Leonardo Federico Balbuena tenía 21 años. El lunes, al filo de la medianoche, manejaba su moto Honda Tornado color negro por calle 24 de Septiembre al 1700. Iba acompañado por Florencia, una adolescente de 17 años. Antes de que la moto cruzara la bocacalle con Italia, una Yamaha YBR color rojo se le puso a la par y el acompañante de ese rodado exhibió un arma de fuego y disparó al menos cinco veces contra Balbuena. Los pesquisas estiman que se trató de una pistola calibre 11.25 y el poder de esos plomos hizo que Balbuena perdiera el control y cayera sobre la vereda de los impares, al lado de un añoso árbol que se erige en 24 de Septiembre al 1800, en el barrio Matheu. Al muchacho lo auxiliaron en un auto particular pero murió camino al hospital.
"El estruendo de los disparos fue espeluznante. Yo escuché tres o cuatro detonaciones. No hubo ruido de frenadas. La otra moto nunca frenó, siguió a la velocidad que venía. Muy fuerte. Y después se escucharon los gritos desgarradores de la chica que pedía ayuda", explicó ayer una doña que vive en la cuadra. La víctima recibió impactos sobre el lado derecho del tórax y en sus brazos. Florencia, en tanto, sufrió escoriaciones producto de la caída pero no fue alcanzada por los disparos. Los vecinos indicaron que junto a los jóvenes, en la moto iba otra muchacha que se fue del lugar y aún no pudo ser identificada por la policía. En tanto, los testigos relataron a los investigadores que la YBR roja desde la que partieron los disparos era conducida por una mujer.
Balbuena tenía prontuario abierto con causas a sentencia y pesquisas de la seccional 15ª recordaron que estuvo detenido en la comisaría de calle Sarmiento hace tan sólo dos meses. Ese dato, sumado a la ferocidad y la mecánica del ataque perpetrado con un arma de grueso calibre (sería 11.25 o 45), hicieron que el expediente que lleva adelante el juez de Instrucción Luis María Caterina se fuera orientando lentamente hacia la hipótesis de un "homicidio por venganza". ¿El disparador? Sería un conflicto no resuelto con el hombre que jaló el gatillo, quien también tiene prontuario abierto. Es que tanto la conductora del rodado como el ejecutor de los disparos están identificados, aunque sus apodos se preservan "para no entorpecer el desarrollo de la pesquisa" en manos de la 15ª y la sección Homicidios.
Muerte en dos ruedas. "Yo por él no siento compasión. Nunca en vida hizo algo por mí. Si la elección es entre él y yo, no me dolerá verlo morir". Así canta, con acento caribeño, el gran Rubén Blades en su tema "Sicarios". Y si bien la hipótesis principal del expediente sobre el asesinato de "Leíto" o "Enano", como sus íntimos reconocían a Balbuena, no se dirige al pago por su muerte, la frialdad y la mecánica que utilizó su matador hace pensar en el espíritu del asesino a sueldo.
Los disparos que terminaron con la vida del muchacho rompieron la calma expectante de la medianoche en esa zona de barrio Matheu. La versión oficial, que nació en el acta preventiva del Comando Radioeléctrico, indicó que Balbuena y su amiga Florencia —la tercer ocupante no fue registrada por la policía— circulaban en la Honda Tornado negra por 24 de Septiembre en sentido al oeste. En los cien metros que separan las calles España e Italia, una YBR roja emparejó al vehículo de la víctima y se le coló por el lado derecho.
Antes de terminar de cruzar Italia, según los círculos de tiza con los que la policía científica marcó los lugares donde quedaron las evidencias de los disparos, el acompañante de la YBR abrió fuego enfocándose en Balbuena. ¡Pla, pla, pla! Los plomazos partieron desde menos de un metro e hicieron que la víctima perdiera el control de la moto, que circuló alrededor de 10 metros hasta pegar contra el cordón de la vereda de los impares. Las manchas de sangre que ayer se podían ver al lado de uno de los árboles de la cuadra marcaban el lugar exacto donde Balbuena cayó agonizante. "Los gritos de la piba que estaba con él eran desgarradores. A los pocos minutos llegó otra moto con tres muchachos que empezaron a gritar que lo habían matado. Igual lo cargaron en un auto y se lo llevaron al (Hospital de Emergencias) Clemente Alvarez. Nos dijeron que el pibe murió", explicó una vecina. Balbuena vivía en Lord Kevin al 1600, en el corazón de barrio La Lata, a siete cuadras de la escena del crimen.
La residencia de Balbuena, ubicada a metros de un histórico búnker de venta de drogas que supo funcionar de manera itinerante en la cortada Cuzco al 1500, llevó a inferir que detrás del crimen podía haber un trasfondo narco. Algo que las fuentes policiales desestimaron. "Hace dos semanas en el pasaje Cuzco al 1500 efectivos de las seccionales 5ª, 15ª e Inspección 3ª Zona realizaron un operativo de saturación con varios detenidos. Por esos días se habían producido varios encontronazos que se dirimieron a los tiros y por eso se tomó intervención. ¿El búnker que funcionaba en esa cuadra? Ya no funciona más. ¿Si el crimen de Balbuena tiene que ver con esos tiroteos o el tema de la venta de drogas? No tiene relación con la droga este crimen. Viene por otro lado. Conflictos interpersonales con otro hombre con antecedentes", explicó el vocero consultado.