Las situaciones de hostigamiento, burlas, discriminación y hasta agresiones físicas que tienen a la escuela como escenario quedaron una vez más al descubierto ante la denuncia planteada tanto al Ministerio de Educación como a la Justicia por parte de la madre de un menor que concurre a la Escuela Nº 6.068, de Fighiera. La mujer dijo que su hijo fue atacado a golpes por ser salteño (ver aparte). "Hay mayor cantidad de casos en los últimos tres años y en edades cada vez más tempranas, lo que antes pasaba en el secundario ahora se da en los últimos años del primario", fue el diagnóstico que esbozó el psicopedagogo y docente Leonel Caprini.
"El corrimiento de las funciones parentales que ya no instalan legalidades y del Estado que, en el caso de Santa Fe, tiene apenas un equipo socioeducativo para toda la Región VI" son para el especialista algunos de los factores que inciden a la hora de analizar las causas de estos episodios.
Si bien se trata de un fenómeno difícil de cuantificar, un panorama de las situaciones que atraviesan el aula quedó reflejado a través de un informe que Unicef Argentina presentó en julio pasado. La encuesta realizada entre chicos de 13 a 18 años en Capital Federal y siete provincias (incluida Santa Fe) reveló que el 40 por ciento de los adolescentes sufrió un acto de discriminación alguna vez y, de ese número, el 63 por ciento lo padeció en la escuela.
Ese ámbito fue donde los distintos grupos encuestados ubicaron a los principales protagonistas de los hechos de discriminación, ya que el 62 por ciento mencionó haber visto a uno o varios compañeros de estudio excluir a otro; en tanto que el 61 por ciento también se sintió alguna vez rechazado.
Cambios. Para el especialista en psicopedagogía, "en los últimos tres años fue creciendo el número de casos; también es cierto que la sociedad y los medios están más atentos, pero ocurren en mayor cantidad y en edades más tempranas".
Los factores que para Carlini intervienen en este incremento son los corrimientos, tanto de los padres como del Estado, y los cambios que se produjeron en las propias escuelas. "Los progenitores ya no educan para instalar legalidades, y a eso se suma que el Estado también se corrió porque, si bien la ley nacional de educación plantea la presencia de equipos interdisciplinarios, en Santa Fe no están y apenas hay uno para toda la Región VI que interviene cuando hay que apagar el fuego", detalló.
En el caso de las escuelas, el psicopedagogo apuntó que "también debe ser espacio de construcción de legalidades, pero en este caso los docentes se encuentran con muy pocas herramientas; y a eso se suma que la escuela ofrece las mismas condiciones de hace 50 años y los chicos ya no son los mismos".
En ese punto, Carlini destacó que estas situaciones de violencia "ocurren en edades muy tempranas" y también hizo hincapié en que "las formas de agresión se modificaron hacia un mayor grado de violencia, las de hoy son nuevas formas de violencia que tienen que ver con nuevos modos de comunicarse en la escuela y con nuevas subjetividades".
Limitaciones. El Centro de Atención a la Víctima de la Defensoría del Pueblo también recibió denuncias de este tipo de hostigamientos en los últimos años. "Son casos de conflictos y maltratos hacia adentro de las escuelas, situaciones donde los chicos quedan en estado de indefensión ya sea porque el sistema educativo no percibe lo que sucede o porque no actúa", explicó Gustavo Lorenzo, abogado de la Defensoría especializado en niñez.
Más allá del trabajo que desde ese espacio se puede ofrecer a través de psicólogos y otros profesionales, Lorenzo apuntó a las "limitaciones que atraviesa el Ministerio de Educación porque los equipos socioeducativos son escasos y no existen recursos suficientes, económicos y humanos, ni de vinculación con otras instituciones para poder abordar esta problemática; no hay siquiera un programa específico que permita trabajar la violencia en forma sistemática".
La responsable del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) en Santa Fe, Stella Maris Vallejo, consideró que la situación planteada en la escuela de Fighiera "es un caso extremo", pero al mismo tiempo señaló que "estos escenarios de discriminación en el aula se presentan en forma permanente y siempre son situaciones de violencia".
Aunque prefirió no arriesgar si existe un mayor número de casos, Vallejo sí apuntó que "existen, y no son aisladas, las situaciones de acoso escolar y de discriminación, ya sea por aspecto físico o condición socioeconómica".
Ingrato recuerdo
Un caso paradigmático de discriminación en una escuela se produjo en noviembre de 2000. El hecho ocurrió en el colegio Dante Alighieri y el agredido fue nada menos que el hijo de la entonces cónsul de Bolivia en Rosario, que fue golpeado por sus compañeros de séptimo grado mientras le gritaban “bolita”.
Primeras acciones judiciales
Los juzgados que tienen a cargo la causa del chico de 11 años agredido en la escuela de Fighiera, comenzaron ayer a dar los primeros pasos en la investigación: se dio curso al pedido de la fiscalía y se ordenó la realización del examen médico forense a la víctima para comprobar el grado de las lesiones y si se corresponden con los golpes. También se decretó el secreto de sumario.
En virtud de la responsabilidad penal que pudieran tener personal docente y autoridades del colegio (omisión o negligencia de los deberes de cuidado del menor), el juez de Instrucción Nº 4, Juan Carlos Vienna, recibió el jueves la denuncia y ya decretó una serie de medidas de las que sólo se confirmó la realización del análisis médico. Aunque se presume que los agresores son menores de 16 años, no punibles, el expediente se desdobló en el juzgado de Menores Nº 4, a cargo de Dolores Aguirre Guarrochena, quien asumirá la tarea de verificar la materialidad del ataque y quienes lo protagonizaron.