Un vendedor ambulante de 32 años fue imputado del robo calificado y hurto de al menos tres camionetas en Rosario y de encabezar una caravana en un auto particular para trasladar a dos de esos rodados hacia la provincia de Chaco. La causa tiene relación directa con otra en la cual la Fiscalía Regional Rosario pesquisa a grupos que en la jerga policial se denominan "reducidores", en el marco de la llamativa y reiterada sustracción de chatas último modelo de gama media o alta.
Mauricio E. S. es uno de los eslabones de un grupo de al menos cuatro personas sorprendidas en un control policial el 2 de febrero pasado en la ruta provincial Nº 2 que une la localidad de Logroño con Tostado, unos 460 kilómetros al norte de Rosario, a bordo de dos camionetas —una Chevrolet S10 y una Toyota Hilux— que habían sido denunciadas como robadas.
Personal policial requirió la documentación de los rodados a sus ocupantes, que carecían de ella y no pudieron justificar su tenencia. Según la investigación, los vehículos tenía como destino final la ciudad chaqueña de Villa Angela donde con frecuencia se suele derivar ese tipo de vehículos. De acuerdo a las denuncias, una había sido levantada en Wilde al 500 y la otra en Oroño y Córdoba.
Ambulante. En esa oportunidad tres personas fueron detenidas y puestas a disposición de la Justicia y en una audiencia celebrada hace dos meses y medio quedaron imputados del hurto agravado. Pero Mauricio E. S. logró evadir el control.
Según el fiscal de Investigación y Juicio Fernando Rodrigo, a cargo de la acusación, el rol de este hombre era guiar la caravana hacia Chaco a bordo de un auto Honda Civic, pero se dio a la fuga tras advertir a los conductores de las chatas, vía radio telefónica, la presencia del control caminero.
Al imputado, que durante la audiencia dijo dedicarse a la venta ambulante y fue detenido el jueves en su casa de 24 de Septiembre al 3900, le atribuyeron otros dos hechos.
Mecánico. Uno fue una tentativa de robo calificado en la que fue detenido en flagrancia el 23 de septiembre de 2014 en Mendoza al 3700. Ese día un llamado al 911 alertó que dos personas estaban forzando la cerradura de una Toyota Hilux. Mauricio E. S. había estacionado en doble fila, en complicidad con una mujer, un Fiat Uno negro que servía de apoyo.
Cuando llegó una comisión policial y les preguntó el motivo de su presencia, el sospechoso dijo que era mecánico, y que lo habían llamado por un desperfecto en la chata.
Pero al llegar el dueño de rodado negó haber llamado a un auxilio. Se constató que estaban violentados la cerradura y el tambor de arranque de la Toyota. En el lugar se secuestraron varias herramientas como un martillo, pinza, alicate y varios celulares.
Aunque las evidencias más claras están basadas en un entrecruzamiento de impactos de las antenas de empresas de telefonía celular y radio de los aparatos que utilizaba el acusado (pericia a cargo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria), el fiscal también ubicó al vendedor ambulante en la sustracción de otra camioneta Toyota Hilux ocurrida la medianoche del 16 de agosto de 2014 en Tucumán al 3800.
"De uno de los aparatos secuestrados aparecen múltiples impactos en el Nextel de Mauricio S. que lo ubican en la zona de Tucumán al 3800. Ello demuestra una modalidad que se reitera en este tipo de hechos, con comunicaciones constantes, cortas y fluidas con otras personas", recordó Rodrigo.
Reducidores. Cabe recordar que a partir de decenas de denuncias con más de 60 camionetas robadas, desde hace meses el fiscal está tras los pasos de los grupos de reducidores de ese tipo de vehículos que, en algunos casos, llama la atención por la logística que operan para levantarlas de la vía pública, ya que se demuestran capaces de intercambiar módulos de las computadoras de a bordo sin romper un sólo plástico del tablero o de abrir las cerraduras mediante un sistema por el cual no necesitan violentarlas.
El fiscal solicitó que a Mauricio E. S. se le dicte la prisión preventiva y se le imputen tres hechos: el intento de robo de calle Mendoza y el robo de Tucumán al 3800, así como los hurtos de las dos camionetas interceptadas camino a Chaco.
La acusación se apoyó en las denuncias de las víctimas, las actas de procedimientos, informes telefónicos y principalmente la declaración de uno de los coimputados, que nombra y ubica a Mauricio como integrante de la caravana con destino a Chaco.
Técnico. La defensa, encabezada por el abogado Leopoldo Monteil, puso en duda la atribución de los hechos, principalmente el de Tucumán al 3800 donde sólo se hace referencia a la presencia de su cliente a través del informe de telefonía celular. "No se especifica la hora, pudo estar a una cuadra o un kilómetro. Además, mi defendido vive a la misma altura catastral por otra calle, así que la misma antena puede captar su posición", indicó el letrado.
"Yo no robé chatas, tampoco me secuestraron ninguna ganzúa", se desligó el imputado cuando le dieron la palabra, sobre todo del hecho en el que fue apresado en flagrancia. También refirió tener varias profesiones, como la de técnico en refrigeración. El abogado insistió en la inocencia de su cliente y destacó que "a pesar de haber sido nombrado desde un principio en la investigación nunca evadió la Justicia" y muestra de ello es que "fue apresado en su casa".
Monteil solicitó la libertad de sus asistido en virtud de que la calificación legal no estaba firme y la pena en expectativa podría se de cumplimiento condicional. Subsidiariamente ofreció una caución de 50 mil pesos para morigerar la prisión preventiva.
Preventiva. Luego de escuchar a las partes el juez José Luis Suárez hizo lugar al pedido de prisión preventiva, aunque a la calificación de robo de la chata de calle Tucumán la bajó a hurto. También declaró procedente la alternativa ofrecida por la defensa de pagar una caución, aunque elevó ese monto a 150 mil pesos.
Mientras se cumpla con ese requisito, y si es que la defensa accede, ordenó el traslado del detenido a la Unidad Penitenciaria Nº 3 o N º6, ya que padece un problema en la visión que requiere tratamiento médico.