Alejandro Ismael El Angelito Negro Urquiza, el policía que está bajo
investigación por su presunta vinculación con el crimen de Roberto Pimpi Camino, recuperaba la
libertad anoche luego de prestar declaración ante el juez de la causa. El cambio en el régimen de
detención obedeció a una modificación en la tipificación del delito que se le imputó. En principio,
Urquiza estaba sindicado como presunto partícipe necesario del asesinato del ex jefe de la barra
brava de Newell’s, es decir de haber brindado todas las condiciones para que el crimen pueda
ser concretado. Ahora, y después de haber hablado ante el juez Javier Beltramone, quedó frente a
una acusación un poco más leve, la de encubrimiento, que permite que permanezca en libertad
mientras se resuelve su situación judicial.
La libertad de Urquiza fue la novedad más importante al final de una jornada
plagada de declaraciones indagatorias que se produjeron en el despacho del juez de Instrucción 9,
Javier Beltramone, en el primer piso de los Tribunales Provinciales. La misma suerte que Urquiza
corrieron dos muchachas que fueron testigos directos del asesinato de Camino y que estaban
sospechadas de haber actuado como entregadoras de la víctima. A todo esto, uno de los dueños del
bar Ezeiza, frente al cual ejecutaron de cinco balazos a Pimpi la madrugada del viernes, continuará
detenido, al igual que la pareja del otro dueño de ese local, los dos sospechados de haber dado
algún tipo de cobertura al autor del homicidio.
Según trascendió anoche, Urquiza ratificó todo lo que había dicho en su
declaración ante la Dirección de Asuntos Internos de la policía. Básicamente que "no convocó" a
Camino al bar Ezeiza, que se "lo encontró de casualidad" y que "se retiró del lugar media hora
antes" del asesinato. Luego de ser notificado en el juzgado de los delitos que se le imputaban dio
su consentimiento para declarar y responder preguntas. En ese sentido, el policía fue interrogado
sobre algunos puntos "que le interesaban al tribunal", de acuerdo a lo manifestado por un vocero de
la investigación. Tras ese paso procesal, la situación judicial del efectivo que revista en la
Policía de Menores pareció descomprimirse, por lo que su defensor presentó un pedido de
excarcelación que anoche, al cierre de esta edición, estaban en pleno trámite.
Las chicas.El primer turno de las indagatorias fue para las damas. Las primeras
en comenzar a declarar, alrededor de las 17.30, fueron Florencia y Natalia, que tienen alrededor de
20 años y que fueron sindicadas en principio como las que acompañaban a Camino dentro del bar
Ezeiza poco antes del crimen. Las jóvenes estaban bajo la lupa de los investigadores porque se
sospechaba que habían sido quienes sacaron a Pimpi del local para llevarlo hasta la vereda y así
exponerlo ante el sicario.
Según fuentes de la causa, las chicas remarcaron que no tenían ningún contacto
previo con la víctima y que Pimpi fue acribillado cuando se encontraba solo en la calle. También
contaron que llegaron al bar acompañadas por dos amigos y luego de haber ido a bailar a un local
céntrico. Luis Tomasevich, representante de Florencia, remarcó que su clienta brindó su versión del
hecho y que respondió cada una de las preguntas que le formularon el juez Beltramone, el fiscal
Eduardo Valdes Tietjen y el sumariante. "Creo que quedó claro que tanto ella como su amiga fueron
ajenas a lo ocurrido. Se van en libertad, pero quedarán bajo investigación un tiempo con una
imputación menor como encubrimiento, hasta que se les dicte falta de mérito o sobreseimiento
definitivo", agregó.
De acuerdo lo que trascendió de las declaraciones, minutos antes de que
ocurriera el homicidio Florencia y Natalia habían salido a la calle a fumar y que detrás de ellas
salió Pimpi con un grupo de tres o cuatro personas. Las chicas estaban a unos tres o cuatro metros
de distancia desde la posición en que estaba Camino. En un momento dado, los hombres que
acompañaban a Pimpi volvieron a ingresar al local y en esa instancia hizo su aparición el sicario.
Según las testigos, era un muchacho que apareció caminando desde calle Zeballos, con una gorrita en
la cabeza y vistiendo una remera roja y blanca, que de inmediato comenzó a disparar sobre el ex
barrabrava.
Según la versión de Florencia, las dos jóvenes huyeron de la balacera y se
refugiaron en el baño del bar. Allí permanecieron alrededor de 15 o 20 minutos y cuando salieron el
lugar ya había quedado desierto, ya que a Pimpi lo habían trasladado al hospital Carrasco y el
resto de los clientes habían desaparecido. Un relato casi calcado brindó Natalia. Fuentes cercanas
al expediente indicaron que luego de escuchar a las chicas, el juez y el fiscal les otorgaron la
excarcelación, pero las dejaron imputadas por encubrimiento menor, un delito más leve que permite
que el acusado permanezca en libertad hasta que se defina su situación judicial.
En capilla.La otra mujer indagada fue Paola O., pareja de Orlando El Toro
Gutiérrez, uno de los dueños del bar Ezeiza que se encuentra prófugo. Paola declaró que no alcanzó
a ver lo que ocurrió con Camino. De acuerdo a su versión, en ese momento se encontraba detrás del
mostrador, atendiendo la barra. Voceros de la causa indicaron que la mujer contó que había unas 30
o 40 personas dentro del bar. "A algunas las conoce por nombre y apellidos, a otras por los apodos
y de otras directamente no tenía idea de quiénes eran", agregaron.
De un momento para otro "comenzaron a escucharse las estampidas y lo primero que
hicimos fue tirarnos al piso, detrás del mostrador. Yo creí que estaban baleando el frente del
local", declaró Paola. La mujer y otras personas entonces se escondieron en la parte superior del
negocio y cuando advirtieron que el peligro había pasado salieron a la calle. A esa altura de los
acontecimientos, Camino ya había sido trasladado al hospital. Paola recordó que con sus allegados
concurrieron al nosocomio y desde allí, tras conocerse el desenlace de la balacera se dirigió con
las otras personas que la acompañaban, a declarar a la Jefatura.
Según fuentes de la pesquisa, hoy declararán ante el juez Diego T. y El Gordo
Apio, presuntamente en calidad de testigos del crimen.
Se entregó Apio
Adrián El Gordo Apio, quien estuvo con Pimpi la noche
que lo mataron, se entregó la tarde de ayer en Tribunales después de un fallido intento que hizo a
primera hora del día. “Fue a la mañana pero el tribunal estaba rodeado de policías
esperándolo y él sólo quería entregarse ante el juez”, sostuvo un allegado. Algunas horas
antes de eso, Apio había hablado con La Capital desde la clandestinidad (página 32 de la
edición de ayer) ya que el juez Javier Beltramone había ordenado su captura. Entonces, Apio no sólo
contó detalles del crimen sino que sostuvo que a Camino lo asesinaron por problemas de plata que
mantenía con Japo, un hombre que hasta anoche no estaba vinculado a la causa.