Marta Antonia Catalano tenía 76 años, era viuda y madre de tres hijos. Los
últimos 45 años los vivió en lo que hoy es una coqueta casa del pasaje Cuba 790, unos 150 metros al
sur del complejo de cines Village. A las 2.40 de ayer, un vecino escuchó sus gritos y llamó
inmediatamente al 911. Cuando los móviles del Comando Radioeléctrico llegaron a la casa lograron
detener a un hombre que se descolgaba desde un techo lindero. Después, al entrar a la casa de la
mujer, la hallaron muerta. Estaba vestida con un camisón y tirada al costado de su cama. Su cuerpo
delataba marcas compatibles con las de quien resistió una brutal agresión y, aunque anoche los
pesquisas esperaban los resultados de la autopsia para conocer cómo había fallecido, fuentes
policiales aseguraron que el hombre detenido reconoció haberla sofocado.
Las horas posteriores a la muerte de doña Marta fueron alimentando sólidamente
la hipótesis de que el muchacho apresado por los efectivos del Comando tendría los mismos rasgos a
los de un violador serial que es buscado desde principio de año por haber atacado sexualmente a al
menos cinco ancianas de entre 70 y 84 años. Según el registro que tiene la llamada Comisaría de la
Mujer, esos hechos ocurrieron en jurisdicción de las comisarías 8ª (dos casos), 12ª, 7ª y 17ª (ver
aparte).
"La descripción que hicieron las víctimas de esos cinco hechos acerca de su
atacante y algunas particularidades relatadas por las mujeres se ajustan a este hombre. Ahora hay
que realizar exámenes para ver si se trata de la misma persona", indicó una fuente consultada.
Le robaron. Roby, el perro que vivía con doña Marta, no dejaba de ladrar ayer al
mediodía a todo aquel vecino que llegara hasta la casa de pasaje Cuba 790 para preguntar si era
cierto lo que estaba diciendo el noticiero de la tele: "¿La mataron a doña Marta, la del
corralón?".
Mientras tanto, frente a la vivienda, la familia de la víctima esperaba que
desde el Instituto Médico Legal los llamaran para entregarles el cuerpo, que fue sepultado ayer
mismo por la tarde en el cementerio La Piedad.
"Estamos esperando. Por ahora sabemos que le robaron con seguridad 17 pesos,
pero no podemos encontrar los dos sueldos que cobró ayer", dijo Marta Beatriz, la hija mayor de la
mujer asesinada, en referencia a la jubilación que su mamá cobraba como ama de casa y la pensión
que le había dejado su marido.
"Nacimos y nos criamos en esta casa. Mi mamá vivía acá desde hace 45 o 46 años.
Nosotros nos fuimos casando y mi mamá se quedó sola", explicó Marta Beatriz.
La coqueta vivienda con frente de tejuelas rojas de pasaje Cuba al 700 está
protegida por una reja de caño de unos 2 metros de altura. Un patio delantero, cubierto en parte
con un toldo tipo media sombra verde y blanco, da paso a dos puertas: una entrada principal y el
acceso a un pasillo a cielo abierto que desemboca en la cocina de la casa. Atrás de la vivienda, un
patio completa el predio.
Ruidos en la noche. "Escuchamos ruidos como a las 2.40. Parecía gente que se
subía a los techos", recordó ayer una vecina del lugar. "Después, uno de los vecinos escuchó gritar
a doña Marta y llamó al 911. La policía estuvo al toque ", relató la mujer. Los vecinos y
familiares coinciden que la víctima era más bien desconfiada. "Si no te conocía, abría el postigo
de la puerta y te atendía por ahí. No era de abrirle a cualquiera", explicó un vecino.
"No había cerraduras forzadas y todo hace presumir que ingresaron por la puerta
del pasillo que da a la cocina", especuló un investigador. Y manifestó que cuando llegaron los
policías, el perro Roby estaba en el patio delantero de la casa. "Eso es raro porque el perro
siempre estaba adentro, con Marta. A lo mejor lo sacó para espantar a los ladrones", aventuró un
familiar.
Cuando los móviles policiales arribaron a la casa de pasaje Cuba rodearon la
manzana y se toparon con un hombre que se descolgaba desde el techo de una casa de Zuviría 5802. En
su desesperación para evitar una dura caída, el maleante trató de agarrarse de la conexión de la
televisión por cable, la que terminó arrancando. "El tipo se trepó por los techos y bajó en el
pasillo de la casa de Marta, después se metió por una puerta que da a la cocina de la casa",
explicó la vecina.
Al ingresar a la vivienda, los uniformados se toparon con el cuerpo sin vida de
Marta tirado al lado de su cama. Estaba vestida y tenía escoriaciones propias de la resistencia
ante la agresión. Al huir, al maleante se le cayó la campera en el pasillo y en su interior había
una tarjeta de colectivos con un viaje marcado a la 0.30 en la línea 115.
"La plata la tienen los otros", dicen los vecinos que gritaba Luciano Hugo
Andrés B., de 28 años, cuando fue detenido por los efectivos del Comando aduciendo que no había
cometido solo el hecho. Su apodo es Pele, tiene antecedentes y cumplió una condena de cinco años
por varios delitos contra la propiedad y las personas con el uso de armas. Vive a unas 20 cuadras
de la casa de doña Marta, en jurisdicción de la comisaría 12ª.
Leo Graciarena
La Capital