Los días convulsionados que atraviesa Rosario por los casos de violencia y el contexto de crisis económica tienen un impacto directo en la llegada de turismo a la ciudad para Semana Santa, y ya provocó que las reservas sean las más bajas en años. "El panorama es complejo", repetían este lunes los hoteleros. Sin que se revelen aún cifras oficiales, pudo saberse que los números no son los que precisa la actividad en uno de los fines de semana largo más esperados cada año.
"Nunca perdemos las expectativas, porque siempre las reservas en Rosario para estas fechas se hacen a último momento. Pero está muy complicado, principalmente por la economía. Creemos que vamos a estar lejos del piso que necesitamos", describía en off ayer una fuente del sector.
Por su tamaño y cantidad de atracciones, durante los últimos tiempos Rosario fue consolidando un perfil de ciudad que recibe muchas visitas de dos o tres noches, principalmente de provincias vecinas como Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. Por eso, cada fin de semana largo es preciado para el sector hotelero. El de Semana Santa, usualmente de cuatro días pero esta vez en versión XXL de seis, es una celebración que se aguarda con mucha anticipación.
Desde hace años, más allá de los gobiernos y los movimientos que hubo en el calendario con los feriados, Semana Santa siempre fue la primera fecha puente del año después de las vacaciones. Como el grueso de las familias se toma enero porque a fines de febrero comienzan las clases, desde el punto de vista del producto de ocio, era el primer feriado que tenían para viajar. La ciudad durante mucho tiempo tuvo una buena imagen y servicios, lo que la convertía en una elección competitiva para visitar.
Pero la seguidilla de asesinatos de trabajadores inocentes, dos taxistas, un colectivero y un empleado de estación de servicio ocurridos entre el 5 y el 9 de marzo pusieron a Rosario en el ojo de la tormenta. A la presencia intensa en canales de noticias de llegada nacional, le siguió una ola de temor, amenazas y mensajes velados contra otras instituciones que prácticamente paralizaron la ciudad. La saturación policial, con llegada de cientos de fuerzas federales, fue la respuesta estatal a ese clima de zozobra.
Otra vez
Cuando parecía que todo se calmaba, las calles recuperaban su movimiento habitual y los rosarinos su vida social, este lunes los choferes del Transporte Urbano de Pasajeros lanzaron un paro sorpresivo tras recibir una intimidación en una de las unidades. Si bien tras algunas horas y negociaciones con la provincia y el municipio volvieron a trabajar, la contramarcha vino a empañar otra vez el funcionamiento de un territorio urbano que ya de por sí padece, en términos económicos, un proceso de ajuste encabezado por el gobierno de Javier Milei que ha secado los bolsillos de gran parte de la población.
Toda esta situación de confusión dinamitó la cantidad de reservas en los hoteles rosarinos de cara al fin de semana largo. Pero en ese marco, las figuras del rubro atribuyen la baja mayormente a la recesión, más que al clima de inseguridad. "El 80% de lo que pega es la crisis económica. Llenar el tanque de un auto hoy cuesta el triple que hace unos meses. Los costos de la gastronomía también aumentaron. La salida de ocio de una familia pasó a ser una segunda opción, no es prioridad. Eso es lo complicado", señaló un referente.
En el sector de los hostels pasó algo similar, y en el mejor de los casos las reservas arañan el 50%. "Lamentablemente en la fecha fuerte donde se hacen las reservaciones, que fue a principios de mes, tuvimos esa semanita que fue muy agitada con el tema de seguridad y las noticias. Ahí se terminaron de bajar algunos. Por otro lado, este año nos toca medio atípico porque son muchos días de fin de semana", explicó Mauro Gómez, presidente de la Cámara de Hostels de Rosario.
Particularmente en este sector, se suma la ausencia del acostumbrado público israelí que siempre llega a Rosario en verano, desde octubre hasta abril, detenido por el conflicto bélico en Gaza. "Después, claro que obviamente, hoy la prioridad no es viajar, es pagar los impuestos. Entonces, si no hubiese habido estos hechos de seguridad, no sé cuan distinto hubiese sido el fin de semana", apuntó el dueño de Be King.
Este martes, los referentes del sector tienen una reunión especial en el Ente Turístico de Rosario (Etur), en el que se les van a presentar algunas propuestas para afrontar este tipo de situaciones negativas, y transformarlas de manera positiva. Se suma a las capacitaciones que vienen teniendo denominadas "buen anfitrión" para publicitar la ciudad. La intención en el corto plazo es trabajar intensamente con la proyección a futuro de torneos deportivos, que vienen muchos, y en el perfil académico en conjunto con las universidades y los congresos.
Si bien los protagonistas intentar minimizar la importancia del imaginario violento que se han instalado sobre la Cuna de la Bandera, lo cierto es que la reputación que se ha ganado a nivel nacional es un problema para la industria turística, pero también para el consumo interno gastronómico, ya que el terror también recluye a los mismos rosarinos en sus casas. Es evidente que el Estado debe tomar cartas en el asunto para cambiar ese destino, pero el contexto es tan duro que hasta parece una preocupación secundaria cuando el clima de intranquilidad incluso impide garantizar siquiera el funcionamiento de servicios vitales como el transporte con normalidad.