Con su tradicional frase "les pido por favor, no se olviden de rezar por mí", el Papa Francisco concluyó ayer la misa campal en Holguín, en el oriente de Cuba, ante miles de cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución de la tercera mayor ciudad cubana. Luego viajó a la ciudad de Santiago, donde visitará hoy el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona del país, antes de partir rumbo a Estados Unidos para cumplir hasta el domingo un periplo histórico.
En la multitudinaria misa que ofreció en Holguín, bajo un clima abrasador, el Papa destacó el esfuerzo que hace la Iglesia católica en un país donde menos del 10 por ciento practica esa fe. A la ceremonia asistió nuevamente el presidente Raúl Castro, quien como muchos de los asistentes utilizó un sombrero de paja para enfrentar el sol.
Francisco se despidió de Holguín, 760 kilómetros al este de La Habana, con un regalo especial: una bendición para toda la ciudad desde la Loma de la Cruz, una colina desde la que se mira toda la localidad.
"Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aun en los sitios más apartados, la presencia de Cristo", dijo el Papa argentino ante la muchedumbre congregada, que desafió el sofocante calor del oriente cubano para escucharlo.
Francisco elogió especialmente, en presencia del presidente Castro, las "llamadas casas de misión, ante la escasez de templos y de sacerdotes, que permiten a tantas personas poder tener su espacio de oración, de escucha de la Palabra (de Dios), de catequesis y de vida en comunidad" (ver recuadro).
En dicha isla de mestizaje y sincretismo religioso (cristianismo y cultos africanos), Fidel impuso el ateísmo en la constitución, pero en 1992 Cuba pasó a ser país laico y ya no hay discriminación contra los creyentes.
Tras estar enfrentada al gobierno comunista tras la revolución de 1959, en los últimos años la Iglesia ha recuperado espacio en la sociedad cubana y se convirtió en interlocutor privilegiado del gobierno de Raúl Castro.
Sin embargo, todavía la mitad de los curas católicos son extranjeros en Cuba.
Francisco llegó a la plaza tras un recorrido de unos 14 kilómetros en papamóvil desde el aeropuerto de Holguín, a donde llegó desde La Habana por la mañana.
"Vinimos a verlo porque lo queremos mucho por todo lo que ha hecho por la paz y por Cuba", dijo Norales Mendoza, de 45 años, quien trabaja de "custodio" (vigilante) en Guantánamo, en el extremo oriental de la isla, desde donde viajaron cientos de fieles durante nueve horas en autobús hasta Holguín.
"Francisco es el misionero que ahora va para Estados Unidos y quiere unificar a los dos pueblos", declaró Carlos Berejano, de la provincia de Granma, vecina de Holguín.
Holguín es célebre en Cuba por su emblemática cruz de cinco metros construida en 1790 en lo alto de una colina.
En este sitio simbólico llamado "la Loma de la Cruz", el Papa rezó al atardecer y bendijo la cuarta ciudad del país, que acoge por primera vez a un pontífice.
Holguín es también la región de la isla en donde desembarcó Cristóbal Colón en 1492, y fue en una bahía de esa provincia donde supuestamente apareció en 1612 la imagen de la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba, cuyo santuario se encuentra en Santiago.
Cuna de la Revolución. Tras bendecir Holguín, el Papa se dirigió a Santiago, el gran puerto del este, conocida en la épica revolucionaria cubana como la "ciudad heroica" y la "cuna de la Revolución", porque Fidel Castro anunció allí públicamente el 1 de enero de 1959 el triunfo de la revolución.
El pontífice llegó a Santiago por la tarde para reunirse con los obispos en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, muy venerada incluso más allá de los católicos.
El Papa dejará hoy Santiago de Cuba después de una misa final en ese santuario, para dirigirse a Estados Unidos.
Visiblemente cansado, con el rostro enrojecido por efecto del calor húmedo, Francisco multiplicó el domingo en La Habana los encuentros con los fieles, los religiosos, los jóvenes, el presidente Raúl Castro y su hermano Fidel.
La reunión con el líder de la revolución, que condujo el país durante medio siglo (1959-2006), fue discreta, como la que sostuvo con él Benedicto XVI en 2012. Se trató de "un encuentro muy familiar, muy informal" sobre temas mundiales, en especial sobre medio ambiente.
Por la noche, con aspecto agotado, Francisco habló brevemente que de costumbre con los jóvenes cubanos reunidos ante la catedral, animándolos a seguir "soñando".