Carolina Núñez fue para la estadística de la muerte el cuarto crimen durante las 12 horas más violentas del fin de 2022 en la ciudad. Pero para su vida y las de sus cinco hijos la estadística oculta una historia de confusiones en un negocio barrial que implicaba la posibilidad de hacer unos pocos pesos con una compra mal habida que terminó muy mal.
La mujer de 30 años fue atacada a balazos el sábado en Gaucho Rivero y Campbell, en el barrio Moderno de la zona sudoeste de Rosario, y murió la tarde del mismo día en Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) luego de doce horas de agonía.
Carolina vivía en una humildísima casilla con su esposo David y sus cinco hijos de dos meses, 2, 4, 7 y 10 años. Se trata de una construcción de madera enclavada sobre pilotes bajos, para así evitar sufrir las inclemencias de una inundación del lugar cuando llueve. Frente a la vivienda hay un amplio terraplén.
La familia vive allí desde hace tres años, cuando pudo comprar esa casilla. En la casilla Carolina atendía un negocio básico donde vendía bebidas y golosinas. En tanto, David se dedica a trabajos de pintura de obra y trata de sumar cuidando coches en la zona de bulevar Oroño.
El sábado a la madrugada, alrededor de las 4, Carolina se encontraba en su casa cuando se acercaron dos personas que bajaron de un auto, tocaron a la puerta de la casilla y preguntaron por ella. Según contaban ayer en el asentamiento, el niño de 10 años les abrió la puerta y fue a buscar a su madre. David no estaba en la casa.
Al parecer el niño le dijo a Carolina que no saliera porque los recién llegados tenían “un fierro”. Sin embargo la mujer los atendió y les dijo que la esperaran, que no le hicieran nada en la casa.
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Entonces la joven fue hasta la puerta y junto a los hombres, a quienes al parecer conocía, caminó por Campbell no más de veinte metros hasta que llegaron a un pasillo. Allí, contaron en el vecindario, los tipos “la agarraron entre los dos, le apoyaron la pistola y le dispararon tres o cuatro veces”.
Luego de recibir los balazos la mujer quedó tirada en el piso y los mismos vecinos llamaron a una ambulancia. “Estaba pálida y no hablaba, le habían dado en las tripas y tenía tiros en la panza, el hombro y la espalda”, contó una de las personas que la atendieron y agregó: “Ella sabía que la iban a matar y el chiquito contó que Carolina le dijo a los hombres: «No me maten frente a mis hijos»”. Al llegar la ambulancia fue llevada con múltiples heridas de arma de fuego al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), donde murió pasadas las 16 del sábado.
Mal negocio
En la zona más pobre de barrio Moderno, donde está enclavado el asentamiento, los vecinos cuentan una historia difícil de creer: “Carolina quería hacer una diferencia de plata y entonces compró una cocina esta semana que después quiso vender. Pero parece que era robada la cocina y por eso vinieron los dueños y la mataron”, resumieron los vecinos.
Pero a ese rápido negocio de barrio le faltaba una particularidad que fue aportada por otro vecino: “La cocina que ella había comprado era robada pero ella no lo sabía. Parece que se la habían robado a una familia narco y cuando éstos se enteraron que ella la estaba vendiendo se la juraron, ya no pudo hacer nada. Si a los narcos les robás, no importa si poco o mucho, vienen y te matan”. Habrá que ver si la historia que circulaba ayer en el barrio alcanza a comprobarse y configurarse como el posible móvil del homicidio.
El fiscal de Homicidios Dolosos, Ademar Bianchini, ordenó al gabinete criminalístico la toma de testimonios y el relevamiento de cámaras en la zona, hallándose una que podría servir para aportar datos a la investigación.