Francia pidió a Google que le mostrara los datos recolectados por los coches de
su servicio Street View tras conocerse que los mismos detectaban y almacenaban información de
tráfico de las redes de internet con conexión inalámbrica (wifi) privadas sin cifrado.
El primer resultado de la investigación es que Google recolectó direcciones de
correo y extractos de contenidos de los mensajes. Google había asegurado que sus coches rastreaban
una wifi durante cinco segundos y que con este tiempo apenas había posibilidad de detectar la
navegación del internauta.
Las autoridades francesas, que tienen dos discos con la información solicitada a
Google, están convencidas de que la empresa no únicamente recogió estos datos. También los empleó
para enriquecer su sistema de geolocalización Google Latitude sin pedir autorización.
De confirmarse estos extremos tras cerrarse la investigación en septiembre, las
autoridades galas podrían plantearse llevar a los tribunales a Google.
Las sospechas sobre Street View nacieron en Alemania que denunció que los coches
recogían información de las redes wifi privadas abiertas.
Google, tras una investigación interna, reconoció esta práctica y la atribuyó a
un error. Varios países han exigido a Google que les entregue los datos recogidos en su territorio.
La primera intención de la empresa era borrarlos en presencia de testigos, pero las autoridades de
protección de datos quieren conocer qué tipo de datos ha conseguido Street View.
Google planteó que esta entrega podría vulnerar las leyes de la privacidad, pero
Alemania solicitó un informe jurídico que apoyó su petición.