Muchos hablan de agrandar la patria. Otros trabajan veinte años en silencio y logran, efectivamente, agrandar los límites de la patria. Es el caso del geólogo entrerriano Florencio Aceñolaza, uno de los responsables del estudio sobre límites marítimos argentinos que Naciones Unidas convalidó hace pocos días atrás y que significa en la práctica al menos un 35% más de superficie para el país, además de un nuevo argumento de peso en la disputa con Gran Bretaña por la posesión de las islas Malvinas.
Aceñolaza, quien es profesor de la Universidad Nacional de Tucumán e investigador superior del Conicet, destacó que se trata de la concreción de una política de Estado “que no puede atribuirse a un sólo gobierno, ya que empezó en los 90 y llegó hasta ahora”.
En ese entonces Aceñolaza era diputado nacional por el justicialismo, y junto a la entonces diputada radical Elsa Kelly presentaron el proyecto para que Argentina delimitara sus límites marítimos y los presentara ante Naciones Unidas, cuyo dictamen favorable se conoció a principios de esta semana.
La extensión de la plataforma marina argentina abre enormes posibilidades económicas al extender el área de explotación pesquera y de eventual exploración petrolera.
Además, agrega un elemento de peso al reclamo por Malvinas ya que la ONU acepta que existe un conflicto entre Argentina y Gran Bretaña, algo que Londres niega.
“Pasado el impacto de la noticia, precisamos que la terminación de este conjunto de estudios técnicos se transforme en definiciones políticas”, dijo el experto.
—¿Cómo comenzó esta historia?
—Es una historia larga que empezó en los años 80, cuando Naciones Unidas determinó que los países con frentes marítimos podían establecer sus límites según ciertas pautas jurídicas, lo que se llamó la Convención de los derechos del mar. Fue un organismo técnico el que definió esto a nivel de Naciones Unidas. Argentina adhirió a eso en 1994. Yo en ese momento era diputado nacional por el justicialismo y presidía la Comisión de Relaciones Exteriores, y junto con la diputada radical Elsa Kelly, que es experta en temas oceánicos, llegamos a un acuerdo para sacar adelante el tema.
—Lo plantearon como política de Estado y no como algo partidario.
—-Exactamente, la idea fue sacar el tema del debate partidario y que fuera presentado por los dos partidos, para ser así tomado como política de Estado. Elsa estaba convencida de que eso iba a seguir adelante, ella hoy es representante argentina ante la Organización Internacional del Mar. Salió como ley en el 97, y allí se creó la comisión para el estudio de la definición del límite, un organismo técnico que estaba bajo la órbita del Ministerio de Relaciones Exteriores y del cual formaba parte el Servicio Geológico, la Marina y varias universidades.
—Es raro ver que triunfe la idea de política de Estado...
—En este caso, es así. Por eso digo que no es el logro de ningún gobierno, porque empezó con Menem, siguió con De la Rua, con los Kirchner y ahora termina con Macri, fue planteado de esa forma y afortunadamente vimos que se pudo llevar adelante una cuestión que le interesa al país más allá de las banderías políticas.
—Se daba en usted el caso de ser geólogo, además de político.
—Claro, yo tenía a cargo la cátedra de geología argentina en la universidad de Tucumán y uno de los temas que planteaba era el de la plataforma marítima. También participaron expertos de la UBA, de la Universidad de La Plata y de varias instituciones más. Cuando comenzamos a trabajar el Conicet puso a disposición un barco, el único que tenía, que se llamaba Puerto Deseado, y también se contrataron barcos alemanes para colaborar. Eran buques oceanográficos, no eran ni de carga ni de guerra, capaces de obtener información del subsuelo y de trabajar con sistemas satelitales, barcos muy completos.
—Allí comienza la investigación.
—Se comenzó a trabajar en el sector del borde de la plataforma, sabíamos que eran 350 millas desde la línea de costa. Se barrió el fondo del mar durante 11 años, fue un trabajo a largo plazo con interrupciones lógicas por contingencias de clima. Por ejemplo, tomar los datos en invierno se hacía muy difícil. Fuimos recopilando toda la información, que se iba discutiendo en la sede de la comisión. Era un trabajo con mucho detalle, porque así como están los límites en la Cordillera de los Andes, se trataba de fijar con precisión los puntos de la frontera marítima, y fue un trabajo bien hecho técnicamente.