Los muertos por el sismo en el centro de Italia llegan a 283
La devastada ciudad medieval de L´Aquila comenzó ayer a reanudar sus actividades cuando algunos
tenderos abrieron sus locales, tres días después de que un terremoto dejó inhabitable el centro
histórico. Mientras, la cifra de muertos a consecuencia del peor sismo en Italia en tres décadas
llegó a 283, incluyendo 20 niños y adolescentes.
10 de abril 2009 · 01:00hs
La devastada ciudad medieval de L´Aquila comenzó ayer a reanudar sus actividades
cuando algunos tenderos abrieron sus locales, tres días después de que un terremoto dejó
inhabitable el centro histórico. Mientras, la cifra de muertos a consecuencia del peor sismo en
Italia en tres décadas llegó a 283, incluyendo 20 niños y adolescentes.
El sismo de 6,3 grados sacudió L’Aquila el lunes y varias aldeas vecinas
en un área de 600 kilómetros cuadrados. Los fuertes remezones, que se siguen sucediendo, provocaron
pánico entre los habitantes, de los cuales casi 18.000 están refugiados en campamentos de carpas
colocados en la región afectada.
Otros 10.000 han sido alojados en hoteles a la orilla del mar, fuera de la zona
del sismo. Por su parte, los ferrocarriles italianos proporcionaron vagones-dormitorio con
calefacción en la principal estación ferroviaria de L’Aquila, donde casi 700 personas pasan
la noche.
En toda la ciudad fue posible apreciar las actividades económicas, a medida que
farmacias, tiendas de comestibles, carnicerías y ferreterías comenzaban a operar.
Antonio Nardecchia abrió el puesto de carne de su familia, donde ofreció a la
venta pollos y salchichas justo frente a los muros derruidos del centro histórico . El hombre de 32
años dijo que había poca venta.
"Abrimos hoy (por ayer) para intentar vender algo de carne antes de que se eche
a perder", comentó. "No veo mucho futuro por delante en esta ciudad. No es como si todo fuera a
comenzar de nuevo".
Una panadería en un edificio de bloques de cemento de un solo piso era un
testimonio de supervivencia en medio de casas medio derrumbadas. En el interior, Evelina Cruciani,
de 59 años, hacía emparedados con rebanadas gruesas de pan recién horneado, jamón y queso
mozzarella, y los entregaba a los hambrientos rescatistas o los vendía a otras personas menos
necesitadas a tres euros cada uno.
Horas antes, los equipos de socorro habían recuperado otros tres cadáveres de un
derruido dormitorio universitario. El último cuerpo fue retirado de los escombros poco después del
amanecer, y sus familiares mantuvieron una vigilia hasta el final, dijo el coordinador de las
tareas, Antonio Panaro. l (AP, Reuters y DPA)