Se aproximan el 5 y el 6 de enero, y entonces me acuerdo de Lisandro de la Torre. Esencialmente de su formidable ejemplo ético. Y también del Día de Reyes y ese conmovedor poema de Armando Tejada Gómez: "Hay un niño en la calle", que en alguno de sus versos dice "es honra de los hombres proteger lo que crece/cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,/ evitar que naufrague su corazón de barco/ su increíble aventura de pan y chocolate/ transitar sus países de bandidos y tesoros/ poniéndole una estrella en el sitio del hombre/ de otro modo es inútil ensayar en la tierra/ la alegría y el canto/ de otro modo es absurdo/ porque de nada vale si hay un niño en la calle...". Y también memoro a Jesús en su cruz. Y entonces por tercera vez, en pocas semanas, en esta misma sección vuelvo a preguntarme: ¿y si disolvemos el Enress (Ente Regulador de Servicios Sanitarios)? Son más de doce millones de pesos al año para mantener un ente estatal que ahora se ha tornado una entelequia (al dejar de existir como concesionaria la empresa privada que tenía que controlar). Más de doce millones de pesos que muy bien podrían servir para que haya menos niños en la calle. Y homenajear así al viejo Lisandro. Y honrar a Jesús. Y hacer coincidir los hechos con los discursos. Y hacer un poco más creíble a la clase política.