El Papa Benedicto XVI dijo ayer que "el materialismo y el nihilismo difunden un sentido de la nada que tiende a intoxicar a la humanidad", pero "la nada no es la llegada definitiva de la existencia humana".
El Papa Benedicto XVI dijo ayer que "el materialismo y el nihilismo difunden un sentido de la nada que tiende a intoxicar a la humanidad", pero "la nada no es la llegada definitiva de la existencia humana".
En su mensaje Urbi et Orbi, tras la misa pascual, el Papa sostuvo que "el anuncio de la resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en que vivimos" y que "si se quita a Cristo y a su resurrección, no hay salvación para el hombre y toda esperanza suya se queda en ilusión".
"El sentido de la nada fue dominado por la luz y la esperanza que proceden de la resurrección", la cual "no es una teoría, sino una realidad histórica revelada por el Hombre Jesucristo mediante su «pascua, pasaje» que abrió una nueva vía entre la Tierra y el Cielo", agregó.
Habló del sismo.El Sumo Pontífice habló desde la galería de la fachada de la basílica de San Pedro. Durante el mensaje en italiano se dirigió de modo particular a "quienes sufren a causa del terremoto" que el lunes pasado causó muerte y destrucción en la región italiana de Abruzzo. "Que el Cristo resucitado guíe a todos por los senderos de la justicia, la solidaridad y la paz e inspire a cada uno sabiduría y valentía para seguir unidos en la construcción de un futuro abierto a la esperanza", sostuvo.
Además, al recordar su reciente viaje a Camerún y Angola, Benedicto XVI pidió "justicia para Africa" y el fin de los conflictos, la pobreza, la enfermedad y el hambre en ese continente.
Ratzinger afirmó también que la "reconciliación entre palestinos e israelíes es difícil", aunque es "necesaria" y "es la premisa para un futuro de seguridad común y de pacífica convivencia", por ello, exhortó a cumplir "nuevos esfuerzos, perseverantes y sinceros, para resolver el conflicto".
El Papa dio también ayer su saludo pascual en 63 idiomas ante una multitud reunida en la plaza San Pedro, que vivó a cada uno de los saludos.
En la vigilia el sábado, de tres horas, Benedicto lucía cansado y tenía su voz ronca.
Pero el pontífice, que cumple 82 años el jueves, parecía descansado durante la misa de ayer. Hoy viajará a Castel Gandolfo, en las colinas al sur de Roma, para unos días de descanso. l (Télam)