Quince horas después de la pelea ante la entrerriana Débora Dionicius (14-0-0/ 4 ko) en Villaguay por el título supermosca de la Federación Internacional de Box (FIB), Marisa Portillo (13-8-2/ 2 ko) aún no puede bajar la adrenalina. Apenas durmió dos horas desde que se bajó del ring con sensaciones que nunca antes había sentido. Piensa que a pesar de haber perdido, por puntos y fallo unánime tras 10 rounds, el combate fue un punto de inflexión en su carrera: "La pelea estuvo muy buena. Salí a buscarla como nunca, tenía toda la decisión de quedarme con este título, lo único que no me acompañó fue el fallo de los jueces, pero lo acepto. Con tantos años en el boxeo ya nada me sorprende, aunque me angustia. No me quejo del fallo, pero a veces (los jueces) son muy injustos", le dijo Portillo a Ovación una vez llegada a Rosario.