Gérard Depardieu es Obélix. Al menos eso es lo que el actor francés le hizo
creer al mundo, no sólo gritándolo a los cuatro vientos sino interpretando al personaje en las tres
adaptaciones cinemtográfica de la popular historieta de Goscinny y Uderzo, cuyo último capítulo,
"Asterix en los Juegos Olímpicos" llega hoy a los cines rosarinos.
"Como Obélix no necesito sexo en mi vida, sólo amor", disparó Depardieu, de 60
años, durante la presentación de la película que dirigieron Frédéric Forestier y Thomas Langmann y
cuenta con Alain Delon en el rol de Julio César.
"Nosotros dos sólo buscamos amor; el sexo no es importante en nuestras vidas",
insistió con una amplia sonrisa dibujada en los labios el protagonista de "Cyrano de Bergerac",
quien confesó que, al igual que Obélix, no tiene mujer, aunque admitió que ambos "podrían tener
todas las que quisieran".
La nueva aventura de Obélix, el inseparable compañero del héroe galo Asterix,
gira en torno de la lucha de Lunátix, un joven guerrero intrépido y romántico, por alcanzar el amor
de la princesa griega Irina. Para lograrlo, desafía a Bruto, el hijo de Julio César, que también
compite por el amor de la princesa, a enfrentarse en las Olimpíadas.
La realización de la película, como la de los dos capítulos anteriores de la
saga, fue impulsada por Depardieu. El actor, que a lo largo de su extensa carrera artística encarnó
más de 170 personajes en cine, televisión y teatro, es fanático de la obra de Goscinny y Uderzo, a
la que considera "maravillosa".
Depardieu adora a su personaje, el gordo, valiente y noble Obélix, de quien
aseguró que "es como un niño que se deja guiar por sus instintos". "Representa todo lo que yo
quiero mostrar en una pantalla —añadió—; es como una continuación de Cyrano de
Bergerac, pero excedido de peso y con una poción mágica".
Colón, Cyrano, Napoleón, a lo largo de sus más de 40 años de trayectoria
Depardieu interpretó a los más intrépidos aventureros que dio la historia y la literatura y con el
tiempo aprendió a compartir su pasión. "Hoy me siento más aventurero que actor —dijo—.
Ser actor es algo triste, porque un actor trabaja, mientras que un aventurero vive".
Por eso encabezó una cruzada contra el avance de Hollywood en Europa. "Los
americanos son muy buenos en crear industria y han sabido encontrar una idea de marca en sus
productos. Por ejemplo, Madonna es una marca que podría cotizar en Bolsa", se quejó.
"La cultura americana se convirtió en la gendarmería de Europa y durante mucho
tiempo olvidó al resto de las culturas", explicó Depardieu. "Sus héroes son muy simples, funcionan
con esa idea maniquea de los buenos que luchan contra los malos, frente a los héroes europeos que
luchan por la libertad", añadió.
"De aquí a diez años, las películas serán totalmente digitales y estarán
plagadas de efectos especiales. Al final, matarán la imaginación, ésta quedará encerrada en la
computadora, y nos quedaremos sin Poe, sin Lovecraft, sin Asimov... ¡una lástima!", insistió
Depardieu.
"Asterix en los Juegos Olímpicos" es la película europea más cara de la
historia: costo 78 millones de euros. Además de Depardieu y Delon, actúan Clovis Cornillac, como
Astérix, y las estrellas del deporte Zinedine Zidane, David Beckham y Michael Schumacher. Un
recurso de marketing típico de Hollywood.