" llegó de Estados Unidos. Todo comenzó en Wasco, una pequeña localidad de California, donde una pareja decidió tomar fotos espeluznantes de un payaso en las calles y terminó por desatar una tremenda psicosis.