Los cuatro acusados del robo a la casa de la jueza Federal Sylvia Aramberri
actuaron con roles delimitados, pero no pudo probarse que integraran una banda. Así lo planteó la
Cámara Penal de Rosario al confirmar el procesamiento de todos ellos por el asalto, pero sin el
agravante de haber conformado un grupo delictivo organizado. Un cambio de calificación que no
modifica la pena que puedan recibir por el robo.
A partir de la medida de la Sala I de la Cámara Penal, integrada por Carina
Lurati, Atilio Pangia y un camarista de otra sala, cuatro personas irán a juicio por el asalto
cometido el martes 5 de enero en la casa de la magistrada, en Balcarce al 700. Los acusados son
tres hombres y una mujer que trabajaba como empleada doméstica desde hacía quince años en la casa.
Siguen presos y el tribunal les mantuvo la prisión preventiva.
El golpe fue cometido por dos hombres que se llevaron 5 mil dólares, 3 mil
pesos, dos relojes de oro y joyas. Los ladrones entraron por los fondos e inmovilizaron a las tres
empleadas domésticas que trabajaban en la casa. "Estaba barriendo la escalera y una mano me agarró
del cuello, me apoyó algo brilloso en la frente y me di cuenta de que era un arma de fuego", contó
una de las trabajadoras. El asaltante la condujo hasta la cocina, donde estaba otra mucama, y luego
hizo subir a ambas a la planta alta. "¿Dónde está el vestidor?", preguntó el ladrón en el camino.
Los asaltantes tenían el dato preciso de que en ese lugar estaban guardados los ahorros de la
familia.
En la planta alta las dos empleadas se encontraron con la tercera doméstica,
quien también había sido reducida y luego resultaría imputada en el caso. Sus compañeras contaron
que al subir la encontraron "tirada en el piso, con una camisa del doctor en la cabeza", en
referencia al esposo de Aramberri. Con las víctimas retenidas, los ladrones reunieron el dinero y
las joyas. Luego escaparon.
La sospecha. El primer dato que llamó la atención de los investigadores fue que
los ladrones habían entrado a la casa sin forzar ingresos. Según indicaron, todo comenzó aclararse
cuando una de las mucamas, Verónica Peger, evidenció dificultades para mantener un relato
coherente.
Sus compañeras contaron que antes del asalto se había encendido la alarma, pero
al recibir el llamado de la empresa de seguridad la mujer les suministró la clave para
desactivarla. Las dos empleadas contaron que Peger "estaba muy nerviosa, le castañeteaban los
dientes", y que mientras estaban encerradas "dijo que no tenía celular" pero al llegar el dueño de
casa apenas concluido el robo "le pidió el celular y ella se lo dio".
Finalmente, la empleada dijo en la Brigada de Investigaciones que le había
entregado las llaves de la vivienda a su novio, a quien había conocido cuando era chofer del
colectivo que la llevaba desde su trabajo a su casa, en Roldán. Allí la empleada vivía con su padre
discapacitado y su hijo de 5 años. Ella era el único sostén de la familia.
Contó que ese día su novio la había llamado para saber si se encontraban los
dueños y ella le respondió que no. A partir de su declaración, el mismo día la policía detuvo en
Roldán al remisero Héctor Cañete como organizador del golpe.
Los procedimientos se completaron con un operativo en el que fue recuperada una
medalla de oro con las iniciales de la jueza y que arrojó la detención de Hugo Silvero, de 32 años,
y de Alberto Romero, de 28, en dos viviendas de Ayacucho al 4000. Esos dos hombres fueron
procesados como los autores materiales del asalto. De acuerdo con la investigación, Cañete los
había contactado en la bailanta Mogambo y allí mismo les propuso el robo.
Los cuatro fueron procesados en marzo por la jueza Alejandra Rodenas bajo la
figura de robo calificado cometido con arma y en banda. Para la Cámara Penal, sin embargo, "no ha
sido acreditado que conformen una banda" en términos legales, es decir, tres o más personas con
organización y reparto de tareas para cometer un delito. Los camaristas evaluaron que sí hay
pruebas suficientes contra el grupo por su participación en el asalto que ahora se discutirá en un
juicio.