Tras la ausencia en Beijing 2008, el seleccionado masculino vuelve a los Juegos Olímpicos con una ilusión: quedar entre los mejores seis del certamen. Así lo anunció su entrenador, Pablo Lombi, quien señaló que la meta es mejorar lo que su equipo hizo en el Mundial de India 2010, en el que el conjunto nacional fue séptimo.
"Es nuestro objetivo quedar 6º. Estar entre los ocho mejores es estar en la élite del hockey mundial. Tengo confianza en que lo logremos porque el equipo llegará muy bien a Londres", destacó Lombi, que asumió como entrenador en junio de 2009.
Argentina, que tendrá sólo un rosarino entre sus filas (Manuel Brunet), debutará el lunes 30 de julio ante Gran Bretaña, por el Grupo A. Luego chocará contra Pakistán, Australia, España y Sudáfrica, en ese orden.
"Australia, Alemania y Holanda están en un nivel muy alto y después vienen los demás, incluidos nosotros. Las diferencias van a estar en los detalles; córners cortos a favor y en contra, y en la dinámica de juego. El que marque efectividad en estos aspectos va estar más cerca de las primeras posiciones", analizó el mayor de los hermanos Lombi.
Sobre la preparación que su equipo realizó se cara a la máxima cita deportiva del año, el DT analizó: "Llegamos a Londres con noventa partidos internacionales. Argentina, además de su garra característica será un equipo con un juego sólido y un nivel muy alto en el aspecto técnico y de resolución y compromiso". Y agregó: "Es fundamental no cometer errores, pero depende de nosotros ser contundentes en ataque. Ahí está la clave. Si lo logramos podemos ser sorpresa".
Lombi, de 41 años, ganó como jugador con el seleccionado argentino las medallas de oro en los Juegos Panamericanos de 1995, 1991 y 1994. Además dirigió el seleccionado argentino sub 21 entre 2003 y 2005, que fue campeón mundial en Holanda (2005); y de 2007 a 2009. Esas bases son hoy parte del equipo mayor que Lombi conoce a la perfección.
A la sombra de Las Leonas, el seleccionado masculino busca crecer y se ilusiona con dar la sorpresa. En la que será su décima participación en los Juegos Olímpicos (donde logró tres diplomas: Londres 1948 -5º-, Seúl 1988 -8º- y Sydney 2000 -8º-) no quiere pasar desapercibido. Su oro será quedar entre los seis primeros. Y mantenerse en la elite.