Una familia que buscaba a un hombre de 30 años que estaba desaparecido se enteró
recién un mes más tarde que había sido asesinado a golpes con un ladrillo en barrio Tablada e
incluso lo habían enterrado, pese a que en ese lapso nadie reclamó por él. Los familiares de Paulo
Germán Gómez recibieron la semana pasada la noticia de que el muchacho, que padecía un retraso
mental, había sido muerto a golpes. Tras un trámite en Tribunales, el viernes pasado recuperaron el
cuerpo y pudieron velarlo y enterrarlo en un nicho propio en el cementerio El Salvador.
"Queremos que alguien nos de una explicación", dijo con angustia Andrea Gómez,
hermana del muchacho fallecido, al contactarse el jueves pasado con LaCapital. Acababa de recibir,
de modo casual, la noticia de la muerte de su hermano. Un caso que este diario informó en su
edición del 31 de julio pasado.
A fines de agosto los familiares de Gómez habían radicado un pedido da
averiguación de paradero en una fiscalía de los Tribunales provinciales, sin ser informados
entonces del trágico final del muchacho. "Estuvimos un mes sin saber que había sido asesinado.
Fuimos a preguntar a la comisaría 11ª nos dijeron con una total falta de humanidad que mi hermano
estaba enterrado", comentó la hermana de la víctima.
La rutina en casos así. La policía, por su parte, señaló que el entierro de un
cuerpo que nadie reclama es un procedimiento usual y que las comisarías están autorizadas a hacer,
siempre que no exista oposición de la Justicia por ser necesaria una nueva autopsia. Una fuente del
juzgado de Instrucción a cargo de Raquel Cosgaya, que interviene en el caso, corroboró esa versión.
Señaló que si un cuerpo deja de ser elemento de prueba y no se presentan familiares se dispone el
entierro por "razones humanitarias". De todos modos los familiares realizarán hoy una presentación
en una fiscalía para que se investiguen "irregularidades".
Paulo Gómez tenía 30 años y padecía un retraso mental "de varios años" y
problemas neurológicos. Fue asesinado a golpes la noche del 29 de julio pasado en Necochea al 4200.
Los testigos contaron que el hombre iba en bicicleta y detrás de él pasaron otros dos en una moto,
quienes lo persiguieron y lo alcanzaron a los pocos metros.
Entonces uno de ellos se bajó de la moto y le dio a Gómez un rodillazo que lo
hizo caer al suelo. "Así que vos sos choro", le recriminó el atacantes, mientras le propinaba
golpes y patadas. La golpiza fue seguida por un brutal golpe en la cabeza con un ladrillo que le
hizo perder el conocimiento. Quedó tendido en el cordón de la vereda. Como tenía nueve sumarios por
intento de hurto la policía situó el caso como una venganza. Sus atacantes huyeron y hasta hoy no
fueron localizados.
Toda esa secuencia fue relatada por este diario el 31 de julio. Sin embargo, sus
familiares no se enteraron de lo que le había pasado hasta ahora. Paulo, según contaron, se había
ido de la casa cerca de dos meses atrás. Un vocero de la comisaría 11ª indicó que el muchacho solía
dejar su hogar por problemas de convivencia.
No obstante, su hermana y su padre siguieron en contacto telefónico con él.
Hasta que le perdieron el rastro. El 26 de agosto el padre del muchacho, Marcelino Gómez, solicitó
la averiguación de su paradero en una fiscalía. Pero en ese momento no le informaron que había sido
asesinado.
"Se nos dio por ir a buscarlo al refugio Sol de Noche (Beruti 3261). Salió un
chico que lo conocía y nos dijo que mi hermano había tenido un problemita y lo habían mataron a
ladrillazos", relató Andrea. Con esos datos acudió a la seccional 11ª, donde se enteraron que el
muchacho ya había sido enterrado.
"Nos dijeron que lo enterró la cochería Pocho Bernardo como prestación de un
servicio social, pero alguien dio la autorización y queremos que se esclarezca", reclamó. Los
familiares también cuestionan que no fueron informados del crimen. Admiten que el muchacho tenía
domicilio en el barrio República de la Sexta (donde vivieron hasta hace diez años), pero sostienen
que en ese barrio los conocen y podrían haber dado referencias de su nuevo domicilio en la zona
sur.
Qué dijo la policía. Desde la comisaría 11ª explicaron que la decisión de
sepultar a Gómez fue tomada allí a partir de un pedido del Instituto Médico Legal por la falta de
capacidad en la morgue.
El entonces subjefe de la seccional, Julio Brunelli, dijo además que al día
siguiente del crimen fue él mismo a buscar a los familiares de la víctima a Pasco al 80 bis, la
dirección que figuraba en su documento, pero se encontró con otra familia de apellido Gómez sin
vinculación con el muchacho fallecido.
"El día 15 de agosto lo enterramos. La Municipalidad se ocupó del traslado hasta
el cementerio La Piedad. Es un trámite habitual que la policía está autorizada a hacer",
explicó.