Para qué negarlo: es una época triste. Como un rayo que cae de improviso en una tarde luminosa, la pandemia llegó y cambió la vida de todos. Hay que esperar y aguantar, ser solidario y en lo posible feliz, y él lo sabe. Pero por más que lo sepa y también lo predique convencido a los demás, no siempre lo logra. Sobre todo, esa parte de la felicidad.