Después de una semana de duras negociaciones sobre los detalles de un acuerdo contra el cambio
climático, los participantes en el encuentro de Copenhague comienzan hoy un sprint final a nivel de
ministros y de unos 115 jefes de Estado y gobierno que se prevé acudan a la cita.
Entre los temas más controvertidos destacan tres: ¿Cuánto tendrán que
reducir los países sus emisiones de gases de efecto invernadero? ¿Quién financiará la protección
del clima en los países en desarrollo y su adaptación al cambio climático? Y finalmente: ¿Hasta qué
punto será vinculante el acuerdo? Ninguna de las tres cuestiones está solucionada ni de lejos.
Hasta ahora, algunos países presentaron sus objetivos de reducción de
gases de efecto invernadero, pero según los científicos, ello no basta para estabilizar y limitar
el calentamiento global a dos grados centígrados.
Según un borrador de acuerdo, los países industrializados deberían
reducir sus emisiones entre un 25 y un 45 por ciento hasta 2020 respecto a los niveles de 1990. La
cifra que se impondrá finalmente está totalmente abierta, al igual que el reparto de las
obligaciones globales entre los Estados.
Además, China acusa a Estados Unidos y Europa de no tomar en serio su
“responsabilidad histórica” en el calentamiento global y de haberse fijado objetivos de
reducción de emisiones demasiado pequeños.
La Unión Europea (UE) prometió poner a disposición de los países en
desarrollo hasta 2012 7.200 millones de euros (10.526 millones de dólares) en concepto de ayuda
climática inmediata, algo que fue saludado por el secretario de la ONU contra el cambio climático,
Yvo de Boer. Sin embargo, se trata de un dinero que ya había sido prometido, pues la UE considera
la financiación de la protección climática en los países pobres como ayuda al desarrollo.
“Todo el dinero que se puso hasta el momento sobre la mesa en
Copenhague es una reiteración de la promesa hecha ya en el año 2000 en la cumbre del milenio para
luchar contra la pobreza en los países en desarrollo”, criticó el director político de la
organización no gubernamental Germanwatch, Christoph Bals.
La Unión Europea aprobó concretamente en Bruselas en 2005 doblar su
ayuda al desarrollo hasta 2015 y con ello alcanzar el 0,7 % del producto interno bruto (PIB)
nacional. Ahí está ya prevista la ayuda inmediata climática. Además, es totalmente incierta la
financiación a largo plazo para los países pobres hasta 2050.
La obligatoriedad se trata del aspecto más controvertido. Estados Unidos
torpedea no sólo en el ámbito de la protección climática los acuerdos internacionales vinculantes.
Ese es también un motivo de por qué no se comprometió a cumplir con el protocolo de Kyoto.
De esta forma, en la cumbre del clima transcurrieron paralelamente dos vías de negociación y,
con ello, dos borradores de acuerdo: por un lado, la de los firmantes del protocolo de Kyoto,
legalmente vinculante (sin Estados Unidos) y por otro, la de la convención marco del clima de Río
de Janeiro de 1992, en la que Estados Unidos está presente.
El Estado isleño de Tuvalu bloqueó en dos ocasiones durante varias horas
las negociaciones porque exigía regular urgentemente el nivel de obligatoriedad del acuerdo.
La destrucción de los bosques contribuye en un 20% a las emisiones de
dióxido de carbono en todo el mundo. Algunos países de la UE y Brasil insisten en que no deben ser
protegidas únicamente partes de bosques aisladas y quieren un régimen forestal nacional.
Además, piden que no se permita que la tala de bosque se compense con la
reforestación, porque muchos países entienden como tal plantaciones pobres en especies. Las selvas
vírgenes apenas pueden reforestarse, debido al suelo destruido.
Organizaciones medioambientales temen que los bosques se conviertan en
un refugio para los países que no quieren reducir sus emisiones de gases con efecto invernadero.
La presidenta de la cumbre, Connie Hedegaard, valoró positivamente que
anteayer llegaran a Copenhague 48 ministros de medio ambiente de todos los continentes, que
debatirán en pequeñas y grandes rondas de negociación hasta que lleguen más ministros al comienzo
de la semana y hasta el fin de la cumbre el viernes, cuando se encontrarán finalmente 115 jefes de
Estado y gobierno. (DPA)